• Mejoran las condiciones del
Fondo Reservado, que conserva impresos novohispanos, únicos
en el mundo; contiene un libro de Alonso de la Veracruz, que vio
la luz en 1554
Es relativamente fácil determinar
cuántos libros caben en un salón de lectura. Los interesados
en este tipo de datos suelen contar, ejemplar tras ejemplar, hasta
determinar la cifra, o bien calcular mediante una sencilla fórmula
matemática los metros lineales de libros que podrían
alojar las estanterías. Pero si alguien preguntara, ¿cuántos
siglos caben en un recinto?, pocos sabrían dar una respuesta.
Entre ellos están los responsables
de la Sala Mexicana Ernesto de la Torre Villar de la Biblioteca
Nacional de México (BNM), quienes responden, con precisión,
aquí tenemos resguardados 267 años de impresos mexicanos.
El espacio
La Sala Mexicana, ubicada en el edificio
que resguarda el Fondo Reservado de la BNM, fue diseñada por
el arquitecto Orso Núñez Ruiz Velasco para albergar
ex professo toda la producción bibliográfica
de lo que fuera el virreinato de la Nueva España.
La construcción fue inaugurada en
1993, dándole a la Sala una doble función: por una parte,
es un depósito; por la otra, se ha convertido, por su belleza,
en un espacio de actos de gran importancia para la Universidad Nacional
Autónoma de México.
En ella la BNM, en julio de 2009, fue distinguida
con el Premio Fundación México Unido en sus Valores
Culturales; de igual manera, este recinto ha sido anfitrión
de instituciones como la Academia Mexicana de la Lengua, cuyos miembros
han sesionado en ocasiones relevantes, como la recepción de
alguno de sus nuevos integrantes, relató Belem Clark de Lara,
coordinadora de la BNM.
La Sala Mexicana es un lugar de excepción
en el país por su magnífico diseño cónico
de 10 metros aproximadamente de altura; la estantería de madera
que sigue la forma de la arquitectura y su mesa redonda son el marco
perfecto para su valiosa colección. Para llegar a ella, hay
que cruzar el “Túnel del tiempo”, que permite el
tránsito entre el presente y el pasado, simbolizados por los
dos edificios que resguardan tanto el acervo del Fondo Contemporáneo,
como las colecciones del Fondo Reservado de la BNM.
Para quienes deseen admirar su belleza arquitectónica
y conocer una muestra representativa de las diversas colecciones que
resguarda el Fondo Reservado, la BNM ofrece el servicio de visitas
guiadas a grupos reducidos, no más de 15 visitantes mayores
de 18 años.
Recientemente, relató Rosario Paez,
jefa del Fondo Reservado, se cambió la imagen para mejorar
las condiciones de su colección; se sustituyó la alfombra
por un piso que combina dos tipos de materiales: el porcelanato y
la madera, tratada de origen, con lo que se garantiza la mejor conservación
de los impresos. De igual manera, se instaló una valla de cristal
cóncavo, que coincide con la forma circular del repositorio,
lo que permite mantener la elegancia del lugar y proteger el material
bibliográfico durante las visitas guiadas o en las ceremonias
que ahí se celebran.
La colección
La Colección Cronológica Mexicana
o de impresos novohispanos es única en el mundo, ya que abarca
el periodo que va de 1554, año del libro más antiguo
que poseemos, a 1821, en que se consuma nuestra Independencia. Su
organización sigue un orden cronológico, lo que hace
pensar en ese viaje al pasado, que el estudioso puede realizar a través
de sus impresos; testimonios éstos de la cultura, historia,
literatura, ciencia, música y teatro de la época colonial.
En general, las obras de esta colección,
así como otras que se resguardan en el Fondo Reservado, están
a disposición de tesistas, investigadores y académicos,
quienes las pueden solicitar en la Sala de Consulta.
La colección inicia con el impreso
Dialectica resolutio, escrito en latín por fray Alonso
de la Veracruz. Su portada presenta un grabado a una tinta de una
hermosa alegoría en la que destaca un corazón, símbolo
de la orden de los agustinos, a la que perteneció el autor.
El libro vio la luz en 1554, con el sello de la imprenta de Juan Pablos,
primer impresor autorizado en la Nueva España.
Como muestra del siglo XVII, se encuentra
una obra del impresor Francisco Rodríguez Lupercio, titulada
Exposición astronómica del cometa, que el año
de 1680, por los meses de noviembre y diciembre, y este año
de 1681, por los meses de enero y febrero, se ha visto en todo el
mundo y le ha observado en la ciudad de Cádiz el P. Eusebio
Francisco Kino, de la Compañía de Jesús.
