Boletín UNAM-DGCS-512
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INDISPENSABLE, CAMBIO
TECNOLÓGICO Y AHORRO ENERGÉTICO
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Representa un costo del uno a tres por ciento
del PIB del planeta, afirmó el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina-Pasquel Henríquez
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Naciones en vías de desarrollo son ejemplo de
disparidad social; grupos poblacionales consumen 20 ó 30 veces más energía de
lo necesario para una vida confortable, señaló Adrián Fernández Bremauntz, de
la Semarnat
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De los
recursos primarios que se extraen de la naturaleza, se usa menos del 40 por
ciento de su energía, el resto se pierde en la trayectoria, dijo Pablo Mulás
del Pozo, del Consejo Mundial de Energía, capítulo México
Existen estudios serios que indican el potencial de los
países emergentes para mejorar sus economías, y de los desarrollados para
continuar con su nivel de vida, pero con uso de nuevas tecnologías y ahorro
energético. El costo de esos cambios es relativamente modesto, de uno o hasta
tres por ciento del PIB del planeta, afirmó en la UNAM el Premio Nobel de Química 1995, Mario
Molina-Pasquel Henríquez.
Es claro que el costo de no tomar acciones en torno al tema
sería mucho mayor, sostuvo el miembro del Consejo de Asesores de Ciencia y
Tecnología del presidente de EU.
Al participar en la mesa redonda ¿Luz o sombra? El futuro de la
energía, dijo que parte de la solución del problema tiene que ser un
aumento en el costo de la energía que contamina al planeta, responsable por
emisiones.
La discrepancia entre los niveles de vida de los habitantes
del orbe es enorme, lo mismo que el reto para lograr que tres cuartas partes de
la población en países en desarrollo tengan uno aceptable; pero eso no será
posible “copiando el desarrollo económico que hemos tenido en el pasado”,
sentenció el científico.
El también presidente del Centro Mario Molina para Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio
Ambiente, manifestó su optimismo: “tenemos tecnologías para hacer los cambios
profundos que se necesitan. Es un reto enorme para al sociedad hacerlos, pero
no podemos esperar otra generación”.
Gran parte de la energía que se consume no es sustentable, y
uno de los graves problemas que enfrenta el planeta es el cambio climático,
resultado del uso de combustibles fósiles. “Eso implica que se acabará el
petróleo y, mucho antes, la atmósfera”.
La utilización de la energía nuclear o eólica es sólo una
parte, porque este problema requiere una solución integral, sentenció en la
Biblioteca Mexicana de la Fundación Miguel
Alemán.
En la mesa, organizada por la Asociación de los Amigos del Instituto Weizmann, Adrián Fernández Bremauntz, presidente del Instituto Nacional de Ecología de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, mencionó que en muchas sociedades se hace un uso diferente de los recursos, especialmente de la energía, donde el promedio por habitante es menor, mediante la aplicación de tecnologías disponibles hace mucho tiempo pero, sobre todo, valorando la conservación del entorno.
Naciones en
vías de desarrollo como México, Brasil o India, son ejemplo de disparidades
sociales al interior, donde grupos de población tienen un consumo energético 20
ó 30 veces mayor de lo necesario para llevar una vida confortable.
Eso
significa que se requiere capitalizar las tecnologías existentes, pero sobre
todo un cambio de paradigma, para reducir el impacto humano en el ambiente.
Se debe
lograr que las sociedades sean más eficientes, que usen menos energía por
unidad de producción e individuo, y para que la que se produzca se obtenga de manera
sustentable, añadió Fernández Bremauntz.
En torno a
las fuentes renovables como la solar y eólica, ha habido un avance considerable
y se ha optimizado su manejo. La segunda, señaló, es competitiva con las
fósiles, a las que se favorece porque parecen ser más baratas, pero no incluyen
costos como el impacto a la salud o el cambio climático, finalizó.
A su vez, Pablo Mulás del Pozo, director ejecutivo del
Consejo Mundial de Energía, capítulo México, dijo que el concepto de
sustentabilidad tiene aspectos físicos que tienen que ver con el ambiente, pero
también sociales y económicos. Significa que se deben utilizar los recursos y
los procesos más eficaces para satisfacer las necesidades de la población.
En la actualidad, recordó, hay más de mil 600 millones de
personas en el mundo que no tienen acceso a energías comerciales. Se estima que
para el 2020 serán más de dos mil millones en esas condiciones, aunque la
población en general debería disponer de satisfactores que hagan su vida
razonablemente adecuada. Continuar en la trayectoria actual de consumo
energético sería un desastre, sentenció.
De los recursos primarios que se extraen de la naturaleza,
abundó, se usa menos de 40 por ciento de la energía que contienen, el resto se
va en pérdidas a lo largo de la trayectoria, expuso Mulás.
En el futuro, no sólo se incrementará la demanda eléctrica,
se enfrentará también el “envejecimiento” de la infraestructura, que deberá ser
reemplazada.
Por ello, se requiere el uso de alternativas como la energía
solar; México es uno de los países que más la utiliza, pero no se contabiliza.
Así ocurre, por ejemplo, con más de medio millón de metros cuadrados de
calentadores solares de agua.
Por último,
David Cahen, director científico de la Iniciativa de Investigación en Energía
Alternativa Sustentable del Instituto Weizmann
de Ciencias, indicó que el planeta requiere en conjunto 14.5 terawatts (un
terawatt equivale a un billón de watts). En 40 años, esa cifra se incrementará,
por lo menos, al doble o triple.
Hoy, los más
de seis mil millones de personas en el orbe no viven de manera sustentable ni
se considera a las siguientes generaciones. “Vivimos como si fuéramos los
últimos en habitar el planeta”. No obstante, existe una responsabilidad general
de hacer lo posible para asegurar la existencia en el futuro, concluyó el
científico israelita.
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Foto 1.
Gran parte de la energía que se consume no es sustentable, y
uno de los problemas que enfrenta el planeta es el cambio climático, resultado
del uso de combustibles fósiles, señaló Mario Molina, premio Nobel
de Química 1995.
Foto 2
Pablo Mulás, director ejecutivo del Consejo Mundial de
Energía, capítulo México, dijo que la sustentabilidad tiene aspectos físicos que
tienen que ver con el ambiente, pero también sociales y económicos.