Boletín UNAM-DGCS-590
Ciudad Universitaria
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Son las más ubicuas, antiguas
y, en términos de su aportación a la función del ecosistema, las más
importantes, afirmó el investigador del CIECO de
Las
micorrizas, agrupación de hongos, constituyen la simbiosis más importante de la
naturaleza, la más ubicua, la más antigua y, en términos de su aportación a la
función del ecosistema, la más importante, afirmó el investigador posdoctoral
del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIECO) de
El 95 por ciento de los vegetales están
micorrizados, y se ha comprobado que la colonización del medio terrestre fue
por la asociación de las protoplantas con los hongos.
Entonces no tenían sistemas radiculares
(raíces) desarrollados, y parte de la absorción de nutrientes se hacía por la relación
con hongos; se trataba de uniones elementales, pero con el tiempo se hicieron
más complejas. Algunos grupos lograron especificidad, y otros diversificación,
apuntó el científico.
En
el seminario Sistemática, ecología y aprovechamiento de hongos
ectomicorrizógenos en México, efectuado en el auditorio del Jardín Botánico del
IB, sostuvo que las micorrizas se clasifican en función a dos aspectos: cómo
interaccionan y en qué tipo de hospedero o planta están presentes. De ese modo,
existen ectomicorrizas, arbusculares y ericoides, entre otros.
Los ectomicorrizógenos (HECM), abundó,
no son sólo hongos comunes del bosque que se ven con fructificaciones, sino un
grupo más amplio, que incluye a miembros de los basidiomicetes y ascomicetes.
Como objeto de estudio, no son un grupo natural, sino funcional.
Los hospederos son familias como las
citáceas, pinos y fagáceas, entre otras. De hecho, muchas de esas plantas y
árboles son micoheterótrofas, es decir, se alimentan a través de los hongos.
Originalmente,
recordó el científico, se creía que el hábitat de las ectomicorrizas eran los
bosques templados; no obstante, recientemente se han detectado en zonas
tropicales. En América, por ejemplo, muchas leguminosas pertenecen a ese género.
A
pesar de su importancia, en México no existen estudios sobre esas asociaciones
de hongos en la selva baja caducifolia, sin importar que sea alta la
probabilidad de encontrarlos en ese medio, señaló.
Roberto
Garibay explicó que la asociación ectomicorrízica se basa en un contacto íntimo
entre las hifas del hongo; se trata de estructuras vegetativas que están por
debajo del suelo, y se adhieren a las raíces de las plantas, alrededor de las
cuales generan estructuras llamadas manto, mientras que otras penetran en
espacios intercelulares de la corteza.
Además,
se ha demostrado que los micelios o masa de hifas, conectan a muchas plantas
entre sí; “bajo el suelo hay un continuo de filamentos y un flujo constante de
agua y nutrientes. A todo ese sistema se le llama redes ectomicorrízicas”.
La
importancia biológica radica en la transferencia de nutrientes (como fósforo,
nitrógeno, azufre, sodio y potasio). Las plantas sin micorrizar crecen menos, y
cuando las condiciones ambientales son tensas por falta de agua y nutrientes, las
asociaciones de hongos cobran relevancia.
La
sobrevivencia de las plántulas en condiciones de estrés puede pasar de cero a
90 por ciento, si cuentan con esas estructuras y de lo contrario mueren.
Ese
hecho se relaciona con
Los
HECM, además, permiten la transferencia de agua, brindan protección activa
contra patógenos, la desintoxicación del suelo de metales pesados, y la reducción
de estrés.
Por
largo tiempo, expuso, se dijo que las plantas compiten por luz, agua y espacio,
y se trepan unas en otras, pero ahora se sabe que comparten los fotosintatos y
los nutrientes, incluso entre especímenes diferentes.
Por
todo ello, afirmó, las ectomicorrizas aumentan la productividad forestal,
aseguran la germinación y la conexión con el árbol madre, además de ayudar al establecimiento
y sobrevivencia. De igual modo, las redes micorrízicas evitan la erosión, dan
estabilidad al suelo y funcionan como factor homeostático en el sistema,
precisó el universitario.
Roberto
Garibay estudia esos hongos en la cuenca de Cuitzeo, Michoacán, donde pretende
conocer la biología, ecología y genética de las especies, para determinar
acciones de reforestación y aprovechamiento.
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Foto 1.
Las asociaciones de hongos aumentan
la productividad forestal, aseguran la germinación y la conexión con el árbol
madre; además evitan la erosión y dan estabilidad al suelo.
Foto 2
Antes se creía que las plantas competían
por luz, agua y espacio, ahora se sabe que comparten los fotosintatos y
nutrientes, dijo Roberto Garibay, investigador del CIECO de la UNAM.