Con bajos salarios, falta de reconocimiento y  la posibilidad de eliminar el programa de Estancias Infantiles, las educadoras  iniciales en México (guarderías, estancias infantiles y jardín de niños)  enfrentan un panorama muy gris.
            Los niños no son el futuro del país, sino su  presente, y las educadoras son su primer contacto con el sistema educativo; aun  así, la remuneración por su labor es muy baja, y no siempre tienen una capacitación  adecuada, indicó Fernando Salinas-Quiroz, doctor en Psicología por la UNAM y  miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
            En el marco del Día de la educadora, que se  conmemora este 21 de abril para recordar al pedagogo alemán Federico Froebel  (1872), creador de la educación preescolar y del concepto “jardín de niños”, Salinas  Quiroz resaltó que la calidad de la relación educador-niño es trascendente para  el desarrollo de los pequeños.
            En estos centros, la educadora lee e interpreta  las señales de los niños, y al atenderlas en tiempo y forma, genera en ellos  una sensación de seguridad que se conceptualiza como apego seguro; es decir,  tienen una autoestima más alta, muestran autorregulación, toleran mejor la  frustración, su competencia social se optimiza, así como la confianza en los  demás y el éxito escolar, entre otras características.
            El especialista, integrante de la  vicepresidencia para América Latina de la Organización Mundial para la  Educación Preescolar, destacó que si bien este nivel de atención es considerado  obligatorio, no está regulado y queda a cargo de instituciones de asistencia  social. “Entonces se concibe como algo de segunda”.
            Además, las guarderías han sido pensadas como  un sitio donde sólo se da de comer a los niños, o donde se “guardan”,  vulnerando sus derechos a la atención educativa de calidad, al enfocarse sólo  en los derechos laborales de sus padres.
            Sin  regulación
            El ganador del Premio Nacional Silvia Macotela  2015 por su tesis desarrollada en la UNAM, resaltó que la falta de regulación  ha dado como resultado que muchos pequeños sean atendidos por personas que, en  el mejor de los casos, son puericulturistas o asistentes educativas; es decir,  tienen una carrera técnica, no una formación universitaria y especializada.
            A esto se aúna que la educación inicial se ve como  una profesión feminizada, por lo tanto es intrascendente cuánto ganan quienes  se dedican a ella. “Las educadoras están presentes con el objetivo de formar a  los niños, pues son lo más importante; pero si son tan importantes, ¿por qué  invertimos tan poco en ellos?”, cuestionó.
            Más allá de compararnos educativamente con  naciones como Finlandia, países similares a México como Uruguay, Colombia o  Argentina han demostrado que una mayor atención a este nivel es clave para  forjar mejores ciudadanos.
            “Los niños formulan sentidos sobre el mundo que  los rodea, por lo que son también productores de cultura, pero vivimos en un  mundo profundamente adultocéntrico, que  además impone estereotipos de género: los niños al fútbol y las niñas a la  cocinita y a cuidar bebés. Hay mucho por hacer, y es momento de cuestionar qué  se hace en este nivel educativo, porque aquí se sientan las bases para  socializar, compartir con otros y pertenecer a un grupo”, finalizó Salinas Quiroz.
            —oOo—