Boletín UNAM-DGCS-1083 |
Diego Chaparro Herrera |
SE RESISTE A DESAPARECER EL AJOLOTE DE XOCHIMILCO
• El desastre ecológico en los canales y el incremento de la temperatura disminuyen sus poblaciones: Diego Chaparro Herrera Aunque el ajolote de Xochimilco (Ambystoma mexicanum) se encuentra limitado de manera local, no se puede hablar de que esta especie esté por desaparecer, porque aún existe material genético y organismos en laboratorios que se utilizan para realizar investigación y reintroducirlo en esa zona, afirmó el investigador del Laboratorio de Microbiología Ambiental de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, Diego Chaparro Herrera. El académico universitario participa en el proyecto de investigación “Gestión e identificación de problemas clave en sitios seleccionados para la reintroducción sostenible del ajolote 2019-2022”, que busca restaurar el ecosistema en el cual se desenvuelve y las interacciones que tiene con otros organismos, por ejemplo con el zooplancton, fitoplancton y las macrófitas, a fin de modificar la calidad de los sistemas acuáticos. Chaparro Herrera indicó que como parte de la investigación, financiada por Earthwatch Institute, EY (organizaciones ambientales estadounidenses) y REDES (Restauración Ecológica y Desarrollo) se brinda asesoría a los chinamperos mediante talleres para cultivar sus hortalizas y plantas ornamentales, a partir de un enfoque más orgánico. Además, estas asociaciones les comparten estrategias de marketing para una adecuada y justa comercialización de sus productos para obtener mayores ingresos. También les otorgan recursos, como la instalación completa de baños secos o ecológicos, para que los desechos no se depositen en los sistemas acuáticos; y además les enseñan a utilizar estos residuos en el cultivo de sus plantas ornamentales, como el cempasúchil y la nochebuena. Eso es gratificante: conservamos el ambiente en Xochimilco y podemos empezar a trabajar la reintroducción, enfatizó Chaparro Herrera. Popular en el mundo Es un anfibio urodelo; es decir, está provisto de cola, tanto en estado larvario como en la adultez, y posee cuatro patas. Lo más importante es que 22 especies habitan en México, 17 de las cuales son endémicas de nuestro país, principalmente en el Eje Neovolcánico: los estados de Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, México, Querétaro, Michoacán y la Ciudad de México, precisó el investigador. Por su importancia cultural y científica, además de ser protagonista de múltiples investigaciones nacionales e internacionales, así como de museos en nuestra nación, libros, arte o emojis, se incluyó su imagen en los nuevos billetes mexicanos de 50 pesos. Incluso se convirtió en mascota popular en diversas partes del mundo, refirió. Sin embargo, el desastre ecológico en los canales de Xochimilco, en particular, y el incremento de la temperatura por el cambio climático, acaban con las poblaciones de esas especies, las cuales se reproducen en los meses de frío, aunque las variaciones del clima les afectan de manera sustancial. El investigador de la FES Iztacala explicó: “Hemos visto que ya resulta difícil reproducirlos en laboratorio, para ello debemos trasladar algunos organismos adultos del Ambystoma mexicanum hacia el norte del Estado de México (Tepotzotlán) en la comunidad de Cañada de Cisneros, en el centro Axolo-Tlali, donde el clima es un poco más frío y mejora la calidad del agua; empero, el ajolote de Xochimilco no es de esa zona”, subrayó el experto. Tepotzotlán es una región alejada de su hábitat natural y se observa, por ejemplo, que este organismo mantiene una flora bacteriana constante. No obstante, en Xochimilco esa microbiota los mata ya que el incremento de la temperatura en su hábitat natural provoca en ellos el crecimiento exponencial de bacterias, advirtió. En ese contexto, mencionó que el ajolote controlaba el desmedido crecimiento del fitoplancton en Xochimilco, pero hoy se enfrenta a la destrucción total de la red trófica debido al exceso de especies invasoras (tilapia y carpa, por ejemplo) y la contaminación del agua de sus canales, lo que casi acabó totalmente con las poblaciones del anfibio al momento de competir por el alimento y por el nicho. “Lo vemos reflejado, en la gran cantidad de color verde que tenemos en ese sistema acuático”. No hay quien regule esa contaminación, expuso, por lo que hemos llegado a este efecto que se denomina eutrofización del sistema acuático, que acaba totalmente con su estética y la calidad del agua. “Más de 18 años trabajando con el ajolote me han llevado a comprender que se ha hecho mucho para salvaguardar esta especie, pero aún se requiere mucho más: regular la calidad del agua y las especies invasoras, entre otros factores. Incluso, la misma presencia de los habitantes de la Ciudad de México influye en la afectación del ajolote de Xochimilco”, alertó el especialista universitario. Tlatoanis de Xochimilco Como parte de su colaboración con el Laboratorio de Análisis Ambientales de la Facultad de Ciencias y los organismos Earthwatch Institute, EY y REDES, acudieron a zonas exclusivas de San Gregorio Atlapulco, pueblo originario de Xochimilco, donde encontraron algunos organismos silvestres –a los que llamaron tlatoanis, porque son sangre pura–, que no se han mezclado con otras poblaciones, lo cual es un gran problema, afirmó Chaparro Herrera. Es decir, en las colonias que tenemos en los laboratorios de la FES Iztacala, Facultad de Ciencias, Xochimilco, en la Universidad Autónoma Metropolitana, Chapultepec, etcétera, prevalece una gran endogamia, lo que origina una recombinación genética que contribuye también a la pérdida del ajolote, detalló. Como consecuencia, encontramos especies vulnerables, genéticamente débiles. Por ejemplo, llama la atención la presencia del albino o “rosita”, el cual es reproducido para venderlo como mascota, aunque genéticamente no es viable, ni tampoco su uso para experimentos en laboratorio. Incluso, corre el riesgo de ser depredado por su color llamativo. “Para nosotros esa afectación es, precisamente, una recombinación genética entre parientes”. Puntualizó que resulta difícil determinar el número de ajolotes por metro cuadrado en las colonias. “Los tenemos por acuario, y en aquellos de 40 litros, por ejemplo, hay hasta cuatro organismos; mientras que en un ambiente natural, en un proceso de pesca de ocho de la mañana a tres de la tarde, con un chinchorro (técnica de pesca con redes) se pueden sacar hasta seis toneladas de carpa y tilapia, contra uno, dos o cero ajolotes”.
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