Participación directa de Europa en el conflicto Rusia-Ucrania significaría la tercera guerra mundial

• Elisabeth Kehrer dijo que la reacción de la Unión Europea “ha sido muy fuerte y unida”
• Movilizar reservas y amenazar abiertamente con el uso de armas nucleares demuestra que las cosas no van bien para Moscú, añadió

En el viejo continente, el tema que mayor preocupación causa es el conflicto en Ucrania. “Durante siglos nos involucramos en guerras para conquista territorial; es por ello que el sistema de seguridad en Europa tiene el objetivo de no cambiar fronteras por la fuerza armada, nunca, y el regreso a eso significa que ese sueño está destruido”, afirmó la embajadora de la República de Austria en México, Elisabeth Kehrer.

Al participar en el ciclo Conversaciones desde la Diplomacia Europea, organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, añadió que la idea de la invasión de un país por su vecino, más grande y armado incluso con artefactos nucleares, era impensable; no obstante, “lo estamos viviendo otra vez”.

La reacción de la Unión Europea “ha sido muy fuerte y unida hasta ahora”. La política exterior necesita consensos de 27 países, más o menos cercanos y dependientes de Rusia, y no tuvimos más opción que imponer sanciones. No queremos implicarnos directamente, porque eso sería la Tercera Guerra Mundial; si nosotros o nuestros aliados, como Estados Unidos o Canadá, se involucraran en este conflicto podría haber uno nuclear, advirtió.

Aunque Austria, que es una nación neutral, no tiene frontera con Ucrania, se trata de una “guerra al lado”, en un país vecino. Por ello, “es muy difícil explicar el choque que recibimos con la invasión rusa”, con un ataque con 200 mil soldados desde todas direcciones hacia Kiev, al principio del conflicto.

Lo que sucede en esa región del orbe propicia inflación y otros problemas económicos a escala mundial, “pero para nosotros es vital, fundamental como tema, y por eso insistimos sobre eso”.

Kehrer subrayó que las sanciones europeas impuestas a los rusos no han sido contra alimentos, bienes humanitarios o medicamentos; en contraste, el uso de comida y energía como “armas” es una decisión de Vladimir Putin; eso es nuevo, porque como Unión Soviética, antes, ni como Rusia, después, lo había hecho.

Respecto al plan de pacificación presentado hace unos días por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, la embajadora austriaca mencionó: “no podemos estar de acuerdo”. Si se “congela” la situación en este momento, cuando los rusos ocupan de 20 a 25 por ciento del territorio ucraniano, se les daría la posibilidad de establecerse más fuertemente y rearmarse.

Además, en este momento parece que Ucrania es exitosa en su contra-campaña militar. La reacción del presidente Putin de movilizar reservas y amenazar abiertamente con el uso de armas nucleares, demuestra que las cosas no van bien para Moscú. “Por ello, la idea de ‘congelar’ no nos parece posible, y continuamos con las sanciones”.

Asimismo, se ha tratado de entablar diálogo. El primer ministro austriaco fue a Moscú en abril y llamó al presidente ruso en mayo; mandatarios como el presidente francés Emmanuel Macron, o el canciller alemán Olaf Scholz, también lo intentaron, pero en este momento, con la lógica de guerra, no es posible encontrar una solución, alertó Elisabeth Kehrer.

Austria tiene una dependencia del gas bastante fuerte; por ejemplo, la mayoría de la gente en la ciudad de Viena cocina y se calienta con gas ruso. “Desde 1968 recibimos gas, y es la primera vez que nos cortan la entrega”.

Se requiere una transformación enorme que debe hacerse en pocos años, y que acelera el cambio hacia las energías renovables. “Se dice que para liberarnos de la dependencia del gas ruso, necesitamos cinco años; el proceso representa un sacrificio, pero si no paramos y decimos nunca más a la conquista territorial por la fuerza armada, las consecuencias podrían ser muy duras. No hay opciones”, recalcó.

Socio estratégico

Al referirse a Austria y sus relaciones con México, las calificó como “muy buenas, pero deberían ser más intensas”. Ambas naciones trabajan juntas, sobre todo en el multilateralismo. Con una tendencia a la mediación, basados en el Derecho Internacional, impulsan temas de desarme nuclear.

Además, acotó, hay una sede de Naciones Unidas en Viena donde se abordan temas como drogas, trata de personas y crimen organizado, los cuales son importantes para México.

En la sesión moderada por Armando García García, profesor de la FCPyS, señaló que para la Unión Europea México es un socio estratégico, pero podría ser que a partir de la pandemia disminuyeron las relaciones bilaterales.

“Tenemos un acuerdo global desde el año 2000 y ocupamos el segundo lugar como inversionistas, solo después de Estados Unidos”. No obstante, ese pacto necesita una actualización, porque no incluye servicios y otros temas como la industria digital, precisó Kehrer.

Ya se elaboró un acuerdo de modernización que no ha sido signado todavía, “pero espero que se firme, ya que debería darnos la oportunidad de intensificar las relaciones”, que en 2022 cumplen 180 años desde que se firmó el llamado Tratado de Amistad, Comercio y Navegación.

Aunque ha habido momentos difíciles en la relación bilateral, como cuando Maximiliano de Habsburgo fue emperador de México, también hay aspectos positivos: en 1938, cuando la Alemania nazi ocupó Austria, fue el único país que protestó en la Liga de Naciones, en Ginebra, contra esa violación del Derecho Internacional.

En la actualidad, existen -registrados en la Embajada- aproximadamente 30 mil austriacos viviendo en territorio mexicano. También hay aproximadamente 100 empresas de aquel país europeo que generan cerca de ocho mil empleos. El Cablebús línea 1 fue construido por una compañía austriaca y otra comercializa Red Bull. Además, cada año 260 alumnos mexicanos estudian en aquella nación gracias al Programa Erasmus, finalizó en la sesión realizada en la Sala Lucio Mendieta y Núñez de la FCPyS.

 

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