Boletín UNAM-DGCS-597
Ciudad Universitaria
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LAS CUCARACHAS, MONARCAS
DEL PLANETA
Las cucarachas son las
monarcas del planeta, pues lo habitan desde hace 350 millones de años; son
fósiles vivientes y han desarrollado vías evolutivas que, prácticamente, las
han hecho inmunes. Esa ventaja les permitió adaptarse a todos los fenómenos
ocurridos en las distintas eras geológicas por las que ha atravesado
Además, su éxito
reproductivo las ha convertido en una plaga nociva, pues contienen 40 bacterias
en el organismo, que pueden provocar la muerte del ser humano o animales. No
obstante, son utilizadas para experimentos, remedios curativos y, quizá, en un
futuro sean el alimento del hombre, dijo la investigadora del Instituto de
Biología (IB) de
En la antigüedad,
explicó, esos insectos medían, aproximadamente,
Otra mejoría de
adaptabilidad es su capacidad omnívora, pues necesitan poco alimento y pueden
comer todo lo que encuentran a su paso, como polvo de concreto, pegamento,
herrumbre de fierro; "son perfectas, aunque la gente las odie",
agregó.
No tienen límites,
pueden vivir en los lugares más chics,
como restaurantes lujosos, hasta en el caño y en las grietas de coladeras; lo
único que les interesa es alimentarse y reproducirse. Aunque prefieren sitios
cálidos, repletos de desechos de comida.
Además, dijo, la bolsa
en donde depositan sus huevecillos, ooteca,
es una estructura dura, del tamaño suficiente para no ser devorada por
depredadores; también contiene feromonas de repulsión, para evitar que otros
animales se acerquen, y tiene capacidad para 50 crías, dependiendo de la
variedad.
Existen unos cuatro
mil 500 tipos, la mayoría de campo, de distintos tamaños y colores; suelen
alimentarse de plantas o frutos. Sin embargo, 12 especies citadinas son una
plaga nociva, por el medio contaminado en el que se desarrollan, pues deambulan
entre desechos putrefactos.
Las cucarachas
perjudiciales y comunes que habitan en las urbes representan el 0.5 por ciento
del total; las más frecuentes son
Las cucarachas, un
foco de infección
Por su parte, el
también investigador del IB, Enrique
Mariño Pedraza, abundó que entre las enfermedades provocadas se encuentran la disentería
por Shiagella, abscesos causados por Staphylococcus, infecciones entéricas
por Salmonella, inoculación
urogenitales por Escherichia coli;
lepra por Mycobacterium leprae, y
peste por Pasteurella pestis.
Algunas también fungen
como hospederos intermediarios de ciertos helmintos (gusanos) y de huevecillos
de éste tipo de parásitos, entre ellos el Taenia
saginata, Ascaris Lumbricoides y Ancylostoma duodenale.
Estos insectos caseros
suelen caminar sobre los alimentos, dejando detritos (residuos putrefactos);
además, tienen la costumbre de regurgitar la comida parcialmente digerida, o de
secretar sustancias por medio de glándulas odoríferas. No obstante, para ser
consideradas dañinas deben habitar en grupos grandes, puntualizó.
Las cucarachas pertenecen al orden Blattaria,
y su cuerpo se divide en tres partes: cabeza,
tórax y abdomen. En la primera sección, se ubican los ojos, que son compuestos
y les permiten ver de noche; también tienen un par de antenas largas y
delgadas, con 15 mil órganos sensorios y sustancias químicas, que les ayudan a
identificar el clima, el ruido y a depredadores.
Cuentan con un poderoso aparato bucal masticador, con mandíbulas
grandes y filosas;
En el tórax tienen tres pares de patas delgadas y espinosas, por lo que
son ágiles y veloces sobre casi cualquier superficie. En el abdomen nacen las
alas, coriáceas o duras, al igual que su cubierta (cutícula). Abajo están las
alas membranosas, que van plegadas, y cuando se abren los miembros delanteros,
las de atrás se expanden y pueden emprender el vuelo.
Todas las especies tienen alas, pero algunas no suelen utilizarlas,
pues no lo necesitan y son menos desarrolladas, resaltó.
Pueden presentar el
fenómeno de partenogénesis, la fertilización de los huevecillos sin la
presencia del macho, como un mecanismo de defensa, prevención y sobrevivencia.
Tienen tigmotaxia o tendencia a permanecer en contacto (adherente), así se
sienten seguras. Otra cualidad es que excavan y anidan en la tierra y, por
ello, aunque se elimine a los ejemplares adultos, perduran las ootecas.
