Marco Antonio Romero Martínez, alumno de origen mazateco, relata que su padre es originario del municipio oaxaqueño de Huautla de Jiménez, famoso por ser el hogar de María Sabina; ahí, el señor Baldomero Romero Carbajal conoció a esta mujer sin saber que años más tarde el menor de sus hijos también se interesaría por los hongos, al grado de hacerlos el tema central de su tesis.
En la Sala de Exámenes Profesionales de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, campus II, de la UNAM, el joven de 24 años defendió su trabajo experimental para obtener el grado de licenciado en Química Farmacéutico-Biológica (QFB), pues entre sus planes está “ocupar un sitio en el área de productos alimenticios o farmacéuticos, y si es posible, en control de calidad de microorganismos y conservación de lactobacilos. Después consideraré hacer la maestría”.
Sobre su proyecto, titulado Implementación de un método de crioconservación en capilar para hongos miceliales no patógenos, señaló que “la idea fue colaborar con los laboratorios de microbiología general a fin de que los alumnos dispongan de cepas, pues en estado puro son caras. Con la estrategia empleada podrán hacerlo en todo momento”, comentó.
Para justificar esta propuesta a nivel teórico y práctico, el universitario ensayó en el Laboratorio 1 de la Unidad Multidisciplinaria de Investigación Experimental Zaragoza (UMIEZ) y perfeccionó una vía de preservación con frío cuya clave es mantener esporas en tubos.
Así, mediante leche descremada en congelación —un crioprotector que evita daños a las membranas celulares— fue factible mantener los hongos miceliales (también llamados filamentosos) en periodos de hasta 180 días.
Una carrera que engloba distintas disciplinas
Marco Antonio decidió estudiar QFB “pues nunca he creído en una química pura y esta carrera involucra un poco de todo: biología, farmacéutica y sector salud, entre otros aspectos”, explicó.
En la conclusión de sus estudios, el apoyo del Sistema de Becas para Estudiantes de Pueblos Indígenas y Negros de México fue crucial para el joven; la subvención fue concedida por el Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) y la recibió desde que estudiaba en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Oriente.
Para obtener el título invirtió cinco años en las aulas de la FES Zaragoza y 12 meses en la redacción de su tesis (los cuales compaginó con su servicio social en la UMIEZ).
Los padres del universitario llegaron de Oaxaca a la colonia Del Carmen, en el Valle de Chalco, hace 25 años, y Marco Antonio nació en 1992, en la Ciudad de México. En esta ocasión la familia Romero Martínez volvió a desplazarse a la capital para presenciar la graduación del más pequeño de sus hijos.
El jurado estuvo integrado por Rubén Marroquín Segura, José Luis Mora Guevara, Yolanda Flores Cabrera, Patricia Vidal Millán y Manuel Orduña Sánchez.
Sobre la obtención del título, el universitario fue enfático al señalar: “No hay mejor regalo que ser un egresado de la UNAM”.
—oOo—
Conoce más de la Universidad Nacional, visita:
www.dgcs.unam.mx
o sigue en Twitter a: @ComunicaUNAM_MX
.jpg)
