Un paciente pediátrico con leucemia no muere
per se por cáncer, sino por múltiples factores
agregados, entre ellos, la mucositis oral (factor que pudiera
aminorarse con una higiene bucal adecuada), que implica
un riesgo para infecciones locales y sistémicas en
el estado neutropénico del paciente, al aumentar
la morbilidad y mortalidad, afirmó Rosaura Gutiérrez
Vargas, alumna del posgrado de la UNAM.
El padecimiento referido consiste en la inflamación
de la mucosa del tracto alimentario inducida por fármacos
quimioterápicos; se manifiesta como un eritema y
edema hasta llegar a ser constituirse úlceras orales
con hemorragia secundaria y dolor intenso. La OMS la clasifica
en diferentes grados; los más severos son el tres
y cuatro, etapas en que el paciente está infectado
y en riesgo de muerte.
Es una lesión oral frecuente en niños
con leucemia en quimioterapia, indica la estomatóloga
pediatra, quien agrega que más de 25 por ciento de
los eventos de sepsis en los pacientes oncológicos
tendrían origen en la cavidad bucal.
Según un estudio de Gutiérrez Vargas,
practicado en 17 pacientes del Instituto Nacional de Pediatría
(INP) de entre dos y 16 años de edad (cuatro de ellos
mujeres), el 71 por ciento presentó una lesión
oral en la boca; el 65 por ciento tuvo mucositis oral, que
es “una lesión exclusiva de la quimioterapia”.
Cultivos positivos en boca de pacientes con lesión
reportaron bacterias y hongos, como candidiasis oral, causada
por candida albicans y tuvieron relación
con infecciones sistémicas.
La mucositis no sólo es una lesión
en la boca, sino una serie de circunstancias con potencial
de desarrollo para eventos infecciosos sistémicos
que pueden desencadenar desnutrición, cambio del
curso de la terapia oncológica o la interrupción
de ésta, según la severidad de la misma.
De ahí que otro factor de riesgo que Gutiérrez
mide en esta investigación, que realiza para presentar
su tesis de maestría en ciencias odontológicas,
es la desnutrición medida a través de la prealbúmina,
glicoproteína en sangre, que evalúa el estado
nutricional y deficiencia proteica-calórica, donde
ha encontrado asociación entre desnutrición
y mucositis grados tres y cuatro.
Como parte del tratamiento multidisciplinario,
en el estudio Factores de riesgo para lesiones orales
en pacientes pediátricos con leucemia aguda linfoblástica
(aprobado por el Comité de Ética e Investigación
del Instituto Nacional de Pediatría), se asesora
a los padres y pacientes acerca de los cuidados y su importancia
en el tratamiento.
Al detectar alguna infección oral, la universitaria
lo reporta a la instancia correspondiente (oncología
pediátrica). Se les informa a los padres de la evaluación,
se les recomienda higiene gentil de cavidad bucal con cepillo
dental de cerdas suaves y enjuagues con Gelclair.
A los pacientes con mucositis grado tres se les
administra antibióticos para evitar su evolución,
y a los de cuatro se les instruye para limpiar la cavidad
con gasa húmeda, enjuagues con Gelclair y agua bicarbonatada;
además, se les toma hemocultivo y cultivo directo
de la úlcera, se cubre con antibióticos de
amplio espectro y, dada la baja ingesta oral, se interconsulta
a gastroenterología para nutrición enteral.
Con este estudio, Gutiérrez Vargas demostró
que hay riesgo importante de septicemia sistémica
originada por un foco de infección en boca y que
ésta se puede prevenir en algún grado si se
cuida la higiene.
Sin embargo, añadió la egresada del
INP, la higiene bucal es algo olvidado; los padres se preocupan
por la enfermedad en sí, los oncólogos por
la recuperación de la médula, pero nadie ve
ese factor de riesgo. Reportes internacionales indican que
27.3 por ciento de las lesiones en boca se sobre infectan
y causan 15 por ciento de las infecciones sistémicas
en los niños.
Prevenir ahorraría mucho dinero a la institución,
porque al evitar que el paciente suspenda la quimioterapia
por una infección asociada a boca, ahorra tiempo
de hospitalización y disminuye el riesgo de muerte.
En el INP, señala, hay pacientes que por un foco
bucal han estado en terapia intensiva o días de hospitalización
de más para controlar fiebre, “un gasto catastrófico
para el Estado”.
En 2002, agrega, la leucemia aguda linfoblástica
fue la segunda causa de muerte para niños de cinco
a 14 años en México, y en 2010, su incidencia
en el país fue de 1.3 por cada 100 mil habitantes/año.
Aunque los porcentajes parecen bajos, ya referidos a la
clínica en la población pediátrica
“son datos alarmantes”, concluyó.