• Lo permitiría el uso de muebles,
accesorios y dispositivos ahorradores en las viviendas, planteó
Nelly Mendiola Almaraz, de la Facultad de Arquitectura de
la UNAM
• En promedio, cada habitante de la urbe utiliza 312
litros del líquido al día, cifra superior al
consumo de Nueva York o París
La Ciudad de México registra uno de
los consumos de agua más elevados del mundo, con dotaciones
promedio de 312 litros por habitante al día, mayores que los
existentes en grandes urbes como Nueva York, Estados Unidos, y París,
Francia, donde es de 200 a 300 litros por persona; Alemania, con 130,
o África, con sólo 30 litros.
En este contexto, es necesario plantear estrategias
para hacer conciencia entre la población acerca del uso eficiente
y ahorro. Con acciones sencillas, al alcance de cualquier persona,
los habitantes de la urbe podrían reducir el consumo en sus
hogares, lo que representaría una solución al problema
de la escasez.
Racionar el líquido mediante el uso
de muebles, accesorios y dispositivos ahorradores en las viviendas,
representa una opción viable, subrayó Nelly Mendiola
Almaraz, de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM.
En el trabajo El ahorro eficiente del
agua en viviendas de la Ciudad de México, la alumna del
Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura de esta casa
de estudios, demuestra que la tecnología ofrece una diversidad
de aparatos, dispositivos y alternativas para evitar el desperdicio.
La cultura del uso racional es incipiente.
Por ejemplo, para ahorrar en la regadera se recomienda colocar una
cubeta para colectar el líquido y aprovecharlo en otro uso,
“pero las personas no lo hacen, porque les estorba, no les da
tiempo, o no entra en su vida cotidiana”, dijo.
Ser parte de la solución
El agua se emplea en muchas actividades.
Por ello, pocas veces las personas se percatan de su importancia.
Sólo se reflexiona al respecto si el servicio es suspendido
o restringido en ciertas épocas del año, indicó.
En la actualidad, existen propuestas difundidas
por diversos organismos, encaminadas al ahorro; para el éxito
de esas estrategias, es necesario conocer la cantidad y cómo
es utilizada. En el caso de las viviendas, el uso es clasificado en
interiores y exteriores.
El excusado es el mueble que más la
requiere, con 35 litros de cada 100 empleados por vivienda; en regaderas,
se usan 30 de cada 100; lavadoras, 20 de cada 100; fregaderos, lavabos
y lavavajillas, 15. “Por ello, es necesario cambiar los muebles
en sanitarios y cocinas”, propuso.
Una familia, integrada en promedio por cuatro
personas, gasta al día mil 920 litros. Al instalar reductores
de caudal, excusados de doble descarga, llaves con aireadores en fregaderos
y lavabos, y duchas ahorradoras, se emplearían 804 litros;
esa cifra representa un ahorro de casi 58 por ciento.
En la ciudad, sólo existen parámetros
que indican de cuánto deben ser las descargas máximas
de los muebles, y que las llaves deben tener cierre automático
o aditamentos economizadores, pero ninguno refiere qué muebles,
aparatos o dispositivos. En cuanto a la instalación de tuberías,
sólo se indican las tradicionales para recurso frío,
caliente, y aguas negras, añadió.
Ante ello, propuso, debe incluirse una en
viviendas nuevas, para almacenar el líquido desperdiciado al
esperar que se caliente en regaderas y lavados, y reutilizarlo. Además,
colocar excusados de doble descarga, llaves en cocina y sanitarios
con presurizadores o, en su caso, reductores de caudal, y duchas ahorradoras.
En casas ya construidas, es necesario revisar
hasta dónde es posible cambiar el mobiliario o adaptar dispositivos.
En algunos casos, se modificarían tuberías completas
para el ahorro, con asesoría profesional.
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