Boletín UNAM-DGCS-404
Ciudad Universitaria
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EN RIESGO DE
PRESENTAR SÍNDROME DE MUERTE SÚBITA, 0.5 POR CIENTO DE RECIÉN NACIDOS
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Reyes Haro Valencia, académico de
·
Madre adolescente o mayor a 40 años;
fumadora, bebedora o drogadicta; complicación en la gestación o traumatismo al
nacer, los factores de riesgo, entre otros
En México se estima que
del 0.2 al 0.5 por ciento de los recién nacidos está en riesgo de presentar
síndrome de muerte súbita, que consiste en el deceso repentino de un neonato
aparentemente sano, afirmó el académico de
La prevalencia de la también llamada “muerte de cuna” es igual en niños
y niñas, y se considera un trastorno del sueño porque ocurre cuando los bebés
están dormidos y presentan apneas (interrupción de la absorción de aire), que
ocurren porque el neonato no tiene un control adecuado de la respuesta
respiratoria, precisó.
Cuando se obstruye el paso del aire a la garganta se tiende a roncar
como un indicador de lo que sucede, pero los bebés no hacen ese ruido difícil
percatarse que dejan de respirar, indicó el especialista en neurofisiología
clínica.
Estudios realizados en
La apnea que presenta el neonato se denomina “central”, porque su
origen es el sistema nervioso central, concretamente el cerebro que controla
las funciones vitales del cuerpo. Por ello, se afirma que presenta cierta
inmadurez que puede provocar la muerte súbita, o también ocasionar daños en su
desarrollo físico e intelectual, destacó.
Esa falta de madurez se presenta en el tallo cerebral, estructura donde
se ubica el control de la respiración y de la frecuencia cardiaca; cuando en
algunos neonatos no ha madurado lo suficiente el control de esa respuesta,
dejan de respirar, abundó.
Haro Valencia mencionó que el mayor número de casos de síndrome de
muerte súbita se presenta en los dos primeros meses de vida; no obstante, hay
reportes que indican decesos hasta el cuarto mes de vida.
Para el noveno mes, los menores están prácticamente fuera de peligro. Por
lo regular, si después del primer año dejan de respirar hacen un movimiento
similar al que se realiza cuando se jala aire para sumergirse en el agua,
explicó.
En el bebé, precisó, una apnea larga puede durar hasta 30 segundos y
repetirse varias veces mientras duerme; en ese momento descienden
los niveles de oxígeno, el corazón empieza a latir de manera pausada y es
cuando puede ocurrir un paro respiratorio.
El especialista indicó que es posible sospechar cuando un niño tiene
riesgo de sufrir este trastorno si en casa sus cuidadores se percatan que dejó
de respirar, sea por el cambio de coloración de su piel (morado) o porque
presenta movimientos raros, o si en los hospitales detectan una disminución en
la oxigenación.
Factores de riesgo
Si la madre es adolescente o mayor de 40 años, el pequeño tiene mayor
predisposición a la muerte de cuna; también aumenta el riesgo si fue fumadora,
bebedora o consumió alguna droga o medicamento en los primeros meses de
embarazo. Las posibilidades se incrementan si hubo alguna complicación en la
gestación o si se presentó algún traumatismo o infección al momento de nacer,
señaló el especialista en neurociencias.
La vulnerabilidad aumenta, dijo, si los bebés son prematuros; mientras
más pequeños sean, mayor es el riesgo porque todavía no se han establecido
muchas respuestas fisiológicas que deberían desarrollarse en el vientre materno,
acotó.
Si hubo casos previos en la familia, el médico está obligado a estudiar
los nuevos nacimientos para descartar el síndrome porque hay predisposición
genética.
El desarrollo de la medicina del sueño y la clínica de primer mundo con
la que cuenta
Cuando se detectan posibles casos son remitidos a
Adicionalmente, con un video se observa la conducta del bebé mientras
duerme, se registra lo que ocurre para obtener un diagnóstico preciso y saber
si tiene apneas, su duración y frecuencia. Una vez diagnosticado, se prescribe
un medicamento para estimular la respiración, recalcó.
En casos graves, cuando bajan dramáticamente los niveles de oxígeno,
además de los fármacos, ese gas se suministra de manera artificial, detalló.
También, comentó, se enseña a los padres a tener los cuidados
necesarios, a no alarmarse, a saber qué hacer y, sobre todo, se les indica la
mejor postura para dormir, pues hacerlo boca abajo limita los movimientos de
tórax y, aunado al contacto con la superficie, limita más la respiración.
Acostar a los neonatos de lado o boca arriba es favorable, a menos que exista
alguna contraindicación como reflujo gastroesofagico,
aclaró.
Normalmente, concluyó, el tratamiento dura seis meses y para dar de
alta al bebé se hace un estudio-control para determinar si está fuera de
peligro.
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FOTO 01.
La prevalencia de la muerte de cuna
es igual en niños y niñas, y se considera un trastorno del sueño porque ocurre
cuando los bebés duermen, dijo el director de
FOTO 02
La “muerte de cuna” sucede cuando
los bebés están dormidos y presentan apneas, que acontecen porque el neonato no
tiene control adecuado de la respuesta respiratoria.