Somos responsables de construir una sociedad libre de violencia y acoso escolar
• De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022, en México 3.3 millones de jóvenes de entre 12 a 17 años dijeron haber sido víctimas de acoso escolar en los últimos 12 meses
• Las y los alumnos reproducen en las aulas patrones de maltrato y dominación que sufren en otros espacios, indica Lorena Irazuma García Miranda
• Estamos inmersos en una cultura que recurre a la violencia porque no logramos regular nuestras emociones, manifiesta Karla Cervantes Bazán
• Las expertas comentaron acerca del tema en ocasión del Día Internacional contra el Bullying o Acoso Escolar, que se conmemora el 2 de mayo
La violencia escolar es una muestra más de la descomposición del tejido social y urge que los adultos promovamos la tolerancia, el respeto, la diversidad, sobre todo, que comprendamos y enseñemos que no es legítimo defender los derechos a golpes, maltratando, excluyendo, afirma la académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, de la UNAM, Lorena Irazuma García Miranda.
“Todos somos responsables de tener una sociedad libre de violencia”, añade con motivo del Día Internacional contra el Bullying o Acoso Escolar, que se conmemora el 2 de mayo.
Hay quienes señalan a la escuela como la responsable de esta problemática, pero en la mayoría de los casos las y los alumnos reproducen en las aulas los patrones de maltrato y dominación que sufren en otros espacios. “Los agresores aprenden a serlo en alguna parte, imitan estilos de convivencia”, asegura.
En tanto, la académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, Karla Cervantes Bazán, llamó a los adultos a romper con discursos y prácticas que la normalizan y analizar la propia regulación emocional, cómo resolvemos los problemas. “Estamos inmersos en una cultura que recurre a la violencia porque no logramos regular nuestras emociones”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022, en México había 11.7 millones de personas de 12 a 17 años que asistían a la escuela. De ellos, 28 por ciento -3.3 millones de estudiantes- dijeron haber sido víctimas de acoso escolar en los últimos 12 meses.
El 55.9 por ciento reveló haber sufrido burlas o apodos que no le gustan u ofenden; 16.8 por ciento reportó que lo han obligado a hacer algo que no quiere y 29.1 por ciento señaló que le han pegado, empujado o amenazado.
También 17.8 por ciento expresó que le han hecho bullying por no tener celular, tablet o videojuego, y 15.3 por ciento comentó que han publicado o le han enviado comentarios, fotografías o videos ofensivos.
Las expertas de la UNAM explican que el acoso escolar consiste en conductas o agresiones reiteradas de uno o un grupo de alumnos contra un tercero; pueden ser físicas, psicológicas con el fin de que la víctima dude de sus capacidades, se sienta inferior.
Existe el riesgo de que se incremente y termine en lesiones mayores. “Lamentablemente hay ocasiones en que nos damos cuenta de que las y los alumnos eran víctimas de bullying hasta que toman una decisión, por ejemplo, de suicidarse”, asegura Lorena Irazuma García.
Cultura del buen trato
Ante una situación de acoso escolar los docentes, padres de familia, y en general los adultos, deben atender tanto a la víctima como al agresor pues ambos enfrentan situaciones de riesgo, subraya Cervantes Bazán.
En la mayoría de las ocasiones se apoya a la víctima mientras que al alumno o alumna que ejerce agresión se le suspende, expulsa o segrega. “En muchas ocasiones también la está pasando mal porque proviene de un ambiente de malos tratos, donde se siente amenazado y al llegar a la escuela ejerce poder para sentirse seguro, a salvo.
“Tanto víctimas como agresores necesitan trabajar la regulación emocional, aspectos de asertividad y, sobre todo, que estén en ambientes en los que se promuevan buenos tratos”, insiste.
Esto implica que los profesores emprendan acciones que permitan a sus alumnos expresarse, promover maneras de llegar a acuerdos, ser mediadores ante conflictos e identificar a quienes están recibiendo algún tipo de agresión y a aquellos que ejercen agresividad, para canalizarlos a instituciones donde se les brinde apoyo psicológico, al igual que a su familia.
“Con los estudiantes se debe trabajar mucho la identificación emocional, qué es lo que están sintiendo, y después puedan expresar qué es lo que necesitan. Cuando los niños y adolescentes logran tener un vocabulario emocional para comunicar su enojo, tristeza, miedo, alegría, es más fácil que identifiquen lo que necesitan y que se pueda actuar en consecuencia”, remarca la académica de la FP.
En tanto, Lorena Irazuma García coincide en que los maestros pueden promover la tolerancia, respeto, reciprocidad, valorar la diversidad, pues el acoso escolar se presenta también sobre quien “no ve el mundo de la misma manera que tú”.
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