06:00  hrs. 31 de Octubre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-686

Ciudad Universitaria


Arturo Olvera Chávez

 

Pie de foto al final del boletín

 

COLABORAN UNAM E INC, EN ESTUDIO DE PRÓTESIS CARDIACAS

 

·          Su costo podría reducirse a una décima parte y los diseños serían apropiados a las patologías de los mexicanos, dijo el investigador del IIMAS, Arturo Olvera Chávez

·          Un equipo de universitarios recibió la propuesta para desarrollar un modelo y hacer el pronóstico de durabilidad de esos dispositivos

·          Con ayuda de las matemáticas, los investigadores obtuvieron un primer pronóstico de las causas por las que falla una prótesis

 

Científicos de la UNAM e integrantes del Instituto Nacional de Cardiología (INC), encabezados por Alejandro Juárez, colaboran en el estudio y posible desarrollo de prótesis cardiacas, de costos reducidos y con diseños apropiados para las patologías de los mexicanos, afirmó Arturo Olvera Chávez, académico del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS).

 

El INC, a donde acuden pacientes de escasos recursos, debe erogar dos mil dólares por cada prótesis, pero si la propia institución las elaborara, el costo se reduciría significativamente y además se desarrollaría un conocimiento propio.

 

Se requiere del desarrollo de protocolos, que incluyen pruebas biológicas, mecánicas, estáticas y de esfuerzo; por ello, los expertos de ese Instituto, encabezados por Alejandro Juárez, jefe de Prótesis Cardíacas, acudieron a la Universidad.

Así,  matemáticos  del IIMAS y físicos del Instituto de Investigaciones en Materiales, formaron un grupo interdisciplinario para abordar el problema.

 

Los universitarios recibieron la propuesta para desarrollar un modelo y hacer el pronóstico de durabilidad de las prótesis, explicó el científico en el marco del I Coloquio de Matemáticas, organizado por la Facultad de Ciencias (FC).

 

En el auditorio Carlos Graef de esa entidad, al referirse a ¿Cuánto puede durar una prótesis cardiaca?, expuso que con ayuda de las matemáticas es posible desarrollar modelos sencillos, que capturan los mecanismos relevantes y, así, permite entender procedimientos que parecieran complejos.

 

Con esas aplicaciones, los universitarios han obtenido un primer pronóstico de las causas por las que falla una prótesis cardiaca; han determinado que el anillo elástico que la sostiene puede cambiar, cualitativa y cuantitativamente el tiempo de ruptura del dispositivo.

 

“Si es lo suficientemente elástico, puede aumentar 30 por ciento la vida de una válvula”, aseguró. Además, un tejido de la válvula que no supere cierto umbral de elongación, permanecerá sano un mayor tiempo.

 

Olvera recordó que cuando las válvulas aórticas y ventriculares están dañadas, se deben cambiar por prótesis; las primeras que se desarrollaron fueron mecánicas, a principios de los años 60, y funcionaban con esferas que al subir y bajar, cerraban el flujo de sangre.

 

Luego, esas bolitas se sustituyeron por tapas rígidas, que también se abrían y se cerraban. Sin embargo, “estas prótesis presentan problemas graves, como la formación de trombos, porque producen turbulencia en la sangre. De ese modo, el paciente vive el resto de su vida tomando anticoagulantes”, explicó.

 

En tanto, las válvulas biológicas tienen la virtud de imitar a las reales. Se fabrican con pericardio bovino –cuyas propiedades son parecidas al tejido humano–, que se cose sobre un anillo rígido, y luego se pone una cubierta de dacrón, que también se fija al músculo cardiaco.

Trabajan a una gran presión, la de la sangre, equivalente a 80 y 120 milímetros de mercurio, en caso de gente sana, y de hasta 300 en enfermos de hipertensión, abundó.

 

Se “echan a perder”, principalmente, por calcificación; entonces se rompen y dejan de funcionar. Eso también ocurre en las válvulas naturales, pero por tratarse de tejido vivo tienen cierta capacidad de regenerarse. Pero en el caso de las prótesis el tejido está muerto, aunque sea biológico y porque sufre un daño irreparable por acumulación de calcio.

 

Al no existir en la literatura modelos de largo plazo  (10 a 15 años),   se empezó desde cero. Se usaron matemáticas sencillas, pero no triviales que guiaron la formulación del modelo hasta hacerlo predictivo, relató Arturo Olvera.

 

Tomando en cuenta aspectos como la mecánica, el modo de fijar la prótesis al músculo cardiaco, la captación del calcio, las variaciones en el tiempo, la presión y flujo sanguíneo constante, y la histéresis –fenómeno que provoca un cambio en el comportamiento mecánico y el rompimiento de tejido–, se desarrollaron las ecuaciones y el modelo de funcionamiento de la válvula.

 

Así, se concluyó que la escasa elongación del tejido produce poca histéresis, pero también calcificación reducida; eso indica que un estiramiento que no supere cierto umbral, mantiene un tejido sano; si esas variables son contrarias, se llegará a un punto de ruptura y se producirá una falla de la válvula.

 

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FOTO 01.

Miguel Lara, Arturo Olvera y Lourdes Esteva, en el I Coloquio de Matemáticas, organizado por la Facultad de Ciencias de la UNAM.