• El PUIS de esta casa de estudios
podría asumir el liderazgo de esta iniciativa, consideró
Raúl Aguilar Roblero, del IFC de la UNAM
Es necesario el diseño de un nuevo
modelo de desarrollo, que impulse la vinculación entre el sector
público, las compañías farmacéuticas y
los profesionales en este campo, consideró Raúl Aguilar
Roblero, del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.
Con la infraestructura y los recursos humanos
disponibles en México, dijo, las características demográficas
de salud representan una oportunidad para el desarrollo de la investigación
en este campo.
“Las universidades y los institutos
nacionales del área cuentan con la infraestructura necesaria
y obtienen resultados, pero no existe sinergia entre ambos sectores.
Esta capacidad representa un potencial”.
Aguilar Roblero subrayó que el Programa
Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de esta casa
de estudios podría asumir el liderazgo de esta iniciativa.
Para ello, debería contar con facultades
como gestor de financiamiento ante el Conacyt, sector salud, agencias
internacionales y la industria, consideró.
Es necesario orientar los recursos indispensables
para financiar acciones de capacitación, reuniones que promuevan
la interacción entre investigadores y clínicos, y apoyo
a proyectos piloto de indagación, entre otras iniciativas.
Panorama nacional
La inversión en investigación
y desarrollo en México equivale a un monto menor del 0.5 por
ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Además, el apoyo del
sector privado es casi nulo, por falta de incentivos, consideró.
Se requiere una base muy amplia de investigación
básica biomédica, farmacológica y química
para identificar sustancias o tratamientos con aplicación clínica,
dijo el integrante de la División de Neurociencias del IFC,
quien estableció que el fundamento de este proceso son los
esfuerzos realizados en universidades, institutos nacionales de salud
y hospitales.
“De cinco mil compuestos descubiertos,
sintetizados o explorados a nivel básico, se obtiene un medicamento.
El costo promedio de esta transición en Estados Unidos es cercano
a 900 millones de dólares, y el proceso dura entre 10 y 15
años”, refirió.
El nuevo modelo de investigación clínica
y básica, sustentado en el potencial de las universidades y
el sector salud, orientaría los esfuerzos de todas las instancias
en una sola dirección, concluyó.
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