• Se trata de una plataforma que
servirá para probar ciencia y tecnología espacial en
forma rápida y económica
• Consiste en una caja con distintos sistemas de monitoreo,
de alimentación de potencia y computadora central, en la que
se colocarán experimentos o componentes tecnológicos
que se quieran probar en condiciones próximas a las del espacio
exterior
• Se elevará en globos aerostáticos que realizarán
vuelos suborbitales, para dar servicio a los científicos y
tecnólogos mexicanos
Pixqui es un proyecto coordinado por Gustavo
Medina Tanco, Investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN)
de la UNAM, que ayudará en forma práctica al desarrollo
de la tecnología espacial en México.
Pretende apoyar el desarrollo de infraestructura
y formación de recursos humanos necesarios para que seamos capaces
de producir la próxima generación de satélites
mexicanos con tecnología totalmente desarrollada en nuestro país.
Colaboraron, además del ICN, el Instituto
de Ingeniería (II) y la Facultad del área (FI), a través
de su Centro de Diseño Mecánico e Innovación Tecnológica
(CDMIT) y del Centro de Alta Tecnología (CAT) de Juriquilla;
además de la Red de Ciencia y Tecnología Espaciales (RedCyTE)
del Conacyt, la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y la NASA, a fin de
construir una plataforma que permitirá comprobar si distintos
dispositivos podrían funcionar de manera adecuada en las condiciones
de vacío y temperatura del espacio exterior.
Pixqui (que significa guardián o cuidador
en lengua náhuatl), consiste en un caja diseñada para
soportar aceleraciones de hasta 15 veces la gravedad en la superficie
terrestre, equipada con sistemas de energía, protección,
monitoreo, almacenamiento de datos y comunicación que se usará
para probar el funcionamiento de experimentos y componentes electrónicos
que cualquier usuario –por ejemplo científicos o tecnólogos
mexicanos- quiera validar para operar en el espacio.
Probar el funcionamiento de este tipo de componentes
en misiones espaciales puede resultar caro y complicado. Sin embargo,
se pueden recrear muchas de las condiciones del espacio con vuelos de
bajo costo en globos aerostáticos, con la ventaja adicional de
que la carga es recuperada al final del vuelo. Por ello, fue diseñado
para funcionar en globos estratosféricos y realizar lo que se
conoce como vuelos suborbitales.
Hace unos días, Pixqui realizó
su primer vuelo en colaboración con la NASA, en el que se probaron
algunos prototipos para el telescopio espacial de rayos cósmicos
JEM-EUSO, que se colocará en la Estación Espacial Internacional.
En este experimento la colaboración mexicana se encarga de diseñar
lo que Medina Tanco denomina “el sistema nervioso del observatorio”,
es decir, la parte que conectará y transmitirá información
entre todos los sistemas del detector de rayos cósmicos.
En Pixqui también se probaron varios
componentes para un satélite mexicano llamado Quetzal, que se
desarrolla en la FI de la UNAM, bajo la dirección de Saúl
Santillán.
De acuerdo con Gustavo Medina, “una vez
que descienda el globo y se recupere la plataforma, la idea es corregir
las fallas que encontramos y dejar listos los componentes para que,
en el futuro, la Agencia pueda coordinar la realización de pruebas
con dicho equipo”.
Además de que este proyecto impulsará
el desarrollo de la tecnología espacial en nuestro país,
ha sido productivo en la capacitación de ingenieros y físicos,
pues varios estudiantes han tenido la oportunidad de trabajar con las
agencias espaciales del mundo, lo que les ha permitido adquirir experiencia
y conocimiento sobre programas en la materia que están en marcha.
La demanda nacional de desarrollo y la construcción
de dispositivos que operen en el espacio no podrán ser cubiertas
por las universidades en México; se requieren nuevas empresas
que se dediquen a ello y que apoyen a la recién formada AEM.
La gente que está en formación y en la adquisición
de experiencia en este tipo de colaboraciones internacionales es la
que el día de mañana podría consolidar estas empresas,
concluyó.
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