
|
13:45 hrs. 27 de Junio de 2008
|
Boletín UNAM-DGCS-420
Ciudad Universitaria

Olivia
Sarahí Ángeles Cornejo
|

|
Pie de foto al
final del boletín
REQUIERE MÉXICO REINTEGRAR,
EN MANOS DE LA EMPRESA
ESTATAL, LA INDUSTRIA PETROLERA
- La investigadora del IIEc de la UNAM,
Sarahí Ángeles, dijo que la iniciativa de reforma lleva a la
desintegración total de Pemex
- El académico de la FI,
José Ángel Gómez,
calificó de alarmante la situación de la petroquímica, en el último día
del Debate Universitario sobre la Reforma Energética
- Alejandro Anaya Durand, profesor de la
Facultad de Química, propuso impulsar el desarrollo de la petroquímica a
través de actividades específicas
- El
mercado nacional de petroquímicos asciende a
20 mil millones de dólares al año, señaló Alejandro Villalobos, académico de
la FQ
La iniciativa de reforma energética busca la desintegración total de
Pemex; sin embargo, lo que México requiere es reintegrar la industria petrolera
en manos a la empresa estatal, como en otros países, aseguró la integrante del
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Olivia Sarahí Ángeles
Cornejo.
Además, subrayó que frente a esa iniciativa, la Universidad Nacional
cuenta con la masa crítica y el
capital humano especializado, para presentar una propuesta
alterna, en el último día del Debate Universitario sobre la Reforma Energética,
celebrado en el auditorio Raoul Fournier
Villada de la Facultad
de Medicina.
Si lo que se busca es el interés nacional, no se puede aceptar una medida
que prioriza a las empresas privadas, fundamentalmente extranjeras, precisó la
investigadora en la
mesa Petroquímica, transporte, almacenamiento y distribución
de hidrocarburos y derivados, moderada por el director del Instituto de
Física, Guillermo Monsiváis Galindo, y relatada por el titular de la Facultad de Ciencias,
Ramón Peralta y Fabi.
La iniciativa, señaló la economista universitaria, establece que Pemex
y sus organismos subsidiarios, previo permiso, podrán otorgar a los sectores
social y privado las actividades de transporte, almacenamiento y distribución
de gas de los productos que se obtengan de la refinación y de los petroquímicos
básicos.
De esa manera, abundó, se trata de una reforma que lleva a la desintegración
de Pemex y de la industria petrolera. Si se privatizan los ductos, el
almacenamiento y la distribución, se cortarán los nexos que vinculan las fases
del sector.
En ese sentido, el académico de la Facultad de
Ingeniería (FI), José
Ángel Gómez Cabrera, consideró que la situación de la
petroquímica es alarmante, pues Pemex tiene 16 de 40 plantas petroquímicas
fuera de operación, es decir, casi 50 por ciento están paradas por falta de
competitividad, de mercado o de materia prima.
El cierre obedece a
que su operación no genera ingresos suficientes para cubrir ni siquiera los
costos variables, por lo que esta área de Pemex debe enfocarse a mejorar su
desempeño, para elaborar un grupo selecto de productos, y realizar inversiones
o alianzas.
Por otro lado, el
especialista de la UNAM
explicó que lo “sobresaliente” de la iniciativa radica en que los mexicanos toman
conciencia de que “son privilegiados” por tener una industria petrolera
sustentable, fuerte y sólida, que existe en pocos lados. Con la reforma, se
abrió la “caja de Pandora”, y después de 70 años de la expropiación, el pueblo
de México se entera que tiene una de las empresas del ramo más importantes del mundo.
En su momento, el
profesor de la Facultad
de Química (FQ), Alejandro
Anaya Durand, propuso impulsar el desarrollo de la
petroquímica a través de actividades específicas, al considerar prioridad nacional
el desarrollo de esa industria con un marco regulatorio claro, transparente y
simplificado. “Establecer reglas que faciliten la integración de cadenas
productivas y la actualización tecnológica de las instalaciones”.
Además, indicó, es
indispensable establecer una estrategia de desarrollo a largo plazo; “es
imperativo hacer una nueva definición de la misión y la visión que se tendrá en
los próximos 15 años en el sector energético”.
Este nuevo concepto,
insistió, debe incidir en todo México y precisar lo que se busca a futuro: ser un
país importador de gasolinas, productos petroquímicos y gas natural, o uno
desarrollado que proporciona valor agregado a sus recursos primarios, al
producir bienes competitivos para el exterior.
Por último, el catedrático de la FQ, Alejandro Villalobos Hiriart, comentó
que el cambio de la estrategia prioritaria que tenía el desarrollo de la
industria petroquímica, desde 1958 hasta 1996, cuando se reformó la Ley Reglamentaria
del artículo 27 constitucional, ocasionó que Pemex Petroquímica dejara de ser
el motor nacional de ese sector.
De esa forma, abundó, la participación de esa subsidiaria ha disminuido
fuertemente hasta proporcionar sólo nueve por ciento de la demanda nacional. En
la actualidad, el mercado
interno asciende a 20 mil millones de dólares anuales. “Sin embargo, estamos
dejando a la industria petroquímica al garete e importando cada vez más
productos de alto valor agregado”.
Asimismo, el químico de la
UNAM concluyó que no se le proporciona a los hidrocarburos la
importancia que potencialmente tienen y sólo se venden como energéticos, para
que otros los procesen, comprando posteriormente los derivados a un precio
mayor.
–o0o–
FOTO 01.
Aspecto de la mesa Petroquímica,
transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados, en el
último día del Debate Universitario sobre la Reforma Energética
en la UNAM.