Esta carrera no termina en la meta. Daniela Eugenia Velasco
Maldonado sortea obstáculos imperceptibles, jornadas de 20
horas, desafía a la ambigüedad y al mundo normovisual.
Su carrera la faculta en dos pistas: la de atletismo y la académica,
en las aulas de la Preparatoria 9 Pedro de Alba.
“Mi meta es terminar una licenciatura, pero aún
no decido cuál; pensaba estudiar física o química,
además de continuar con mi ciclo olímpico; sigo con
mi entrenamiento para calificar a los Juegos de Brasil 2016”.
Sonríe como el óvalo de tartán, sitio
que la ha transformado en Celeritas, aunque la velocidad
contraste con su candidez. “Desde chiquita me gustó
correr, me atraía hacer juegos donde tuviera que moverme.
Cuando vi a Ana Guevara en las Olimpiadas de Atenas 2004, decidí
practicar el atletismo, me llamó la atención; un par
de años después me enteré que podía
hacer deporte adaptado y entré al Centro Paralímpico
Mexicano”.
La otra carrera
Al año de edad, terció la madre de Daniela,
terminó sus ciclos de quimioterapia y radiaciones, pues su
discapacidad se la dejó una enfermedad llamada retinoblastoma
bilateral, es decir, cáncer en las dos retinas. Le quitaron
el ojo derecho y durante un año acudió al Instituto
Nacional para la Rehabilitación de Niños Ciegos y
Débiles Visuales, donde le practicaron terapia ocupacional
y le enseñaron cómo conducirse o cómo comer,
entre otras cosas.
Nada ha impedido el atrevimiento de la universitaria. “Correr
fue un reto porque al principio sí da miedo, tienes la sensación
de que te vas a estrellar con todo, que te vas a caer, pero con
una persona guía es más fácil. Toda la confianza
se la entregas y dices ella ve y yo corro”.
Daniela explicó que en la disciplina donde se desempeña
existen tres categorías: T11, T12 y T13. La primera se le
asigna a quienes son totalmente invidentes; la T12, donde ella compite,
a los que ven un poco más y que pueden distinguir formas
y algunos colores, finalmente, la T13 corresponde a los que ven
un poco mejor, pero no con la suficiente agudeza.
“Hay que dar el primer paso, atreverse, intentarlo
y entrenar a diario, descubrir en qué eres bueno. Ahora me
siento más segura, porque al principio cuesta trabajo, corres
y corres y no das marcas, no puedes ir a competencias internacionales,
pero si asistes a una y logras un buen resultado, significa que
vas por buen camino”.
La atleta universitaria no sólo obtuvo la medalla
de bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, en
la prueba de los 400 metros planos, con un tiempo de 58:51 segundos,
también fue ganadora de dos preseas de bronce y una de plata
en los Juegos Parapanamericanos de Guadalajara 2011, en las pruebas
de 100, 200 y 400 metros planos.
Además, le fue conferido el Premio del Deporte de
la Ciudad de México 2012, otorgado por el Instituto del Deporte
del Distrito Federal (IDDF) en convenio con la Comisión Nacional
de Cultura Física y Deporte (CONADE).
Velocidad del sonido
Hay quienes podrían amedrentarse con sólo
caminar entre la obscuridad, Daniela logra correr entre luces desvanecidas
y siluetas imperfectas, por ello resignifica el sentido de la palabra
“carrera”, junto a José, su guía.
“Debe correr más o igual que tú, no
puede correr menos, no se puede quedar. A la hora de la competencia
simplemente se adapta a tu paso y va a tu lado. Antes de correr
los dos nos apoyamos, nos abrazamos y decimos: bueno, vamos y va
por México”.
La alumna de Prepa 9 dijo tener aún una actividad
más por concretar: “me gustaría aprender a tocar
el piano, siempre me ha llamado la atención, no lo he intentado
y me atrae la música en inglés, me agrada Coldplay,
sobre todo una canción que se llama Speed of sound. /Mira,
mira la noche/los planetas se mueven a la velocidad de la luz/sube,
sube a los árboles/cada oportunidad que tienes, es una oportunidad
que aprovechas/. Ahora sólo falta atreverse de nuevo.
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