Por su proyecto de investigación “Microagujas
de quitosán para aplicación transdérmica”,
Marco Antonio Espinosa Olivares, egresado de la maestría
en Ciencias Químicas de la Facultad de Estudios Superiores
(FES) Cuautitlán, recibió el Premio Jóvenes
Inventores e Innovadores del Estado de México 2012.
La investigación propone el uso del quitosán
(que proviene de la quitina, que es parte del caparazón de
crustáceos como el camarón) para la fabricación
de microagujas de aproximadamente 500 micrómetros de longitud.
Por su biocompatibilidad, propiedades antibacterianas,
mucoadhesivas y baja toxicidad, se eligió dicho componente
para elaborar un dispositivo híbrido entre microagujas y
un parche adherible dérmico para la administración
transdérmica de fármacos.
Con ello, se busca que las microagujas de quitosán
sirvan como vehículos de fármacos y penetren al torrente
sanguíneo a través del sistema tegumentario (piel),
sin que cause dolor o molestia al paciente.
Las microagujas están fabricadas de tal forma que
sean lo suficientemente largas para penetrar el estrato córneo,
pero tan delgadas y cortas para evitar la estimulación de
los nervios dérmicos, por lo que no provoca dolor durante
la inserción.
El galardón
El concurso fue realizado por el Consejo Mexiquense de
Ciencia y Tecnología (COMECYT), y Espinosa Olivares obtuvo
el premio (que consistió en un estímulo económico
y un reconocimiento) en la categoría Farmacéutica,
tras contender con una docena de universitarios.
El organismo convocó a estudiantes mexiquenses a
participar con proyectos científicos y tecnológicos
que aporten soluciones a la sociedad, en las 10 temáticas
que comprende el certamen, que se realizó por sexto año
consecutivo.
Durante la ceremonia de premiación, el joven de
32 años estuvo acompañado por la directora de la unidad
multidisciplinaria, Suemi Rodríguez Romo, y su asesora de
proyecto, Flora Adriana Ganem Rondero.
El trabajo fue seleccionado por su carácter novedoso,
al no existir reporte de agujas de quitosán; además,
se trata de un material biodegradable, susceptible de patentarse,
con viabilidad técnica y potencial de comercialización.
Espinosa Olivares expresó que la distinción
“es resultado de un trabajo en equipo entre las autoridades
de la FES Cuautitlán, académicos, y jóvenes
universitarios que retribuyen con proyectos sustentables a la sociedad.
Ingresar al certamen, concluyó, le facilitó
el trámite de la protección intelectual de su proyecto
ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), pues
era requisito indispensable.