• Con el texto, el becario zoque
del Programa Universitario México Nación Multicultural,
Jaime Velasco Estrada, ganó el Premio Internacional de Narrativa
de editorial Siglo XXI
• El reconocimiento que recibirá el alumno de Letras
Hispánicas incluye la publicación de la obra
En 2010, la Ciudad de México se convirtió
en el primer sitio de América Latina en reconocer legalmente
las bodas entre personas del mismo sexo. Esto suscitó a un
mismo tiempo airadas objeciones por parte de la Iglesia católica
y grupos conservadores, y el aplauso de defensores de derechos humanos
e intelectuales, y así, en un escenario en el que todos exponían
argumentos en pro y contra, un estudiante de Letras Hispánicas,
de nombre Jaime Velasco Estrada, comenzó a elaborar sus propias
reflexiones, pero no con afán de convencer a nadie, sino de
verterlas en un centenar de páginas.
“Quería hacer una novela, pero
la idea no funcionó en el sentido global, aunque por separado
las diferentes partes que había concebido para esta historia
hacían sentido, así que las trabajé como si se
tratara de 13 cuentos. Las pulí hasta donde pude y las metí
a concursar al Premio Internacional de Narrativa (organizado por editorial
Siglo XXI, la UNAM y el Colegio de Sinaloa). No pasó mucho
tiempo para que me notificaran que había obtenido el primer
lugar”, recordó el joven de 23 años, becario zoque
del Programa Universitario México Nación Multicultural
(PUMC).
El resultado es un libro de aproximadamente
120 cuartillas titulado ¡Despierta ya!, que explora,
desde la llamada literatura homosexual, las diferentes facetas que
afronta una pareja: el encuentro, la fascinación y, sobre todo
la separación, fase a la que dedica la mayoría de sus
párrafos.
“Con la aceptación del matrimonio
gay, la gente comenzó a concebir que dos hombres o
dos mujeres pudieran formalizar su relación ante la ley, pero
pocos se detuvieron a pensar en lo que podría haber más
allá de este momento inicial: en los planes conjuntos, en la
amenaza de ruptura, y me pareció que la escritura podría
ser una buena forma de explorar las posibles circunstancias”.
En 1911, André Gide escribió
Corydon como una manera de ahondar en lo que la sociedad
de la época llamaba “el amor que no se atreve a decir
su nombre”. Justo un siglo después, Jaime creó
a Clímaco, un personaje que, al igual que el del autor francés,
tiene un apelativo que remite al mundo clásico, “sólo
que mi protagonista vive en un momento en el que la convivencia entre
dos varones no es algo para callar, sino un vínculo que puede
llegar al registro civil, aunque asumir públicamente esta preferencia
sigue sin ser fácil”.
Los cuentos confeccionados por el estudiante
de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) son una crónica
de los acercamientos de Clímaco con Santiago, Diego, Jacob
y otros hombres, los cuales funcionan a manera de muestrario de los
diferentes tipos de encuentros y desencuentros que se dan entre personas
que en algún momento pensaron que podían llevar una
vida juntos, hasta que la realidad les demostró lo contrario.
“Y es interesante reflexionar justo
sobre esa palabra, realidad, pues quienes escribimos la retomamos
y a partir de ella intentamos crear algo distinto: un puente capaz
de conectar lo literario con el día con día. Así,
lo que vivo se trasmina a mi prosa, y los párrafos que compongo
los asimilo como si fueran algo que me aconteció a mí;
de ahí que Clímaco sea un estudiante de la FFyL, como
yo, o que venga de Chiapas, mi estado natal. La obra es un traslape
de realidades, aunque no por eso deja de ser ficción”.
Obra en prensa
Como parte del premio, Jaime recibirá
un estímulo económico y la publicación de sus
cuentos, por lo que dice que se la pasará “de feria en
feria”, pues el reconocimiento se le otorgará en la del
Libro del Palacio de Minería el próximo 1 de marzo,
y la presentación de la obra será en noviembre, en la
de Guadalajara.
“Es extraño que sea la primera
vez que entro a un concurso y me pase todo esto. Me sorprende porque
hablamos de un trabajo que sometí hace no mucho al escrutinio
de mis amigos —quienes me dieron sugerencias— y a la opinión
de la profesora Beatriz Espejo, con quien tomo un taller de creación
literaria en la UNAM”.
Aún desconoce a cuántos ejemplares
ascenderá el tiraje, pero ya se dice ansioso de la reacción
del público, pues confiesa que para él hay pocos actos
tan íntimos como los que se desprenden del arte poético.
“De hecho, en ¡Despierta ya! están plasmadas
muchas de mis inquietudes, como la de ¿por qué escribir?,
¿para qué?, las cuales desarrollo en forma de ensayo.
Esto hace que en algún momento los cuentos casi dejen de serlo,
pero ésta es mi huella, es la parte de mí que dejo en
los relatos”.
Y es que para Jaime, no es fútil pensar
en la literatura; de hecho, ha sido una constante a lo largo de sus
23 años, pues sabe que su pasión por las letras dio
a su vida un rumbo que ni él mismo anticipaba, pues las ganas
de escribir lo hicieron dejar mucho, como su natal Chiapas, la carrera
de ingeniero en Mecatrónica e incluso un monasterio salesiano,
pues en algún momento consideró el sacerdocio.
“Eso me ha dejado la creación,
pues si le eres fiel, se hace parte de tu vida. Ella, de cierta forma,
determinó mi llegada a la FFyL. Si en un momento pensé
en dedicarme a otra disciplina fue porque pensaba que otro tipo de
estudios me resultarían más redituables, pero es difícil
ignorar tus inclinaciones. Como había dicho, la escritura es
una manera de transformar realidades y yo soy ejemplo de ello, porque
la que hoy vivo es muy diferente a la que hace no tanto imaginé”.
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