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Boletín UNAM-DGCS-617
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 30 de julio de 2021


Elena Zambrano González

Mariana Colmenares Castaño

LACTANCIA, TEMA PENDIENTE EN LA SOCIEDAD MODERNA

• Mediante la leche materna se adquieren bacterias intestinales benéficas, además de carbohidratos y hormonas, explica Elena Zambrano González
• Hasta finales del siglo XIX lactar era práctica común entre las mexicanas, destaca Ana María Carrillo Farga
• Mamá con la COVID-19 puede amamantar: Mariana Colmenares Castaño
• Encuesta Nacional de Salud y Nutrición revela que en 2019 el 28.6 por ciento amamantaban a su bebé en los primeros seis meses; la OMS establece como objetivo global 50 por ciento

Producida de manera natural, la leche materna es un alimento exclusivamente para el ser humano el cual aporta proteínas que fortalecen el sistema inmunológico y bacterias intestinales benéficas para el organismo; en el caso de la madre, la lactancia reduce la incidencia de casos de cáncer de mama o de ovarios, entre otros beneficios a la salud física y mental para ambos.

Pese a que en los últimos años se duplicó la cifra de mujeres que amamantan a sus bebés en los primeros seis meses de vida, México sigue rezagado en la materia a nivel internacional, por lo que se requiere de la participación de la sociedad para ayudar a las nuevas madres a fin de que sus hijos crezcan sanos y fuertes, coinciden especialistas de la UNAM.

En ocasión de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, a realizarse del 1 al 7 de agosto, destacan la necesidad de generar mayor conciencia social para que los neonatos cuenten con este alimento único.

Mariana Colmenares Castaño y Ana María Carrillo, académicas de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, así como Elena Zambrano González, del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) y del Posgrado en Ciencias Biomédicas de la UNAM, enfatizan que los primeros mil días de vida son cruciales para el resto de la existencia de la persona, pues es el periodo en el cual se programa el centro del apetito y saciedad; la lactancia es clave en este proceso.

Colmenares Castaño, académica del Departamento de Integración en Ciencias Médicas de la FM, destaca que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), en 2012 únicamente 14.4 por ciento de las mujeres daban a su bebé solo leche materna en los primeros seis meses de vida y para 2018-2019 esta cifra se duplicó a 28.6 por ciento.

La también investigadora comenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció a las naciones el objetivo de lograr la lactancia materna para, al menos, 50 por ciento de los niños.

“En Latinoamérica el más alto es Perú, que tiene alrededor del 70 por ciento de niños amamantados. La OMS y UNICEF tienen un registro de que el promedio mundial es del 40 por ciento, así que estamos atrasados”, afirma la socia fundadora de la Asociación de Consultores Certificados en Lactancia Materna de México.

Aun cuando las recomendaciones de la OMS, UNICEF, el Instituto Nacional de Salud Pública y demás organismos nacionales e internacionales sugieren realizar el contacto piel a piel (madre e hijo) al nacer, no separar los bebés de sus madres y proporcionar lactancia materna exclusiva directamente del pecho de la mamá, siguen registrándose casos en los cuales los separan y dan fórmulas de manera innecesaria, especialmente ahora ante la COVID-19.

“No hay evidencia científica que demuestre que la leche materna tenga virus que contagien al bebé. Los niños se han llegado a contagiar, pero por otros factores. En este tiempo lo que debemos hacer es regresar a los básicos, peguen al bebé con su mamá y con eso se reduce mucho el riesgo de contagio. Mamá con la COVID-19 puede amamantar”, enfatiza Colmenares Castaño.

Para la organizadora en nuestro país de la Fiesta Mexicana de la Lactancia+ The Big Latch on, en conjunto con UNICEF, compete a todos saber de lactancia para modificar las tasas a nivel nacional y “apoyar a una madre que sale a trabajar, que necesita un extractor de leche, por ejemplo; todos podemos aportar en este tema”.

Sus beneficios

Elena Zambrano González, investigadora del INCMNSZ, asevera que múltiples estudios comprueban que la leche materna es el mejor alimento para el neonato, pues es exclusivamente para el ser humano, lo produce la madre naturalmente, no requiere lavar y esterilizar biberones para ser suministrado.

“La lactancia tiene muchas ventajas tanto para la madre como para el neonato, pues establece una comunicación afectiva para ambos. En el caso del bebé, en los primeros cinco días, la composición química de la leche que recibe tiene gran cantidad de inmunoproteínas que lo ayudarán a fortalecer su sistema inmunológico, además de los valores nutricionales”, asegura la experta en nutrición materna.

Estudios revelan que la microbiota se establece en el bebé gracias a la lactancia materna; es decir, a través de la leche se adquieren bacterias intestinales benéficas, además de carbohidratos y hormonas necesarias para el neonato, añade la especialista en lactancia.

Además, a la madre le permite regresar a su peso original antes del embarazo y reduce la incidencia de casos de cáncer de mama o de ovarios, entre otros beneficios a su salud física y mental.

“Nuestra sociedad (mexicana) no ofrece todas las facilidades a las mujeres para que puedan dar lactancia exclusiva. Se necesita buscar medidas de salud pública que la favorezcan. Recurrir a fórmulas, no es lo ideal pero, por cuestiones laborales, la madre no debe sentirse culpable”, subraya Zambrano González.

¿Lactancia contraindicada?

Ana María Carrillo Farga, profesora titular del Departamento de Salud Pública en la FM, recuerda que hasta finales del siglo XIX alimentar a los hijos con leche materna era la práctica común en México, sin importar la clase social.

Sin embargo, de 1880 a 1915 los médicos comenzaron a definir a la alimentación de los infantes como un fenómeno complejo, especializado y científico, razón por la cual se impulsó la llamada alimentación “racional”, al igual que otras acciones como: no cargar a los bebés, evitar dormir con ellos, arrullarlos o cantarles.

“Sugirieron que la lactancia estaba contraindicada cuando la mujer estuviera debilitada, que sus pezones fueran demasiado pequeños o grandes, que ellas fueran irascibles, o que el niño permaneciera adherido al pecho por más de 20 minutos. En todos esos casos, los infantes debían ser alimentados con biberón”, menciona la investigadora.

A esto se sumó la desaparición de las nodrizas, a quienes se empezó a caracterizar como peligrosas, y fueron acusadas de abandonar a sus propios hijos. También se fomentó que la lactancia artificial podía tener ventajas sobre la leche humana.

“Es innegable que en este tránsito hubo una compleja interacción entre tecnología, ciencia, medicina, economía y cultura. Aún debe precisarse el peso que tuvieron en el éxito de la lactancia artificial el nacimiento de la pediatría, las prácticas hospitalarias, la voracidad de las compañías, el crecimiento de las ciudades y el ingreso de las mujeres a la fuerza laboral. No sería hasta los años 90 que el Estado mexicano intentaría revertir esta tendencia”, destaca la doctora en Historia.

Las especialistas coinciden en señalar que la leche humana es gratuita y no utilizarla implica el desperdicio de un recurso natural irremplazable, lo cual es especialmente valioso en tiempos de conflictos sociales o epidemias.

Este año la Semana Mundial de la Lactancia Materna se centrará en evitar la discriminación de las madres lactantes en todos los ámbitos, impulsando una cultura general de apoyo comunitario. Esta conmemoración fue instaurada oficialmente por la OMS y la UNICEF en 1992. Actualmente es un movimiento social exitoso que reúne a más de 120 países.

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