• Según un artículo
sobre las proyecciones, publicado en enero de este año por
Patricia Clark, de la FM de la UNAM, y sus colegas, para 2050 se
espera que haya casi 156 mil fracturas de ese tipo en ambos sexos
El número de casos de osteoporosis
en el país crecerá conforme aumente el promedio de edad
de la población. Además de los problemas médicos
y de salud pública, se incrementarán los costos de la
atención.
“Con relación a las fracturas
de cadera en pacientes adultos mayores, las instituciones públicas
y privadas de salud en la nación destinaron, en 2006, más
de mil millones de pesos (poco más de 97 millones de dólares)
a su atención”, aseguró Patricia Clark, académica
de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, y jefa de la Unidad de
Epidemiología Clínica que esta casa de estudios tiene
en el Hospital Infantil de México Federico Gómez.
La cifra equivale al gasto que el sector
salud destinó ese año a la compra de insulina para los
pacientes diabéticos de nuestro territorio.
En el artículo Costos directos
de la osteoporosis y fractura de cadera: un análisis del sistema
de salud mexicano, publicado en Osteoporosis International, revista
de la Fundación Internacional de Osteoporosis, un grupo de
epidemiólogos, coordinado por Clark, estableció que
los altos costos tenderán a aumentar en la medida que crezca
la esperanza de vida y, por ende, el número de adultos mayores.
“Si entre los 50 y 60 años hay
riesgo de fractura, entre los 60 y 70 aumenta de manera significativa,
y después de los 70, el de cadera y vértebras es latente”,
advirtió la reumatóloga.
En el estudio se afirma que, en el año
2000, apenas dos por ciento de los hombres y 8.3 por ciento de las
mujeres de entre 50 y 55 años de edad sufrieron una fractura
de cadera. No obstante, a partir de los 60 años, el porcentaje
de varones se eleva a 7.8 por ciento, y el de mujeres, a 12.3 por
ciento.
Después de los 70, el ascenso se dispara,
sobre todo entre ellas, que llegan a representar el 18.6 por ciento.
La situación se agrava después de los 80 años,
momento en que los hombres representan 21.4 por ciento, y las mujeres,
37.9 por ciento.
Expectativas poco optimistas
Las expectativas son poco optimistas. Según
un artículo sobre las proyecciones, publicado por Clark y sus
colegas en enero de este año, para 2050 se espera que haya
casi 156 mil fracturas de ese tipo en ambos sexos (en 2005, hubo 29
mil 732). Así pues, indicaron los investigadores, será
necesario estructurar nuevas fuentes de financiamiento.
“Nuestro análisis de 2006 evaluó,
durante un año, una muestra de 218 pacientes con fractura de
cadera en hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS,
118 casos), del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR,
61 casos) de la Secretaría de Salud, y privados (39 casos)”,
informó la especialista.
Obtuvieron las cifras del IMSS y de la Secretaría
de Salud y, por separado, ponderaron los precios en los hospitales
privados bajos y medios, como el Trinidad, y de los altos, como el
Inglés y Médica Sur, en el Distrito Federal.
Asimismo, revisaron los desembolsos aproximados
en los rubros de cirugía, honorarios (enfermeras y anestesistas,
entre otros), prótesis o fijaciones, estancia hospitalaria,
análisis de laboratorio, transporte y alimentación,
así como costos adyacentes y médicos directos.
Esa estimación por paciente arrojó
las siguientes cantidades: 42 mil 31 pesos (tres mil 821 dólares)
en el IMSS; 17 mil 490 pesos (mil 590 dólares) en la Secretaría
de Salud; 67 mil 738 pesos (seis mil 158 dólares) en los hospitales
privados bajos y medios, y 150 mil 491 pesos (13 mil 681 dólares)
en los privados altos (en 2006, un dólar costaba, en promedio,
11 pesos).
La siguiente fase, consistió en calcular
el costo total de los casos en ese año, con base en la prevalencia
e incidencia anteriores.
El IMSS esperaba hacer alrededor de 12 mil
cirugías de cadera, a un costo de 42 mil 31 pesos (tres mil
821 dólares) cada una, lo que sumaría unos 46 mil dólares,
aproximadamente.
La Secretaría de Salud proyectaba
practicar seis mil 200, de 17 mil 490 pesos (mil 590 dólares)
cada una, lo que sumaría cerca de 10 mil dólares.
Los privados bajos y medios calcularon que
atenderían a dos mil pacientes, aproximadamente de 67 mil 738
pesos (seis mil 158 dólares) cada uno, lo que representaría
unos 12 mil 400 dólares.
Los privados altos calcularon que tendrían
dos mil casos, a un costo de 150 mil 491 pesos (13 mil 681 dólares)
cada uno, que sumarían unos 27 mil 500 dólares.
De ese modo, el número de cirugías
de cadera se estimó en 22 mil 223, con un impacto aproximado
de mil millones de pesos (97 millones de dólares).
Días-cama
También, se precisó que los
días-cama en las instituciones públicas son más
que en las privadas. En 2006, el promedio para una cirugía
en el IMSS fue de 10.7 días, y en la Secretaría de Salud
de 9.3, mientras que en las instituciones privadas fue de 5.2.
“La razón es que en los hospitales
de medicina social hay cirugías de rango prioritario. Por ejemplo,
los fines de semana los quirófanos del Hospital Magdalena de
las Salinas son ocupados por pacientes accidentados o traumatizados
violentos, que tienen prioridad sobre los que presentan fractura de
cadera. Ello hace que en esos sitios se alargue el tiempo de hospitalización,
mientras que, en los privados, los pacientes con fractura de cadera
son operados casi de inmediato y permanecen menos días internados”,
explicó Clark.
Otro punto analizado fue el desembolso por
prótesis, que puede variar enormemente entre los hospitales
públicos y los privados. En éstos no se practican fijaciones,
únicamente reemplazos articulares, y se colocan prótesis
completas.
Además, también se consideró
el valor de los medicamentos, de la terapia intensiva y de la habitación
regular.
Para cada caso se siguieron los distintos
protocolos de cirugía; en el INR, los pacientes pasan una noche
en terapia intensiva, lo que eleva el total. Sin embargo, esta práctica
no se realiza en el IMSS, donde ocupan de inmediato un cuarto regular.
“En nuestro estudio no incluimos los
pagos por la contratación de personal de enfermería
privado, por la compra de aparatos especiales, ni por las adaptaciones
arquitectónicas en casa”, concluyó.
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