• Ello, debido a que las mujeres
posponen los embarazos a edades más avanzadas, dijo Miguel
Ángel Serrano, académico de la Facultad de Medicina
de la UNAM
• De los casos, 20 por ciento se debe a la endometriosis,
es decir, a la presencia de tejido endometrial fuera de la cavidad
respectiva
Los problemas de infertilidad, es decir,
la incapacidad para llevar a buen término un embarazo, presentan
un incremento, debido a que las mujeres posponen cada vez más
la maternidad; al dedicarse a su realización laboral y profesional,
retrasan el diagnóstico y tratamiento de posibles problemas
reproductivos, advirtió Miguel Ángel Serrano, académico
de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Entre más temprano se conozcan las
posibles complicaciones, “tendremos mayor oportunidad de brindar
opciones de solución”, señaló el médico
gineco-obstetra.
A lo largo de la vida de la mujer no siempre
existen las mejores condiciones para un embarazo, recordó.
Además, entre más tiempo transcurra aumenta la posibilidad
de que haya malformaciones cromosómicas, como Síndrome
de Down, y en la madre, diferentes inconvenientes como mayor descalcificación.
Aunque, reconoció, el advenimiento
de técnicas de reproducción asistida, como la transferencia
de gametos, “han incrementado las posibilidades. No obstante,
son de alto costo, por lo que sólo son accesibles para sectores
limitados de la población”.
De los casos, el 20 por ciento se debe a
la endometriosis, es decir, a la presencia de tejido endometrial,
glándulas y estroma, fuera de la cavidad respectiva. “Es
común encontrarlo en órganos adyacentes, como los ovarios
o la vejiga, aunque existen reportes de casos en pulmones y otras
partes del cuerpo”.
Se desconocen sus causas; para explicar su
origen se han elaborado varias teorías. Una de ellas, se refiere
a la llamada menstruación “retrógrada” (teoría
de Sampson). Normalmente, mes tras mes, las mujeres descaman el tejido
uterino a la cavidad, y de ahí al cérvix, sin embargo,
por variaciones en los procesos de dinámica contráctil
uterina y tubaria, puede presentarse lo contrario, ejerciéndose
un flujo inverso hacia la cavidad abdominal.
Otra de las teorías (Iwanoff y Meyer)
habla de la transformación de las células celómicas
en tejido endometrial, por su capacidad totipotencial de diferenciación,
lo que explica ciertas localizaciones distantes de esta patología.
Este padecimiento se liga con la infertilidad,
explicado por múltiples factores participantes como fibrosis
y adherencias en la región tubo ovárica, lo que dificulta
o imposibilita la captación del óvulo por la fimbria,
porción distal de la trompa uterina.
Alrededor del 30 por ciento de las pacientes
con endometriosis son asintomáticas. No obstante, es más
frecuente el dolor pélvico, que se presenta como dismenorrea
(dolor menstrual) habitualmente progresiva, que se inicia uno o dos
días antes del periodo menstrual y persiste en todo el ciclo.
La sospecha diagnóstica la tenemos
en las niñas que se encuentran en la etapa pre-púber,
lo que se refiere a la existencia de dolor pélvico. Una vez
que alcanzan la etapa reproductiva, (alrededor de los 25 años),
la historia clínica completa con énfasis en los antecedentes
gineco-obstétricos y la realización de una exploración
ginecológica serán de gran ayuda en el momento de precisar
un diagnóstico.
Al contar con una pareja estable, aparece
el deseo de tener hijos, y al acudir a solicitar ayuda medica “encontramos
que no es posible llevar a efecto una concepción de forma natural”.
Es decir, hasta que no se presenta la necesidad de embarazo en la
edad reproductiva, “podemos completar los estudios. Antes, todo
es incierto”.
Con los exámenes de laboratorio y
gabinete, así como con el desarrollo de protocolos de estudio
de una paciente, se descubre el padecimiento. El diagnóstico
definitivo de la endometriosis es visual, para lo que se realizan
técnicas mediante laparoscopia o laparotomía, que permiten
visualizar con precisión las áreas de endometriosis.
Al referir otras causas de infertilidad,
señaló que existen diferentes factores participantes
–como el cervical–, dentro de los cuales tienen una gran
importancia las infecciones de transmisión sexual. Muchas de
ellas, de no tratarse adecuadamente, suelen dejar secuelas, como la
alteración del movimiento de las trompas, que podrían
producir embarazos ectópicos y abortos.
Otro factor importante es el neuroendocrino,
que tiene múltiples implicaciones en reproducción, como
la presencia de deficiencia de hormonas, ovarios poliquísticos
o amenorrea.
Para determinar la causa, se requieren estudios
integrales que permitan una evaluación completa de la pareja
con problemas de infertilidad, establecer un pronóstico y ofrecer
la terapéutica más apropiada.
Sin embargo, reconoció, para la infertilidad
no hay un tratamiento específico; como resultado del estudio
integral de la pareja, cada especialista lo determina, de acuerdo
con los hallazgos encontrados en cada paciente. Si hay deficiencia
hormonal, se otorgan suplementos; si hay adherencias, se resecan vía
laparoscópica o por laparotomía; si hay miomas en útero,
se hace miomectomía (una resección quirúrgica
del mioma). “Tratamos de buscar siempre la mínima invasión”,
sostuvo.
En específico, para tratar la endometriosis
se emplean diferentes tratamientos que pueden ser médicos o
quirúrgicos. Los primeros son a través de diferentes
agentes como estrógenos y progestágenos, danazol y agonistas
de GnRh (tratamientos hormonales); dentro de los segundos, se contempla
la extirpación, evaporación, electrofulguración
y electrocoagulación (destrucción del tejido mediante
una corriente eléctrica), según su ubicación.
Por último, Serrano expuso que “por
cuestiones de cultura, las pacientes no acuden con nosotros de inmediato,
y si lo hacen, ya han sido sometidas a múltiples manejos, unos
empíricos, otros productos del marketing farmacéutico,
que no tienen un sustento apropiado”.
De ese modo, recomendó hacer conciencia
de la propia salud y acudir al médico para revisiones periódicas.
Asimismo, evitar la automedicación que impide tener un diagnóstico
oportuno.
-o0o-