En 1952, nació el Servicio Mareográfico Nacional,
a cargo de la UNAM, con el objetivo de conocer el tipo y rango de
mareas en México, información primordial para la operación
de puertos y construcciones en zonas costeras y determinar el nivel
medio del océano, conocimiento indispensable en cartografía.
Las primeras mediciones de estos parámetros en el
país fueron realizadas por esta casa de estudios a finales
de los años 40 del siglo pasado, en colaboración con
la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el Servicio
Geodésico Interamericano (IGS, por sus siglas en inglés).
Con sede en el Instituto de Geofísica (IGf) de esta
casa de estudios, sus investigadores han colaborado en esfuerzos
internacionales relevantes, como el monitoreo del fenómeno
de El Niño.
En 2007, el servicio fue renovado para garantizar su funcionamiento.
Con esta finalidad, fue reconstruida la Red Mareográfica
Nacional, con apoyo de instituciones nacionales e internacionales.
Actualmente la integran 23 estaciones; 10 en el Océano Pacífico
y 13 en el Golfo de México y el Mar Caribe.
En colaboración con las secretarías de Marina,
Gobernación y de Comunicaciones y Transportes; el Centro
Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), y el Centro
de Investigación Científica y de Educación
Superior de Ensenada (CICESE), instrumentó el Sistema Nacional
de Alerta de Tsunamis (SINAT), que permite desarrollar una red de
investigación más robusta.
La información obtenida sobre los cambios del nivel
del mar ha permitido apoyar el desarrollo del conocimiento de la
dinámica del Pacífico Tropical Nororiental y del Golfo
de California. El registro de este parámetro, debido a la
variabilidad interanual natural y a las tendencias de largo plazo
asociadas a fenómenos locales y al cambio climático
global, reviste particular importancia.
Los datos acerca del comportamiento de las mareas, obtenida
a partir de sus estaciones ubicadas en distintas regiones del territorio
nacional, tiene impactos económicos, por su importancia vital
en el desarrollo de actividades productivas, como la pesca, con
implicaciones en la protección civil y en la prevención
de desastres causados por fenómenos naturales.
Al servicio de México
En la apertura de las actividades para la celebración
de los 60 años, Carlos Arámburo de la Hoz, coordinador
de la Investigación Científica de la UNAM, subrayó
que la instancia constituye un esfuerzo de universitarios e investigadores
de otras instituciones, quienes suman capacidades y recursos para
garantizar el funcionamiento de la red de estaciones que lo integran.
Para mantenerla, es indispensable la colaboración
y articulación a fin de cumplir con sus objetivos. Por la
información que aporta, constituye un servicio estratégico
para el desarrollo del país, que debe apoyarse y fortalecerse.
A través de la coordinación y articulación
con otras instituciones y el Estado, se generarán mejores
condiciones para el desarrollo de servicios relacionados con el
cambio climático, relevantes en el estudio de fenómenos
relacionados con la prevención de desastres.
En tanto, José Francisco Valdés Galicia,
director del Instituto de Geofísica (IGf), destacó
que, por la importancia de las tareas que desarrolla, el Servicio
coloca a la UNAM, como una de las instituciones señeras de
México.
La instancia posee las series más antiguas de la
medición del nivel del mar en el territorio nacional. Aspiramos
a contar con sistemas autónomos de energía, con sensores
de parámetros meteorológicos y equipos que los consoliden
y doten de mayores capacidades, resaltó.
Aportaciones relevantes
En el inicio de las actividades, en primer término,
Philip Woodworth, ex director del Permanent Service for Mean Sea
Level, expuso que en el siglo XX, las zonas costeras sufrieron grandes
modificaciones, debido al crecimiento de la economía y sus
poblaciones.
En el mundo existen 136 ciudades portuarias con más
de un millón de habitantes cada una, lo que representa un
problema grave por el incremento del nivel del mar en los últimos
100 años, causado por el calentamiento climático global,
precisó el experto, autor líder en el tema en todos
los reportes presentados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
En el auditorio Tlayolotl del IGf, Ismael Herrera
Revilla, investigador emérito de la instancia, recordó
que las tareas del SMN arrancaron con apoyo del Servicio Geodésico
Interamericano (IGS) en una época en la que en México
no existían recursos humanos especializados en la materia.
En su oportunidad, Gerardo Suárez, también
de esa entidad, recordó que el 28 de marzo de 1787 se produjo
el mayor tsunami en la historia del país, que afectó
la costa de Oaxaca. En los últimos 100 años, los sismos
locales no han producido fenómenos de este tipo, de gran
magnitud, con excepción de los registrados en Zihuatanejo,
en 1925, y en Cuyutlán, Jalisco, en 1932.
Sólo en 1787 y 1932 ha habido víctimas. La
orientación de las costas nacionales hace al país
poco vulnerable a los tsunamis que provienen de otras latitudes,
precisó.
A su vez, Federico Graef Ziehl, director del Centro de
Investigación Científica y de Educación Superior
de Ensenada (CICESE), refirió que desde el comienzo del siglo
XX, el nivel del mar observa un incremento lineal a razón
de 1.5 milímetros por año. Esto es una evidencia más
de que el planeta está en fase de calentamiento global, sostuvo.
En su oportunidad, Vladimir Kostoglodov, de Geofísica,
expuso que a partir de la las observaciones del nivel del mar se
han descubierto los sismos lentos, debido a una red de
monitoreo basada en el Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por
sus siglas en inglés).
En total, se han registrado cuatro de estos eventos, con
duraciones, en el caso de Guerrero, de aproximadamente un año,
sin causar ondas sísmicas. Este conocimiento podría
utilizarse en la estimación de recurrencia de temblores,
adelantó.
Krishna Singh, investigador emérito de la entidad,
aludió a la utilidad de la información mareográfica
en la comprensión de los mecanismos sísmicos. Para
contar con una alerta de tsunami confiable requerimos redes GPS
de monitoreo en tiempo real; así, los parámetros se
obtienen con mayor rapidez, estableció.
Por último, Jorge Zavala Hidalgo, jefe del Servicio,
informó que la modernización de las estaciones que
lo integran requiere la instalación de sensores meteorológicos
y GPS de alta precisión, digitalizar los mareogramas históricos,
organizar bases de datos y colaborar con instituciones nacionales
e internacionales. Se necesita trabajar para tener una red que sirva
al país para los próximos 50 años, concluyó.
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