De diciembre a marzo se registran las  concentraciones más altas de polen en la atmósfera, que pueden ser de hasta tres  mil 500 granos por metro cúbico de aire.
            Se habla mucho de los contaminantes químicos,  de gases y de partículas PM2.5 y PM10; sin embargo, existen otras, biológicas, como  las proteínas que contiene el polen, que pueden causar una reacción de hipersensibilidad  o alergia y potencian el riesgo para la salud, señaló María del Carmen Calderón  Ezquerra, coordinadora de la Red Mexicana de  Aerobiología (REMA) de la UNAM.
            Por ello, junto con el académico del Instituto  Politécnico Nacional (IPN) y especialista en alergología, Guillermo Guidos  Fogelbach, planteó la necesidad de que así como se determinan contingencias por  contaminación, también existan las polínicas.
            Guidos Fogelbach explicó que uno de cada seis  mexicanos presentará en un momento de su vida algún impacto a la salud  relacionado con una enfermedad alérgica. Dentro de ese tipo de padecimientos,  los más importantes son aquellos que afectan las vías respiratorias, como rinitis,  asma, conjuntivitis y sus asociaciones.
            Precisó que los síntomas alérgicos se confunden  con gripales, asociados a factores virales o infecciosos. Tal es el caso de la congestión,  escurrimiento, estornudos y comezón en la nariz, o sibilancias –sonidos  producidos cuando hay mucha congestión–, tos o falta de aire, además de signos vinculados  a la garganta, como irritación, cosquilleo y carraspeo.
            Una manera de distinguir las alergias, resaltó,  es mediante una sintomatología recurrente, con más de dos episodios al año.  Para  disminuir las molestias es  importante no realizar actividades físicas en los horarios de mayor  polinización, conducir con las ventanillas del auto cerradas, no abrir las  ventanas en casa, realizar higienes nasales con lubricantes y acudir al  alergólogo.
            En conferencia de medios, señaló que 60 por  ciento de las enfermedades alérgicas se vinculan a sustancias del medio  ambiente, como el polen y los ácaros del polvo. “Es relevante conocer qué  sustancias biológicas respiramos en cada región, y poder así determinar las  causas de los síntomas en cada paciente para brindarle un tratamiento adecuado;  por eso, la REMA tiene un papel primordial”.
            En tanto, Calderón Ezquerra, también  investigadora del Centro de Ciencias de  la Atmósfera (CCA), refirió que el incremento en la entrada  de pacientes a urgencias en los hospitales en enero y febrero coincide con la  época de floración de los fresnos (Fraxinus),  cipreses, juníperos (familia Cupressaceae) y ailes (Alnus), que son de los árboles con polen más alergénico.
            En Ciudad Universitaria, ejemplificó, hay  alrededor de nueve mil árboles de Fraxinus,  y en el Bosque de Chapultepec una cantidad similar. “Están por toda la urbe y  con ellos se reforesta”. Por eso, la experta y sus colaboradores de la REMA ya  trabajan en una propuesta alternativa de árboles para sembrar en las diferentes  zonas de la ciudad y el área metropolitana, menos perjudiciales para la  población afectada.
            A lo largo del día hay variación en las  concentraciones de alérgenos polínicos. A partir de las 10 de la mañana se  registra un incremento de pólenes en el aire (provenientes de árboles causantes  de alergias), que se prolongan durante toda la tarde y hasta las 8 o 9 de la  noche, por lo que es recomendable que las personas más susceptibles eviten  hacer ejercicio o la exposición directa.
            La REMA, que pronto cumplirá 10 años de  monitoreo continuo de los alérgenos polínicos, cuenta con siete estaciones en  la Ciudad de México y dos en el Estado de México; a ellas se ha sumado  recientemente Sonora y Sinaloa. La meta es que todo el país esté monitoreado.
            Para quienes son sensibles, ésta es la época  más difícil porque muchos árboles comienzan a florear y empieza la liberación  de pólenes. A ello hay que sumar la cantidad de partículas inorgánicas, gases  de efecto invernadero y todo tipo de contaminantes, mencionó la experta. 
            En marzo y abril florecen los encinos, que  también son muy alergénicos, y luego, en época de lluvia, los pastos y otras herbáceas,  resaltó en la Sala de Videoconferencias del CCA.
            Se debe tener en cuenta que además de la  vegetación presente en la Ciudad de México, en los alrededores, como el Cerro  de las Cruces o el Ajusco, existen bosques de pinos, encinos y Cupressaceas, y  que el viento transporta sus pólenes de un lugar a otro.
            Finalmente, Guidos Fogelbach explicó que 60 por  ciento de pacientes alérgicos son sensibles al fresno. Cuando las  concentraciones de ese polen son muy altas, más de 90 por ciento de la  población susceptible presenta síntomas y 40 por ciento de ellos podría  presentar una crisis respiratoria importante.
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