• Quienes se administran este tipo de estímulos son
jóvenes de entre 13 y 17 años, y son afectados porque
no tienen la madurez cerebral que se adquiere en la etapa adulta
• Pueden llevar al aislamiento, al descuido de las relaciones
interpersonales, y a individuos susceptibles, a estados epilépticos,
alertó Gabriela Armas Castañeda, de la FM de la
UNAM
Las drogas virtuales se convierten en un
nuevo tipo de adicción entre los jóvenes, y de no atenderse
pueden llevarlos al aislamiento, al descuido de sus relaciones interpersonales
e, incluso en individuos susceptibles, a estados alterados de conciencia,
alertó Gabriela Armas Castañeda, investigadora del Departamento
de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM)
de la UNAM.
Esos estimulantes, también conocidos
como drogas digitales o auditivas, actúan a través de
un mecanismo que fue descubierto en 1939 por el investigador alemán
H.W Dove, que identificó algunos sonidos llamados biaurales,
capaces de provocar ciertos cambios conductuales, explicó.
Consisten en colocar sonidos a diferentes
niveles, de modo que quien los escucha capta uno con cada oído;
entonces el cerebro, al identificarlos por separado, trata de procesarlos
y crea la onda biaural, lo que no ocurre si en general se oye cualquier
ruido, precisó.
Tampoco se presentan regularmente en la naturaleza,
pues se producen por medios digitales o por efecto de algunas máquinas.
Lo que provoca reacciones diferentes es que llegan al oído
con distintas frecuencias y por eso se deben escuchar con audífonos,
indicó la especialista en adicciones.
Los biaurales no son drogas en sí,
pero últimamente hay quienes se dedican a diseñar sonidos
con esas características y les agregan cualidades que tratan
de imitar el efecto de otros estimulantes.
De hecho, apuntó, existen páginas
como I-Doser, que se pueden instalar de forma gratuita, es
legal y las descargas de las grabaciones tienen un costo que va de
los 20 a los 200 pesos.
Los sectores que más pueden ocupar
este tipo de estímulos son los jóvenes, por estar más
en contacto con Internet, o porque quieren experimentar con alguna
sustancia sin ser descubiertos, comentó.
Armas Castañeda reconoció que
hasta ahora hay poca investigación al respecto, y lo que se
sabe es porque la gente sube sus experiencias a blogs, Facebook o
Twitter.
Algunos aseguran que sí consiguen
esos efectos después de escuchar los sonidos durante 15 ó
30 minutos, pero otros mencionan que no sienten nada, incluso los
perciben como algo molesto, refirió.
Droga musical
No obstante, aclaró, para que se provoque
adicción debe haber dos condiciones: que la persona tenga el
comportamiento compulsivo de bajar música, y sentir la necesidad
física o psicológica de escucharla la mayor parte del
día.
Aunque se piensa que estos sonidos llevados
a una forma extrema al parecer provocan efectos de intoxicación
similares a los de las drogas, aún es complicado saber qué
tanto tiempo tiene que pasar, cuántas administraciones, o qué
tan vulnerable debe ser un cerebro para que se provoque un daño,
aseveró.
Lo que sí se infiere es que puede
dañar, porque quienes se los administran son muy jóvenes,
de entre 13 y 17 años, y no tienen la madurez cerebral que
se adquiere en la etapa adulta, advirtió la especialista en
neuropsiquiatría.
Los riesgos de estos estímulos es
que al imitar los efectos agudos de las drogas pueden provocar alucinaciones
y crisis convulsivas en individuos susceptibles, lo que sería
peligroso pues se corre el riesgo de desencadenar un estado epiléptico,
una convulsión muy prolongada con consecuencias severas, acotó.
Señales de alarma
Como en todos los problemas de estupefacientes,
el comportamiento de los jóvenes que usan las drogas virtuales
empieza a modificarse. Tienen actitudes compulsivas, es constante
que bajen este tipo de música, incluso empiezan a pagar para
conseguirla; también, comienzan a aislarse, porque para conseguir
un mejor efecto deben estar en un ambiente relajado, acostados, con
los audífonos puestos y los ojos cubiertos, explicó.
“Escuchar este tipo de estímulos
les quita mucho tiempo y por lo mismo descuidan la escuela, las amistades,
las relaciones familiares y de pareja. Además, quienes ya tienen
algún trastorno de tipo psiquiátrico como esquizofrenia
o bipolaridad, son más vulnerables”.
Lo importante, recomendó, es tener
comunicación con los hijos, explicarles que esta música
puede generar problemas de adicción.
También es recomendable el apoyo psicológico
y psiquiátrico, pues por lo regular en este tipo de conductas
hay otro conflicto de fondo, como personalidad dependiente, depresión
o dificultades familiares, entre otros, concluyó.
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