• A diferencia de las de silicio
utilizadas en la actualidad, serían más flexibles
y económicas
• Para elaborarlas, el académico Norberto Farfán
investiga compuestos con propiedades de óptica no lineal
• Con estos materiales se generarían hologramas capaces
de almacenar información, o construir dispositivos que aceleren
la velocidad de equipos de cómputo
Investigadores de la Facultad de Química
(FQ) de la UNAM desarrollan compuestos con propiedades de óptica
no lineal (ONL), que tienen potencial uso en celdas solares orgánicas
que, a diferencia de las hechas de silicio utilizadas en la actualidad,
tienen la ventaja de ser flexibles y más económicas.
En un futuro, se podrían elaborar
chamarras cubiertas de estos elementos solares orgánicos capaces
de cargar la batería del teléfono celular, o recubrimientos
para techos y ventanas de una casa que, de igual manera, permitan
el almacenaje de energía.
Las aplicaciones de compuestos que presentan
propiedades de ONL son diversas. Con ellos es posible generar hologramas
capaces de almacenar información o imágenes, o bien,
construir dispositivos opto-electrónicos que aceleren la velocidad
de equipos de cómputo, informó el académico del
Departamento de Química Orgánica de esta Facultad, José
Norberto Farfán García.
El universitario, Premio Nacional de Química
Andrés Manuel del Río 2010 en el área
Académica de Investigación (el galardón más
importante del área en el país), explicó que
la óptica referida es un fenómeno donde un compuesto
con estas propiedades, al ser irradiado con un haz de luz, duplica
o triplica la frecuencia de la luz incidente; es decir, se emite con
otro color.
Tradicionalmente, en este campo se habían
utilizado compuestos de tipo inorgánico, pero relativamente
hace poco tiempo, señaló, se encontró que los
orgánicos u organometálicos también presentan
propiedades de ONL.
Una de las principales temáticas del
investigador es el desarrollo de elementos con mejores propiedades,
con el empleo de compuestos organometálicos de boro y estaño.
Esta línea de trabajo inició
en 2002, en colaboración con el grupo de Pascal Lacroix, del
Laboratoire de Chimie de Coordination, del Centro Nacional de Investigaciones
Científicas (CNRS) en Toulouse, Francia. Recientemente se incorporó
un grupo del Centro de In¬vestigaciones en Óptica (CIO)
de León, Guanajuato; asimismo, se tiene relación con
el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav),
del Instituto Politécnico Nacional
Farfán García detalló
que se pueden preparar compuestos orgánicos con capacidad para
absorber radiación. Junto con los profesores de la Facultad
de Química, Héctor García-Ortega y Margarita
Romero Ávila, laboran en celdas orgánicas más
flexibles y económicas, que podrían colocarse en pinturas
o películas para captar energía, pues las existentes
son de silicio, más caras y rígidas.
“Somos uno de los pocos grupos que
incursionan” en esta área en México, y algo que
ha sido exitoso en nuestro caso es que trabajamos de manera interdisciplinaria:
colaboramos químicos orgánicos, teóricos y físicos.
Estos desarrollos involucran áreas como física, optica
y química, y contamos con excelentes especialistas en cada
una”, comentó el investigador.
También refirió que con los
compuestos desarrollados en la FQ, el grupo del CIO ha realizado trabajos
de holografía dinámica, donde se pueden grabar y borrar
imágenes, o bien, almacenar información.
El grupo de Farfán también
investiga interruptores moleculares, que permitirían dotar
a ciertos materiales de propiedades de ONL y, eventualmente, podrían
acelerar la velocidad de equipos de cómputo a través
de fibras y dispositivos opto-electrónicos.
A partir de esta colaboración, se
trabaja en el proyecto SENER-CONACYT sobre Diseño y desarrollo
de celdas solares orgánicas (OPV), eficientes para la generación
de energía eléctrica limpia, donde participan expertos
de la Facultad de Química, del Cinvestav, del CIO y de la Universidad
Autónoma de Madrid.
Dependencia tecnológica
“Es importante trabajar para disminuir
la dependencia tecnológica, la cual siempre nos va a mantener
como un país en vías de desarrollo. Si nosotros no hacemos
nuestras propias innovaciones, seguiremos en el atraso”, advirtió.
La economía, concluyó, está
basada en el conocimiento. México compra tecnología
muy cara y vende materias primas baratas, a la cual casi no se le
da valor agregado. Así, “este tipo de trabajos se encamina
a no quedarnos rezagados en un mundo que avanza cada vez más
rápido y donde el conocimiento es la diferencia”.
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