• Carlos Alberto Barrera Reyes padece
artrogriposis múltiple congénita y mide 1.15 metros
• Estudia el noveno semestre de la licenciatura en Derecho de
la Facultad de Estudios Superiores Acatlán
Para Carlos Alberto Barrera Reyes, estudiante
de noveno semestre de la licenciatura en Derecho de la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Acatlán, su estatura de 1.15 metros no ha sido
impedimento para superar los desafíos que ha enfrentado, pero
sí una motivación para trabajar en beneficio de la gente
con alguna discapacidad.
Barrera Reyes, que padece artrogriposis múltiple
congénita, es un orgulloso universitario que quiere dejar huella
y luchar por las personas con capacidades diferentes. “Yo llevo
el estandarte muy en alto, porque somos iguales”, afirmó
el joven que encontró en la UNAM un grupo social de gente madura
que lo trató con equidad.
La artrogriposis no es una enfermedad en sí
misma, sino un síndrome clínico poco frecuente y afecta
a uno de cada tres mil nacimientos. Se caracteriza por la existencia
de contracturas congénitas que dañan varias articulaciones
y se asocia en ocasiones con anomalías de otros órganos
como corazón, pulmón y riñón.
En México falta “abrir los puntos
de vista para que se den más oportunidades” laborales,
de movilidad y de desarrollo en general para los discapacitados, lo
que implica que la sociedad cambie de mentalidad, porque aunque somos
diferentes físicamente, somos iguales en el intelecto, afirmó.
Una historia de retos
Barrera Reyes, conocido en los pasillos de
Acatlán como Charly, nació en el Distrito Federal el 17
de octubre de 1990; desde niño vivió en Naucalpan a lado
de sus padres Elisa Reyes y Pablo Barrera, así como de su abuela
Gudelia Reyes, quienes lo cuidaron, se esforzaron por apoyarlo y para
que nunca se sintiera con capacidades diferentes.
“Me siento normal, porque mi familia
me educó así; tengo límites físicos, pero
los límites están dentro de uno mismo. Creo que las cadenas
(que te impiden seguir) están adentro”, por eso soñaba
con ser arquitecto y pilotear un avión, aunque la vida lo acercó
al área del derecho.
En su infancia prefirió los juegos de
destreza, carritos y videojuegos; su situación lo hizo madurar
más rápido, pero a la vez ser muy tímido. “Era
mi coraza de protección, no me gustaba hablar mucho con los niños”.
En los años de secundaria tuvo que enfrentar
“los monstruos psicológicos” y el bullying,
pero eso lo fortaleció, aprendió a defenderse. En esa
época también venció su miedo a ahogarse y encontró
su elemento: “me muevo más rápido en el agua que
en la tierra”. Eso incluso lo impulsó a participar en competencias
de natación.
Encuentra su camino en la UNAM
Una vez que ingresó al Colegio de Ciencias
y Humanidades Naucalpan descubrió otro mundo, aunque ya tenía
la certeza de que su camino profesional sería el litigio, luego
de que a los 10 años de edad le indignó la falta de ética
de un abogado que provocó que su familia perdiera su patrimonio.
Su gusto se reforzó en la secundaria con su profesora de Ética,
quien le mostró lo maravilloso que podía ser estudiar
derecho.
Para Charly caminar es agotador, pero
“la altura no es un problema”, porque la vida se trata de
superar los retos; “no hay que rendirse, si lo haces no te sientes
bien, es como un vacío”, por lo que invitó a sus
compañeros a aprovechar el privilegio de pertenecer a la UNAM.
Al estudiante de 22 años de edad Acatlán
lo marcó para siempre, pues conoció amigos y compañeros
que junto a él armaron su camino en “una carrera hermosa”,
la de derecho.
Hoy está dispuesto a luchar contra la
injusticia e instó al resto de los universitarios a unirse a
esta empresa; “tal vez nos vamos a llevar una que otra desilusión,
pero aprendemos más de los errores”. Por ello, les recordó:
“está en nosotros pelear para hacer valer la palabra justicia”.
Su sueño es “tratar de que cambie
esta situación, o morir en el intento. Creo en mi país,
pero nos hace falta mucho. Me gustaría ayudar por lo menos a
que la gente con discapacidad cuente con más oportunidades de
trabajo, tener una fundación para que apoye a personas de la
tercera edad”, concluyó.
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