Fue impresa en México en 1681, y su
belleza no sólo radica en su contenido, sino en el grabado
de la carta astrológica que el padre Kino pretendió
fuera científica, y en la que están claramente representados
el cielo, las estrellas y los signos zodiacales, todo ello en relación
con la trayectoria del cometa que, más tarde, sería
llamado Halley.
En oposición a este trabajo, Carlos
de Sigüenza y Góngora escribió Libra astronómica
y filosófica, publicada en 1690, aunque fue escrita en
1681, y se caracteriza por ser una verdadera investigación
científica, que se apoyaba en las observaciones y teorías
astronómicas de autores como Galileo, Descartes y Kepler. Con
su libro, De Sigüenza atacó la visión astrológica
y supersticiosa no sólo del padre Kino, sino también
de algunos de sus colegas y del común de la gente.
Durante el siglo XVIII se dio una transformación
en la industria tipográfica novohispana. Llegó a alcanzar
importantes niveles de perfeccionamiento, al surgir imprentas como
la de la viuda de Miguel Rivera, la de Francisco Ribera Calderón,
las de la familia de Hogal, la de Diego de Fernández de León
y la de los Zúñiga y Ontiveros, por mencionar algunas,
y de sus prensas salieron textos científicos y literarios,
como Obras de elocuencia y poesía premiadas de la Real
Universidad de México, impresa en esta ciudad, en 1791,
por don Felipe de Zúñiga y Ontiveros.
Del siglo XIX, importante momento histórico
para la nación mexicana, existen publicaciones que permiten
apreciar lo que significó en la sociedad el movimiento de Independencia,
como el Sermón que en la santa iglesia catedral de Guadalajara,
predicó el ciudadano doctor don José San Martín,
el día 23 de junio de 1821, en que se solemnizó el juramento
de la gloriosa independencia Americana…, impreso en la
oficina de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1821.
También entre los documentos de la
Sala Mexicana se encuentran doctrinas, ensayos, poemas, libros de
música e historia, muchos de ellos poco estudiados. Cuidarlos,
preservarlos y darlos a conocer es la misión de la BNM.
La Conservación
En torno a la conservación de la colección
de la Sala Mexicana, Adriana Gómez Llorente, jefa del Departamento
de Conservación y Restauración de la BNM, consideró
que estos libros son bienes culturales de gran relevancia, que deben
mantenerse en condiciones óptimas de conservación.
La importancia de la información que
transmite un libro con esta antigüedad radica no sólo
en su contenido, sino también en su materialidad, es decir,
la técnica de su manufactura como objeto: procesos de fabricación
del papel, diseño tipográfico y encuadernación.
Además, de todas aquellas marcas de propiedad y procedencia
que dan pauta de su historia.
Por esta razón, se trabaja constantemente
en mejorar las condiciones de almacenamiento. Por una parte, el cambio
de imagen de la Sala Mexicana disminuyó los riesgos de deterioro
de su colección, al eliminar la alfombra y con ello la gran
acumulación de polvo. Y, por la otra, se reubicaron las tomas
de electricidad en un área alejada de la estantería.
Actualmente, se trabaja en un proyecto para
instalar un sistema de monitoreo de condiciones ambientales de humedad
relativa y temperatura, con lo que se pretenden alcanzar las condiciones
idóneas que deben oscilar entre 45 por ciento y 55 por ciento
de humedad, y una temperatura entre los 18 y 20ºC (grados centígrados)
Asegurar estos rangos evitará problemas como deformación
y/o deshidratación de los materiales constitutivos y la proliferación
de microorganismos, entre otros.
A la colección de la Sala Mexicana
se incorporan nuevas piezas por compra o donación; los materiales
que ingresan son revisados para determinar su estado y prevenir algún
posible riesgo que pudiera afectar al resto del acervo.
Biblioteca Nacional de México
Dignas de admiración son las obras
que conforman la Colección de Impresos Novohispanos de la Sala
Mexicana, pero también sus innumerables materiales documentales,
testimonios de hombres y mujeres que construyeron y transformaron
su tiempo. Su misión es resguardar el patrimonio bibliográfico
de la nación.
La Biblioteca Nacional de México se
alberga en los edificios del Instituto de Investigaciones Bibliográficas,
Biblioteca y Hemeroteca nacionales (en la Zona Cultural de Ciudad
Universitaria), que dirige Guadalupe Curiel Defossé.
La BNM abre sus puertas no sólo a
lectores e investigadores que estudien sus acervos sino, igualmente,
a los visitantes que deseen conocerla.
-o0o-