Boletín UNAM-DGCS-352
Ciudad Universitaria
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del boletín
CREAN TERAPIA
QUE AUMENTA
Científicos de
El tratamiento
consiste en añadir el medicamento gemcitabina a un régimen de quimioterapia
(con otro fármaco denominado cisplatino) y radioterapia.
Con este nuevo
esquema, se incrementa nueve por ciento absoluto –con respecto a los métodos
estándar–, la posibilidad de que una paciente en esa fase de la enfermedad siga
viva a tres años de la detección; de ser así, la probabilidad de sanación es
alta, aunque podrían darse casos excepcionales de recaídas, aclaró el
universitario.
El cáncer
cervicouterino es el segundo padecimiento más diagnosticado y la segunda causa
de muerte por carcinomas en mujeres a nivel mundial, con más de un cuarto de
millón de decesos anuales, y alrededor de cinco mil en México.
Las altas
estadísticas ocurren aunque es una enfermedad 100 por ciento evitable si se
cuenta con un programa adecuado de detección y se impide que los tumores hagan metástasis,
aclaró Dueñas.
La importancia de
este estudio en su fase III, realizado entre pacientes de diversos países en
vías de desarrollo, no sólo radica en que se demuestra que la gemcitabina
añadida a la radiación con cisplatino ofrece mejores resultados que las
terapias tradicionales, sino que es la primera vez que una investigación de
este tipo, encabezada por instituciones mexicanas (UNAM y el INCan), marca la
pauta de un nuevo tratamiento a escala mundial.
Este padecimiento
afecta en mayor medida a mujeres en naciones subdesarrolladas, donde los
programas de detección son deficientes y 70 por ciento de las enfermas son
diagnosticadas cuando ya están en etapas localmente avanzadas y requieren radio
y quimioterapia.
El estudio
multicéntrico fase III se realizó en Argentina, Bosnia/Herzegovina, India,
México, Pakistán, Panamá, Perú y Tailandia, con el patrocinio de la empresa
farmacéutica Eli Lilly y el apoyo del International
Network for Cancer Treatment and Research, con sede en Bélgica.
Se comparó la
supervivencia, con y sin progresión del cáncer, en 515 pacientes seleccionadas
al azar; 256 de ellas recibieron tratamiento estándar (cisplatino-radioterapia)
y 259 el nuevo esquema (cisplatino-radioterapia-gemcitabina). Se comprobaron
los resultados positivos, que ya se habían visto en un estudio previo con
pacientes del INCan.
Luego de un
seguimiento de cuatro años, se observó que la supervivencia sin progresión (sin
la enfermedad) fue de 65 por ciento para quienes recibieron el tratamiento
convencional, y 74 por ciento para las receptoras de la nueva terapia. En cuanto
a la supervivencia en general, 78 por ciento de las mujeres que recibieron gemcitabina
lo logró, contra 69 por ciento del otro grupo.
Para mejorar el tratamiento, relató
Alfonso Dueñas, se realizaron diversos estudios con ese medicamento –que desde
hace años se usa para tratar cáncer de páncreas, pulmón, mama y vejiga–, in
vitro y clínicos; se demostró que era un excelente agente “radiosensibilizador”
y que potencia el efecto de la radiación, pero también del cisplatino.
El experto indicó
que se desconocen con precisión los mecanismos moleculares de la interacción
entre la radiación y la quimioterapia; lo que sí se conoce, es que la primera
induce daño indirecto a la molécula de ADN de las células, por la producción de
radicales libres de oxígeno.
Cuando eso
ocurre, la célula echa a andar mecanismos de reparación del ácido desoxirribonucleico, pero entonces se suma la quimioterapia, que
también lo daña; el deterioro resulta letal. Esta terapia combinada aumenta las
posibilidades de que la célula maligna muera y se controle el tumor.
En el estudio
inicial, fase II, realizado en el INCan, se comparó el uso de
cisplatino-radiación contra cisplatino-radiación-gemcitabina; los resultados incitaron
a plantear a la compañía farmacéutica la investigación multicéntrica, fase III,
donde “nuestras instituciones participaron de manera decisiva”, explicó.
Dueñas González
resaltó que otro aspecto importante es que el cisplatino es un medicamento de
quimioterapia económico, y la gemcitabina es accesible, por lo que el
tratamiento estará al alcance de la población y, por ende, se espera que alrededor
del mundo aumente el número de mujeres que se curen con este procedimiento.
El nuevo esquema
es un poco más tóxico que el estándar, porque disminuye en mayor medida los
glóbulos blancos y rojos, y las plaquetas; además, aumentan las náuseas y la
diarrea; “sin embargo, cuando el beneficio es tan importante y la toxicidad se
puede manejar adecuadamente, se acepta pagar el precio”.
En la mayoría de
los casos, esos efectos secundarios son agudos y ocurren sólo en el
tratamiento, que dura alrededor de 70 u 80 días, lapso en el que la paciente se
siente cansada y débil, como en cualquier quimioterapia, acotó.
Los resultados del
estudio fueron presentados por el universitario en el Congreso de
Mientras tanto,
se espera que este procedimiento se empiece a aplicar, a la brevedad posible,
en el INCan y en otras instituciones del país y del mundo. No obstante, Alfonso
Dueñas concluyó que la solución para el cáncer cervicouterino no es un nuevo tratamiento,
sino hacer exitosos los programas de detección temprana para lograr la
disminución de los casos localmente avanzados.
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Foto 1
El cáncer
cervicouterino es una enfermedad100 por ciento evitable si se cuenta con un
programa adecuado de detección y se impide que los tumores hagan metástasis,
dijo Alfonso Dueñas González, del IIBm de
Foto 2
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Científicos
de