Resistentes y
adaptables
Son tan resistentes que
pueden permanecer 15 días en el refrigerador, con una temperatura de menos
cuatro grados centígrados; “cuando se les saca siguen vivas, después de 20
minutos empiezan a mover sus antenas, las patas, se enderezan y huyen”, detalló
Ramos-Elorduy.
La capacidad de
adaptación les permite vivir sin comer dos o tres meses y se mantienen en un
estado de diapausa (detención de desarrollo); pueden permanecer un mes sin
tomar agua, pues absorben la humedad de los alimentos. Por si fuera poco,
sobreviven dos semanas sin cabeza.
“Comen lo que sea,
pues en el tubo digestivo tienen simbiontes que les ayudan a digerir los
alimentos; como todos los insectos, secretan antibióticos en su cutícula
(exoesqueleto), así que no son atacadas por ningún hongo o bacteria”, abundó.
El bolo alimenticio
pasa por la faringe y por una molleja con dientes, ubicada en el estómago; ahí,
mediante contracciones, lo aprietan hasta hacerlo pequeño, y después pasa al
resto del intestino.
Su periodo de vida es
de seis u ocho meses, y su resistencia se debe, en gran medida, al mismo uso de
insecticidas, así que para eliminarlas “no hay nada mejor que un buen pisotón;
otra solución es la limpieza escrupulosa en lugares donde se almacenan
alimentos, principal causa de congregación”, expresó la académica titular C de
tiempo completo.
Si se utilizan
químicos, es recomendable rociar sólo las orillas de las paredes, o el cuerpo
del insecto. Otro método es el control biológico, que consiste en atraerlos con
cebos para capturar un grupo que será esterilizado; luego de liberarlos,
competirán con las poblaciones naturales.
Pueden ser benéficas
Sin embargo, también
se deben reconocer sus beneficios. Hace un año, se realizó un experimento ruso,
en el que se envió al espacio una cucaracha, para analizar los efectos de la
microgravedad; de igual manera, serán utilizadas para saber si hay vida
terrestre en otros planetas, por medio de robots que tienen la apariencia de
estos bichos; asimismo, su anatomía ha sido utilizada para experimentos de
robótica.
Julieta Ramos-Elorduy
ha recorrido, junto con un grupo de académicos, comunidades del país, para
registrar los remedios curativos fabricados a partir de esta especie,
analizarlos y registrarlos en tablas su uso medicinal.
Se utilizan en
infusiones, hervidas, secas o en polvo contra el asma, la tos, enfermedades
intestinales, hemorroides, para remover la sangre, disminuir hidropesías,
esterilidad, úlceras, garganta hinchada y para ayudar a una condición débil,
cáncer de riñón y frialdades febriles, entre otras.
La académica comentó
que en las prácticas de campo conviven con etnias que cultivan cucarachas, como
en Zongolica, Veracruz. Ahí, les ponen un costal lleno de piedras como hábitat,
les rocían maíz para que crezcan sanas y fuertes, y las consienten, “pues las
consideran insectos limpios y sabrosos”.
En el IB de
Su cultivo debe ser
higiénico y controlado, se pueden consumir en pasteles o galletas, pues son una
alternativa de sustento, alto en proteínas. “Son una comida completa, no pude
resistir la tentación, las cociné y las comí; son sabrosas, grasosas y
crujientes. En un futuro serán una alternativa”, aseguró.
La raza humana desaparecerá del planeta Tierra, pero las cucarachas
seguirán con vida; han soportado fenómenos geológicos, incluso son resistentes
a las bombas nucleares, por su adaptación morfológica, fisiológica, etológica y
ecológica. Son organismos perfectos, concluyó.
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Foto 01
La capacidad de
adaptación de las cucarachas les permite sobrevivir sin alimento tres meses,
uno sin tomar agua, y dos semanas sin cabeza, puntualizó Julieta Ramos-Elorduy,
del IB de
Foto 02
Enrique Mariño
Pedraza, investigador del IB, señaló que las cucarachas pueden fertilizar sus
huevecillos sin necesidad de un macho, como mecanismo de defensa, prevención y
subsistencia.
Foto 03.
Existen cuatro
mil 500 especies de cucarachas. La mayoría son de campo y se alimentan de
plantas y frutos; sólo 12 variedades citadinas son nocivas, por el medio
contaminado en que se desarrollan.