Boletín UNAM-DGCS-559
Centro Cultural Universitario Tlatelolco
Pie de fotos al final del boletín
GRAN SÍMBOLO DE
·
Resaltó el emérito
del Instituto de Investigaciones Sociales de
·
Participó en el
ciclo de conferencias magistrales 40 años del
movimiento estudiantil del 68
·
Ese año, ha dejado
una triple herencia: la derrota, la transición y la contracultura, agregó
El movimiento de 1968 es el gran símbolo de la
democracia en México, afirmó el emérito del Instituto de Investigaciones
Sociales (IIS) de
La
represión de los estudiantes, recalcó, fue “un acto de barbarie” que dejó un
rescoldo de amargura en lo más profundo del sistema político mexicano.
Al participar en el ciclo de conferencias
magistrales 40 años del movimiento estudiantil del 68, organizado por
El embrión del cambio, destacó, fueron las
modestas demandas democráticas de aquellos seis puntos del pliego petitorio de
los estudiantes, que reclamaban la libertad de los presos políticos, la
derogación del delito de disolución social y la renuncia de varios jefes policiacos.
Ese año, refirió, ha dejado una triple
herencia: la derrota, la transición y
También, expuso, es la señal que marca el
inicio de una época de transformación y el símbolo de una atractiva
cristalización cultural que se inició en los años 50 y se prolongó hasta
finales de los 70.
En el colmado auditorio
El mundo escindido en dos bloques político–militares desaparece y la democracia se extiende a
grandes porciones del planeta, externó. La cultura y,
en los años 60, la contracultura, significó una inyección de vitalidad, de
energía iconoclasta, de experimentación sexual, y de inventiva musical y
literaria.
La mitología política, precisó, suele retratar
a la izquierda como un segmento que ha quedado rezagado y no vive a la altura
de los nuevos tiempos.
Esta corriente política arrastra muchos rasgos
antiguos que convendría enterrar, manifestó. Incluso, esta situación ha hecho
pensar que se volatilizan los límites entre la izquierda y la derecha, sobre
todo después de la quiebra y desaparición del bloque socialista.
Entonces, el investigador se cuestionó el
entendimiento de la supervivencia del “viejo capitalismo” y la derrota del
nuevo socialismo; cómo distinguir entre lo antiguo y lo nuevo.
El sistema autoritario estaba herido, aunque
el proceso de putrefacción política duró 20 años y las elecciones
presidenciales de 1988 mostraron que el autoritarismo agonizaba, el sistema se
había resquebrajado y el priísmo se había dividido.
El fraude electoral endémico en México negó el triunfo a la izquierda.
Hubo que esperar otros 12 años para que el
país entrase de lleno a una fase democrática. Aunque el año 2000 ganó la
derecha, las causas remotas de la transición se encuentran en el lejano
movimiento estudiantil de izquierda.
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FOTO 01.
El integrante del
Instituto de Investigaciones Sociales de