• En el 2000 había
cinco millones 742 mil, y en 2010, existían cinco millones
948 mil, señaló Hugo Casanova Cardiel, investigador
del IISUE de la UNAM
• Un país con esa cantidad de personas que no
saben leer y escribir, no ha logrado concretar sus esfuerzos
educativos de manera adecuada, consideró en el marco
del Día Internacional de la Alfabetización,
que se conmemora este 8 de septiembre
La situación de analfabetismo en México
es dramática. Tenemos casi seis millones de mexicanos, mayores
de 15 años, en esa condición; de ellos, poco más
de tres millones y medio son mujeres, y dos millones 300 mil, hombres.
Incluso hoy, en números absolutos, hay
más analfabetas en el país que hace poco más de
10 años. “Las variaciones son mínimas pero preocupantes;
por ejemplo, en 2000-2005 teníamos cinco millones 742 mil, y
cinco millones 747 mil, respectivamente. En 2010, sumaban cinco millones
948 mil”, señaló Hugo Casanova Cardiel.
El integrante del Instituto de Investigaciones
sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, explicó
que los porcentajes de analfabetismo han permanecido casi estáticos
a lo largo de una década: 40 por ciento varones, 60 por ciento
mujeres.
En 1895, la proporción absoluta de iletrados
era de ocho millones y medio; en 1900, de siete millones y medio; en
2010, de seis millones. A finales del siglo XIX, representaban 80 por
ciento de la población total, y ahora, los seis millones representan
el 7.6 por ciento. En el 2000, había cerca de 56 millones de
mexicanos alfabetizados, ahora existen alrededor de 72 millones.
En el marco del Día Internacional de
la Alfabetización, que se conmemora el 8 de septiembre, Casanova
Cardiel afirmó que “se trata de una cuestión preocupante,
una realidad lacerante e indignante. Un país con esa cifra no
ha logrado concretar sus esfuerzos educativos de manera adecuada”.
Marginación y analfabetismo
El especialista afirmó que esta condición
genera marginación; además, se concentra en poblaciones
vulnerables, como mujeres, indígenas, o los desfavorecidos económicamente.
Si se combinan estas condiciones, la fragilidad se profundiza y puede
derivar en situaciones de alto riesgo.
En ese sentido, nuestro país se caracteriza
por ser profundamente asimétrico. La sociedad vive en condiciones
de desigualdad, pues mientras la Ciudad de México tiene indicadores
comparables con los de naciones avanzadas, en otros estados de la República
la situación es vergonzosa.
Por ejemplo, las entidades federativas con
mayor proporción de analfabetas son Chiapas, con 18.41 por ciento;
Guerrero, 17.53; Oaxaca, 16.92, y Veracruz, 12.02. Además, mientras
el porcentaje nacional de analfabetismo es de 6.31 para los hombres,
y 8.89 para las mujeres, en esos estados es superior al doble. Sólo
el Distrito Federal, dijo Casanova, está por debajo del tres
por ciento.
Para el también profesor del seminario
Estado y Educación del posgrado en pedagogía de la Facultad
de Filosofía y Letras, el analfabetismo constituye, además
de un tema educativo, un asunto de la agenda política y social
de la nación; por tanto, es uno de los puntos críticos
que demandan ser incluidos como parte de una política de Estado.
El analfabetismo en el mundo
La situación en nuestro territorio está
incluida en el catálogo de temas prioritarios para la UNESCO.
“No es que México se considere entre los países
más pobres, pero el asunto está en el listado de aquellos
con problemas serios en el mundo”, aclaró.
El problema, sin embargo, es mundial. De acuerdo
con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO), uno de cada cinco adultos en el orbe
(las dos terceras partes son mujeres) no ha sido alfabetizados, y 72
millones de niños no están escolarizados.
Según el organismo internacional, al
menos 793 millones de personas en el planeta no saben leer ni escribir,
y el sur y oeste de Asia albergan la mayor parte, con 51.8 por ciento;
mientras, en África subsahariana vive el 21.4.
“América Latina ilustra nuestra
posición. Somos un país de media tabla. Chile, Uruguay,
Argentina y Colombia, por ejemplo, están delante de nosotros.
Hay una correlación diáfana entre alfabetización
y condiciones estructurales económicas, pero también con
la base demográfica”.
El especialista en política educativa
señaló que Guatemala tiene la tasa más alta de
analfabetismo, con 31.7 por ciento; Nicaragua, El Salvador, Bolivia
y Perú también tienen condiciones precarias.
Para concluir, subrayó la importancia
de profundizar las políticas en la materia con un amplio sentido
social: “Es preciso que exista voluntad, recursos financieros
y un sólido programa que atienda las diversas y complejas variables
pedagógicas, sociales y políticas que concurren en este
problema”.
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