Además de reducir la esperanza de vida, el alto consumo de azúcares también puede afectar la capacidad reproductiva de ésta y de futuras generaciones, sugiere un estudio encabezado por Juan Miranda Ríos, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM.
El especialista revisó los efectos del alto consumo de azúcares en el organismo utilizando como modelo de estudio al gusano Caenorhabditis elegans (C. elegans), que comparte 60 por ciento de sus genes con los del humano, especialmente los que tienen un equivalente en el control de la producción y utilización de azúcares y grasas.
Esto permitió a Miranda Ríos y su equipo (formado por el estudiante Jonathan Alcántar Fernández, con la colaboración de Rosa E. Navarro y Ana María Salazar) observar los efectos no sólo en la generación que consume azúcares en altas cantidades, sino en sus descendientes, en los que encontró una reducción en la capacidad de reproducción de hasta 50 por ciento.
Muchos de los genes de C. elegans son homólogos a los del humano, y su metabolismo de carbohidratos, como de lípidos, es exactamente igual. En ellos se observó un desajuste por la ingesta de azúcar, proceso que se reflejó en las siguientes generaciones, aunque ya no estuvieran expuestas al azúcar, resaltó.
“Pensando en que vivimos en una sociedad que consume dietas altas en carbohidratos, es importante contar con modelos biológicos que nos permitan dilucidar y entender a nivel molecular lo que ocurre. Aunque no lo parezca, este gusano se asemeja mucho a nosotros”, comentó el investigador en la Unidad de Genética de la Nutrición del IIBm, localizado en el Instituto Nacional de Pediatría.
El estudio, publicado recientemente en la revista PLoS ONE, ofrece la oportunidad de visualizar los efectos del alto consumo de azúcares en más de una generación, seguimiento difícil de realizar en el humano.
Pandemia de obesidad
En México uno de cada tres niños en edad escolar y adolescentes tienen sobrepeso y obesidad, mientras que en los adultos se llega al 70 por ciento. Nuestro país ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo de adultos. Además, para 2030 este mal afectará la salud de mil millones de habitantes del planeta.
Estudios indican que entre los años 2000 y 2016 este problema de salud provocó la muerte de un millón 200 mil personas en nuestro país, sobre todo por las dietas altas en carbohidratos y la vida sedentaria.
Esto lleva a afecciones como las cardíacas y la diabetes tipo 2 que, según datos de la Secretaría de Salud, son causa del deceso de al menos 80 mil mexicanos al año, añadió el universitario.
En la investigación, Miranda Ríos y su equipo también encontraron que los gusanos alimentados con altas cantidades de azúcar (que provocan una acumulación en el organismo equivalente a la que se encuentra en la sangre de un paciente diabético sin tratamiento) vivieron casi la mitad que aquellos que no la consumían.
Pero uno de los resultados que más llamaron la atención de los especialistas fue que las tasas de fertilidad en las siguientes generaciones se redujeron, y había problemas como la muerte de las madres.
C. elegans pone hasta 200 huevecillos en su vida, explicó el universitario, pero dos generaciones posteriores, los gusanos con dietas altas en azúcar no rebasaron los 100; además, “varios de éstos no son expulsados, se quedan al interior de la madre hasta hacerla, literalmente, explotar”.
Esta investigación, concluyó el experto, permitirá diseñar fármacos más eficientes para controlar químicamente los cambios que se desencadenan ante los altos niveles de consumo de azúcares.
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