Son jóvenes la mayoría de quienes se convierten al islam

• Ruth García Linares indicó que las comunidades islámicas en América Latina son diversas
• En México y Colombia gran parte de los que acuden a orar a las mezquitas son locales o autóctonos, refirió Baptiste Brodard

Hace dos décadas, el tema del islam en México no era visible, como tampoco las conversiones a este; sin embargo, en 2001 el ataque a las Torres Gemelas, en Estados Unidos, lo hizo notorio a nivel global, afirmó la profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Ruth Jatziri García Linares.

“Hoy tenemos un piso firme para entender no solo los procesos de conversión en el país, sino en otros países latinos que investigadores exploran para comprender, de manera integral, ese fenómeno y hacer un comparativo de esa decisión entre hombres y mujeres”, refirió al participar en la mesa redonda “Procesos comparados de conversión al Islam en América Latina”, organizada por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe.

De acuerdo con su investigación basada en publicaciones relacionadas con el tema, en América Latina hay diversas comunidades musulmanas, en particular en Brasil, Argentina, Venezuela, Costa Rica, así como en naciones de América Central y América del Norte, incluido México.

En el caso de nuestro país, no existe un censo que ayude a “palpar” el número de musulmanes que hay, y si son conversos o musulmanes que emigraron al país y decidieron quedarse; la población es volátil y no es posible tener datos exactos, resaltó.

Con base en sus indagaciones, dijo que practicar el islam en la vida implica alteraciones en el comportamiento y prácticas sociales porque es necesario integrar a sus vidas creencias religiosas, lo que significa una interpretación en cada comunidad; cada grupo religioso vive una realidad diferente, “las mujeres están tratando de entender y asimilar de la mejor forma qué es lo que quieren practicar en sus vidas cotidianas”.

Obviamente en ellas hay cambios en su vestimenta –por la incorporación o no del velo–, en la alimentación, adecuaciones en el lenguaje cotidiano, organización del tiempo y espacio totalmente diferente y una integración de ciclos festivos, lo que hace que estén en conste construcción con su núcleo familiar y social. También que haya resistencias de este y de los sociales a aceptar la práctica religiosa.

Existe recurrencia mayor en las mujeres a tener una conversión espiritual intelectual y afectiva, mientras que en los hombres hay una narrativa más antioccidental e intelectual. Además, son jóvenes la mayoría de quienes se convierten al islam, acotó en la Sala Heliodoro Valle, de la Torre II de Humanidades.

Las comunidades islámicas en América Latina son diversas, están cruzadas por la migración y las negociaciones por los tipos de islam que se practican, pero hay un contexto cultural cambiante con el que constantemente se adecuan, no solo los propios migrantes, sino también los conversos.

Nuevas organizaciones

La difusión del islam y el desarrollo de nuevas comunidades o conversiones colectivas a esta religión, en países como México y Colombia en la región de Latinoamérica, se debe a la erosión en la hegemonía de la Iglesia católica y la consecuente regulación del ámbito religioso en algunas entidades de ambas naciones, estimó el profesor de Estudios Islámicos de la Universidad Aix-Marseille, Francia, Baptiste Brodard.

Por ejemplo, en Chiapas, México, y en Buenaventura, Colombia, la Iglesia católica es menos fuerte que en otras zonas. Es importante entender el contexto que permite nuevas organizaciones religiosas, al mismo tiempo que surge un fenómeno de religiosidades, alternativas que implican una mentalidad más abierta que posibilita a la gente optar por otra, algo que no es posible en naciones árabes o africanas y algunos europeos, abundó el especialista.

Baptiste Brodard acotó: en ambos países existen mezquitas de organizaciones musulmanas que comparten influencias externas, es decir, de musulmanes inmigrantes procedentes de África, Asia y Europa, pero también de aquellos que buscan apropiarse del islam a la luz del contexto local, manteniendo su propia identidad cultural.

Indicó que en México y Colombia la mayoría de quienes acuden a orar a las mezquitas son locales o autóctonos. Chiapas y Buenaventura se distinguen por el alto porcentaje de conversos indígenas.

En los intentos de afirmación local, detalló, algunas comunidades musulmanas rechazan identificarse con un movimiento específico, otros conocieron la religión a través de un movimiento concreto, pero decidieron hacerla suya al adaptar aspectos del discurso y la práctica a sus contextos sociales y culturales.

“Es algo que se observa en algunos grupos tzotziles de Chiapas, y también en Colombia, donde los musulmanes afrocolombianos aprendieron islam con grupos de fuera, pero decidieron no ser dependientes de ellos”, expuso.

También surgen desconversiones; es decir, personas que deciden salir de ese culto porque no les gusta lo que ven, tampoco necesitan a alguien de fuera que les indique qué pensar y cómo actuar, además de objeciones al islam foráneo, algo que ocurre con frecuencia en México y Colombia, concluyó.

 

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