México necesita más infraestructura e
investigación científica para mejorar los pronósticos
de fenómenos naturales como huracanes, afirmó
Rosario Romero Centeno, investigadora del Centro de Ciencias
de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
“Es necesario ampliar la red de monitoreo atmosférico
y la cantidad de estaciones de radiosondeo, radares meteorológicos
y boyas metoceánicas para generar más datos propios
de los eventos que afectan a diferentes zonas del país,
pues en particular durante la temporada de ciclones tropicales,
aún dependemos mucho de la información del Centro
Nacional de Huracanes de Estados Unidos”, dijo la matemática,
maestra en oceanografía física y doctora en física
de la atmósfera.
Modelación numérica
Romero Centeno y sus colegas del CCA trabajan actualmente
en la modelación numérica. “Estos procesos
incorporan la mayor cantidad de las tareas físicas involucradas
en la evolución de estos fenómenos y arrojan datos
de distintas variables, como campos de viento, de presión
y de temperatura, además de humedad y precipitación”,
detalló.
Con esos datos, los científicos pueden saber
si está en formación una tormenta de este tipo
en el Pacífico o el Atlántico, así como
su posible trayectoria, y así realizar un pronóstico
a corto plazo. Para sus análisis emplean un modelo desarrollado
por varias instituciones científicas norteamericanas,
de acceso libre, al que adecúan las condiciones de México.
“Se alimenta con las condiciones iniciales de
un modelo global, de escala planetaria; se corre el modelo y
cada hora brinda información de ciertas variables. Implementamos
el modelo con las parametrizaciones adecuadas y las características
de nuestro territorio para que simule las condiciones atmosféricas
que afectarán a la República Mexicana en los próximos
días”, explicó.
Los esquemas numéricos se alimentan con datos
observados, por ello, es importante tener una amplia red de
monitoreo atmosférico, que incluya estaciones meteorológicas
de superficie y de altura, así como instrumentos de medición
de datos oceanográficos.
A más datos, menos incertidumbre
Siempre se tiene un grado de incertidumbre. Los pronósticos
que se emiten con algunos meses de anticipación sobre
la temporada de ciclones tropicales son estimados que se basan
en datos históricos. La información confiable
sobre sus trayectorias e intensidades existe desde fines de
la década de los 60 e inicios de los 70, etapa en que
se tuvo acceso a la información proporcionada por satélites.
De años anteriores hay notas de los barcos que se cruzaban
con estas tormentas y de las entradas de huracanes a tierra,
registrados, pero no tan fiables, indicó Romero Centeno.
La era satelital aún es corta para hacer inferencias
relacionadas con el cambio climático, pues para contar
con pronósticos más acertados se necesitan series
de datos robustas, de muchos años. “Sólo
así podremos saber con claridad, por ejemplo, si se intensifican
por efecto del cambio climático”, acotó.
Pronóstico 2013
Para la temporada de este año, que oficialmente
inició el 15 de mayo en el Pacífico y el primero
de junio en el Atlántico, Golfo de México y Mar
Caribe, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), adscrito
a la Comisión Nacional del Agua, prevé la ocurrencia
de 32 ciclones tropicales.
Se calcula que 18 ocurrirán en el Atlántico,
de ellos, nueve podrían ser tormentas tropicales, cinco
huracanes moderados y cuatro intensos. Para el Pacífico,
se prevén 14 eventos: seis tormentas tropicales, cuatro
huracanes moderados y cuatro intensos.
En las tormentas tropicales el incremento continuo
de los vientos provoca que alcancen velocidades sostenidas entre
63 y 118 kilómetros por hora, y que las nubes se distribuyan
en forma de espiral.
Si el evento se intensifica a huracán, los vientos
máximos sostenidos alcanzan o superan los 119 kilómetros
por hora. El área nubosa cubre una extensión entre
los 500 y 900 kilómetros de diámetro y produce
lluvias intensas.
El ojo del huracán generalmente alcanza un diámetro
que va de 24 a 40 kilómetros, aunque a veces puede acercarse
a los 100 kilómetros.
Con la escala Saffir-Simpson se clasifica la intensidad,
que va de la categoría uno (con vientos de 119 a 154
kilómetros por hora) a la cinco (con vientos mayores
a 252 kilómetros por hora).
Romero Centeno comentó que los pronósticos
actuales han mejorado en cuanto a las trayectorias, pero aún
falta avanzar respecto a la intensidad. “Los que se emiten
al inicio de la temporada pueden estimar si tendremos una etapa
más o menos activa de lo normal, pero no podemos saber
si algún huracán tocará tierra, y uno solo
que lo haga puede causar una gran catástrofe”.
Por ello, consideró fundamental contar con una
alerta temprana para prevenir oportunamente a la población
en las zonas de riesgo.
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