12:30  hrs. 14 de Diciembre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-786

Ciudad Universitaria

 

 

Maritza Caicedo Riascos

Pie de fotos al final del boletín

 

LOS MIGRANTES MEXICANOS MUY LEJOS DE LOS SALARIOS DE BLANCOS NO-HISPANOS

 

·        El tiempo de residencia en Estados Unidos es un factor que determina sus condiciones laborales, aseguró la académica del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), Maritza Caicedo Riascos

·        Sin embargo, no han logrado los beneficios que tienen los trabajadores nativos blancos no-hispanos, aseguró

·        Éstos últimos, reciben 16.7 dólares por hora, en comparación con un mexicano de reciente arribo, que percibe 8.7 dólares; mientras que uno de tercera generación gana 12.8 dólares

 

En Estados Unidos, existen diferencias radicales entre los mismos paisanos, pues el tiempo de residencia en aquel país es un factor que determina las condiciones laborales de los inmigrantes e influye para mantener o desaparecer desventajas económicas.

 

Sin embargo, aunque con el tiempo logran superar algunas desigualdades salariales, no han obtenido los beneficios que tienen los trabajadores nativos blancos no-hispanos, aseguró la académica del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, Maritza Caicedo Riascos.

 

Muestra de ello es que un mexicano que ha vivido menos de 10 años en la nación vecina –considerado de reciente arribo–, suele realizar los trabajos que tienen menor valor social para esa población, es decir, el 52.8 por ciento de ellos labora como obrero en la industria, en la construcción, o en mantenimiento, dijo.

A diferencia de los mexicanos considerados de tercera generación, que nacieron en EU, pero que se identifican de origen mexicano, ocupan el 25.9 por ciento en esos sectores.

 

Mientras que de los nativos blancos, sólo el 20.6 por ciento es obrero. La razón, explicó, es que el 38 por ciento suele obtener los empleos mejor remunerados, pues son contratados como ejecutivos y sólo el 4.2 de mexicanos de reciente llegada puede acceder a ellos, indicó.

 

Esta situación provoca que varíen los ingresos percibidos. Los blancos no hispanos reciben 16.7 dólares por hora; en comparación con un mexicano recién incorporado, que percibe 8.7; mientras que uno de tercera generación, 12.8.

 

Ante el panorama, es evidente que las condiciones laborales de los migrantes dependen, en buena medida, del tiempo que lleven de radicar en ese país; no obstante, la situación nunca llega a igualarse con respecto a la población nativa blanca, señaló.

 

También, destacó que existen diferencias entre ellos mismos, pues las mujeres reciben menores ingresos en comparación con los varones. El salario que reciben las féminas nativas, con relación al que percibe el sexo opuesto, es de 14.4 dólares por hora; en cambio, para las mexicanas de reciente arribo el pago es de 7.2 dólares, y 12.1 para las de la tercera generación.

 

Esta situación demuestra que existe discriminación en el mercado laboral por el género, sin importar la escolaridad.

 

El 55 por ciento de los hombres estadounidenses cuentan con estudios a nivel de preparatoria, mientras que en las mujeres es del 56 por ciento, abundó.

 

En el caso de los inmigrantes de reciente llegada, el porcentaje se coloca en 10 y 14 para hombres y mujeres, respectivamente. Sin embargo, para la tercera generación, el 36.7 de los hombres y 37.3 de las mujeres cuentan con estudios superiores.

 

Desde el punto de vista económico, la teoría de las preferencias en el mercado laboral indica que el empleador es conciente de la discriminación que ejerce hacia determinados trabajadores, y aunque esa situación provoca un costo para la empresa, está dispuesto a asumirlo. Por tanto, aunque los individuos cuenten con los mismos niveles de productividad, unos recibirán salarios superiores a otros, aseguró.

 

Esa diferencia genera una mayor oferta de mujeres en faenas tradicionalmente femeninas, en consecuencia, a mayor oferta, los salarios son inferiores. Además, señaló, la tasa de desempleo para las trabajadoras inmigrantes recientes es de 8.3 y para los hombres de 3.8 por ciento.

 

De acuerdo al Censo de Población y Vivienda de los EU, en 1970 había 866 mil 38 inmigrantes mexicanos viviendo en aquel país. De 1970 a 1980 se incrementó la cantidad a dos millones 243 mil 655, con una tasa de crecimiento de 9.5 por ciento anual. En el periodo de 1980 a 1990, la cantidad se duplicó, con un total de cuatro millones 409 mil 33 y con una tasa de crecimiento de 6.8 por ciento, y de 1990 al 2000, fue de nueve millones 318 mil 787, y una tasa de 7.5.

 

Además, según la Encuesta Continua de Población, los mexicanos que radican en la nación vecina constituye más del 50 por ciento de los inmigrantes latinoamericanos y caribeños, y han crecido significativamente, pues en 1970 la población era de el 45.6 por ciento; en 1980, del 50.7 por ciento; en 1990, del 51, y en el 2000, alcanzó el 57.1.

 

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Foto 01.

 

Maritza Caicedo, del IIS de la UNAM, señaló que la situación laboral de los migrantes mexicanos en EU mejora con el paso del tiempo, pero nunca llega a igualarse con la de los nativos “blancos”.