• Altos niveles de O3 afectan rendimiento de cultivos y
captura de carbón al provocar menor crecimiento de bosques,
señaló el Grupo de Fisicoquímica Atmosférica
del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM
La calidad del aire en el centro del país
no ha dejado de ser un problema ambiental. La concentración
de ozono (O3) en su atmósfera no es adecuada para la salud
de su población, cultivos y bosques.
Es una de las conclusiones del Grupo de Físicoquímica
Atmosférica (FQA) del Centro de Ciencias de la Atmósfera
(CCA), que presentó los resultados de ocho años de investigación.
Incluso en la Zona Metropolitana del Valle
de México (ZMVM), informó el investigador Gerardo Ruiz
Suárez, la mitad de los días, el ozono está por
arriba de la norma mexicana; es como “tener el problema del
vaso medio lleno o medio vacío”.
El grupo de científicos del CCA observa,
mide y documenta las emisiones de gases de efecto invernadero, así
como especies químicas reactivas de interés ambiental
como ozono, nitrógeno reactivo y carbonilos, entre otras.
Asimismo, realiza modelación del transporte
de las emisiones y las transformaciones que esas especies químicas
sufren en la atmósfera.
El área estudiada es la corona de
ciudades del centro de México formada por Pachuca, Puebla,
Toluca y Cuernavaca-Cuautla, y la ZMVM. Si bien en esta última
pudimos “ponernos al parejo con la cuenca atmosférica
de la costa sur de California, EU, en calidad de aire, ¿cómo
están Tlaxcala, Morelos, el Valle de Toluca y Pachuca?”
Aquí, indicó Ruiz Suárez,
se tiene aproximadamente al 25 por ciento de la población del
país “y lo que vemos afecta a 28 millones de habitantes”.
En Puebla, según mapas híbridos de sus campañas
de monitoreo, así como de la ZMVM, “el 50 por ciento
de la población estuvo expuesta en un mes a diferente número
de días en que se excedió la norma”.
Esta concentración de ozono no debe
exceder 80 ppb (partes por billón) las ocho horas previas (promedio
móvil de ocho horas). “El estándar europeo sería
aproximadamente de 60 ppb-hr y 40 ppb-hr, que es más o menos
la concentración de fondo, además de ser el umbral para
considerar la posibilidad de daño sobre vegetación”.
Al respecto, destacó que “no
hay una hectárea en Puebla en que la flora crezca sin estar
expuesta a la excedencia de este indicador”.
Aunque Morelos no sobrepase la norma de los
80 ppb-hr, ¿qué pasa si usamos otro indicador? Si la
mexicana fuera como la europea, “en el mes de estudio la población
de esa entidad habría estado sometida a excedencias”.
Tampoco –agregó Ruiz Suárez– hay hectárea
en la que los cultivos, hortalizas y bosques de la región no
estén expuestos a niveles que exceden los umbrales para daño
en vegetación.
En tiempos de secas, en la sierra del Chichinautzin,
los lados norte y sur reciben niveles altos de ozono. Esto fue observado
con monitores pasivos que reportan concentraciones acumuladas por
14 días, que pueden convertirse en valores promedio.
“Que en un sitio tengamos un valor
promedio menor que 40 ppb-hr no significa que no se excedió
el umbral de daño, porque esto es un valor promedio y no se
toma en cuenta el perfil diario de las emisiones”.
El hecho de que en la ZMVM la mitad de los
días no se rebase la norma de los 110 ppb-h “no es para
cantar victoria”, dijo Ruiz Suárez, quien antes habría
señalado la conexión entre cuencas del centro de México.
Por eso, otra conclusión a manera
de pregunta del grupo del CCA fue, ¿se debe considerar al centro
de México como una sola supercuenca atmosférica para
fines de política pública en calidad del aire?
Si una región se esfuerza, logra bajar
sus niveles de contaminación, pero como las cuencas están
conectadas con otras cuyas emisiones afectan, para Ruiz Suárez
“es necesario coordinarse”, y crear una comisión
del centro de México. Señaló la urgencia de revisar
la norma mexicana de calidad del aire. En EU no la han bajado, pero
en Europa sí, a casi 60 ppb.
Además, consideró necesario
desarrollar o adaptar indicadores de afectación. “Para
vegetación usamos unos de origen europeo, el problema es que
éstos fueron pensados para ese continente que tiene condiciones
diferentes a las de México”.
Allá tienen bien marcadas las estaciones.
Aquí tenemos un clima tipo monzónico. Allá crece
mucha vegetación caducifolia; aquí, menos. Debemos revisarlos
o, al menos, estudiar qué tan bien los podemos aplicar.
El umbral de 40 tal vez no es el mejor indicador
para vegetación y cultivos de México, pero es el único
que podemos usar para ver el daño potencial en la agricultura.
“Podemos evaluar algo, pero es cualitativo. Por ejemplo, la
Ciudad de México ya paga servicios ambientales a las comunidades
del sur por cuidar el bosque”.
Para determinar la cantidad que se otorgará
se calcula la densidad de biomasa del bosque. ¿Cómo?
Se mide el diámetro del árbol a cierta altura. Sin embargo,
no se toma en cuenta el efecto de la contaminación en su crecimiento.
“En cultivos, eso significa que hay menos rendimiento por hectárea.
En un bosque, que hay menos crecimiento, hay menos captura de carbón”.
-o0o-