En un escenario de machismo y violencia, la mujer se vuelve usable

• María Luisa Morales Martínez aseguró que la agresión se ha constituido en un fenómeno estructural con repercusiones sociales múltiples
• México ocupa el segundo lugar en América Latina en crímenes de odio, destacó Raúl Hernández Brunó
• Cristina Herrera sostuvo que los discursos feministas han generado mayor denuncia de las violencias

En nuestro país, la violencia sistemática contra las mujeres se ha expresado en diversas formas y espacios de convivencia, razón por la cual se constituye en un fenómeno estructural con repercusiones sociales múltiples. Esa agresión es similar a la que padecen las poblaciones sexo-disidentes, expusieron María Luisa Morales Martínez y Raúl Hernández Brunó, académicos de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM.

Durante el conversatorio Violencia de género y feminicidios en México, organizado como parte de las actividades con motivo del 25N, Morales Martínez dijo que en el caso de ellas y las niñas es una de las violaciones a las garantías inalienables más recurrente, reiterada y extendida en el mundo. “Es una forma de discriminación que impide el acceso a oportunidades, socava el ejercicio de sus derechos fundamentales y tiene consecuencias en su salud, libertad, seguridad y vida”.

Es un problema estructural con repercusiones sociales múltiples, ya que además de enfatizar el ejercicio del poder del varón sobre la mujer a través de agresiones psicológicas, económicas, físicas o sexuales, coloca, mantiene y perpetúa la subordinación femenina en los ámbitos doméstico y social.

En un escenario de machismo y violencia ella se vuelve usable, prescindible, maltratable y desechable; es un marco fácil para diversas agresiones generadas por asesinos seriales, grupos delincuenciales, amigos, esposos, exesposos, novios, familiares y compañeros de trabajo, cuyas agresiones y crímenes son cometidos al amparo del silencio, omisión, negligencia y colusión de autoridades.

Empatía

Raúl Hernández Brunó resaltó que la violencia contra las mujeres no dista mucho de la que padecen las poblaciones sexo-disidentes. México ocupa el segundo lugar en América Latina en crímenes de odio hacia quienes pertenecen a esos sectores, y el segundo sitio, después de Brasil, con más asesinatos de personas trans.

Mencionó que 92 por ciento de los adolescentes quienes se identifican con una identidad sexual distinta, no normativa, declararon vivir agresividad en sus espacios escolares, incluso familiares. Las cifras de discriminación (2022) indican que 5.1 millones de personas se identifican con una identidad de género no normativa. De ellas, 40 por ciento ha sufrido violencia por una cuestión de identidad sexual. Se trata de homosexuales, lesbianas, bisexuales, asexuales, personas no binarias, etcétera.

La Encuesta Nacional sobre Discriminación refiere que 83 por ciento dijo sentirse discriminada por comentarios o chistes; y 53 por ciento denunció haber vivido acoso o agresión en la calle y también en sus espacios de escuela o de familia.

Dentro de las posibilidades de diversidad, las mujeres trans siguen siendo las más violentadas y a las que menos derechos se les otorga, por ejemplo el acceso a sanitarios públicos, aseveró.

Violencias complejizadas

Los discursos feministas y las manifestaciones masivas de mujeres en los espacios públicos han generado que más de ellas resistan y denuncien las violencias, pero también que muchos hombres aumenten la crueldad y las formas en que las ejercen, lo que se ha denominado la teoría del contragolpe masculino.

Así lo expuso la académica del Centro de Estudios de Género de El Colegio de México, Cristina Herrera, al participar en la conferencia en línea “Violencia de género: entre lo doméstico y lo laboral”, organizada por la Unidad de Género de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM.

Si antes hablábamos de una violencia que se quedaba en las paredes del hogar, que estaba oculta y era “disciplinaria”, un poco para mantener a la mujer en su papel, ahora vemos que se muestra, se exhibe, señaló.

Recordó estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las cuales reportaron que entre 2021 y 2022, 22.4 por ciento de las mujeres de 15 años o más sufrieron algún tipo de violencia en el ámbito comunitario; 20.8 por ciento en el laboral; 20.7 por ciento en su relación de pareja; 20.2 en el escolar y 11.4 en el ámbito familiar. Estas cifras muestran las trayectorias de vida de lo privado a lo público.

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