• Julia Chávez, profesora
de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, advirtió
que en una sociedad como la mexicana, la equidad de género
está lejos de ser una realidad
• Este 19 de noviembre se celebra el Día Internacional
del Hombre
En una sociedad como la mexicana, en la
que la equidad de género está lejos de ser una realidad
y donde los varones aún gozan de una situación de privilegio,
hay espacios en los que se discrimina al hombre tan sólo por
el hecho de ser hombre, “especialmente en aquellos relacionados
con la paternidad, en trabajos del área de servicios y en programas
de salud”, señaló Julia Chávez, profesora
de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.
Un sistema patriarcal, expectativas que la
sociedad deposita tanto en ellos como en ellas, y una cultura reacia
al cambio han generado un cúmulo de desigualdades que si bien
se cargan hacia lo femenino, también se manifiestan del lado
masculino, acotó en el marco del Día Internacional del
Hombre, que se conmemora este 19 de noviembre.
“Tradicionalmente al varón se
le da espacio en el ámbito público, se le deja ser importante
en el trabajo pero no en casa, y con dificultad puede desarrollar
otro papel en la familia que no sea el de proveedor, y quienes lo
intentan aún son vistos con extrañeza, por decir lo
menos”, expuso la académica para luego recordar que en
2008, Alfonso Villaseñor, empleado de la Comisión Nacional
de Derechos Humanos, obtuvo la primera licencia de paternidad concedida
en México.
Para los estándares de este país
se trató de un caso atípico, pues se le otorgaron 10
días con goce de sueldo, los cuales ocupó para apoyar
a su pareja, y por ello, su historia acaparó la atención
de los medios. Recientemente se ha promovido que este tipo de permisos
dejen de ser una excepción y se transformen en un derecho laboral,
pero la moción ha encontrado reticencia por parte de entidades
que, como el Senado de la República, argumentan que “esto
causaría daño a las empresas”.
La especialista en democracia y participación
social y estudios de género es enfática al decir que,
“culturalmente, a ellos no se les forma para cuidar a los hijos,
pero estamos en un momento en que los estereotipos y prototipos comienzan
a resquebrajarse. Por ello, cada vez hay más jóvenes
deseosos de disfrutar su paternidad. Desafortunadamente, ninguna ley
en nuestro país les permita hacer eso”, añadió.
Cristian Lorenzano tiene 32 años y
se queja de esta situación, pues como recién divorciado
y alguien que disputa en los juzgados el derecho a convivir con sus
hijos, señala que, “a decir de la legislación,
en controversias de orden familiar la madre tiene la guardia y custodia
de los menores de siete años, postura que se contrapone abiertamente
al discurso de paternidad responsable, orientado a despertar la conciencia
del rol fundamental del padre en el crecimiento psicológico
y emocional de los niños”.
El comunicólogo añade que después
de pasar de abogado en abogado, ha constatado que en lo que toca a
la custodia de los hijos, las leyes, en lugar de considerar que dos
individuos son iguales sin importar su género, lo que hacen
es profundizar roles estereotipados de lo que es un hombre y una mujer,
además de contribuir a una cultura del padre ausente.
Para Chávez es evidente que esto de
ninguna manera compensa las inequidades que día con día
experimenta el género femenino “como el estar políticamente
subrepresentadas, ser objeto de violencia o recibir menos paga por
trabajo igual. Esto hay que señalarlo, así como lo que
se hace con ellos. Si vamos a hablar de equidad, debemos hacerlo en
serio”.
Trabas laborales
Julia Chávez propone realizar un ejercicio
de memoria y recordar si alguien sabe de un secretario de oficina,
un edecán o un puericulturista. “Si intentamos enumerar
cada caso que venga a nuestra memoria la lista será pequeña
y, en algunos rubros, nula; por ejemplo, creo nunca haber visto a
un hombre a cargo de bebés o niños chiquitos, y esto
se explica porque, laboralmente, al hombre se le relega de puestos
relacionados con el área de servicios”.
La doctora en Sociología señala
que este fenómeno puede explicarse a partir de ciertas ideas
que rondan en nuestro imaginario y que incluso llegan a manifestarse
en espacios que uno esperaría estuvieran libres de este tipo
de prejuicios, como las universidades. “Yo lo vivo a diario
en la Escuela Nacional de Trabajo Social, en la que las mujeres somos
una mayoría, pero también podemos asomarnos a carreras
como Enfermería o Pedagogía para constatar que hay disciplinas
en la que, desde siempre, la presencia de hombres es mínima”.
Germán Benítez puede dar testimonio
de esto, pues es un universitario recién egresado de Enfermería,
de la generación 2008-2011, la cual, dice, consta de 412 integrantes:
344 mujeres y 68 hombres, y si esta situación jamás
le preocupó como alumno, ahora que está por integrarse
al mundo laboral ve como algo inquietante.
“En la ENEO jamás recibí
trato diferente, pero allá afuera las cosas son distintas.
Por ejemplo, para un enfermero es muy difícil llegar a puestos
altos; estos casi siempre están reservados para las mujeres,
y esto se observa en todos los hospitales”.
Julia Chávez señala que el
hecho de que la sociedad determine a qué actividades debe dedicarse
cada género lleva a situaciones absurdas y contraproducentes
como ésta, “pues ¿no sería más sencillo
para un paciente masculino ser atendido por un enfermero?, parece
ser que se tiene la idea de que el hombre no se enferma”.
Al respecto, la investigadora añadió
que esto lleva a otro problema de discriminación social grave
y que se aprecia en el diseño de los programas de salud en
México. “Pensar que el hombre siempre estará sano
ha hecho que éstos sólo se enfoquen en la mujer. El
único programa de apoyo amplio para hombres es el de cáncer
de próstata, pero se instrumentó sólo a partir
de que se detectó que este problema comenzó a causar
índices de muertes importantes”.
Un día para el hombre
Cada 19 de noviembre se celebra el Día
Internacional del Hombre (DIH). Esta iniciativa nació en Trinidad
y Tobago, a sugerencia de Jerome Teelucksingh, profesor de la Universidad
de las Indias Occidentales, quien eligió esa fecha porque era
el cumpleaños de su padre.
El DIH se ha realizado durante 12 años,
aunque hasta la fecha no hay ninguna institución que le dé
aval, y “esto quizá se deba a que hablamos de una conmemoración
que defiende valores un tanto conservadores. Por ejemplo, entre sus
objetivos está promover que los hombres lleven vidas decentes
y honestas, conceptos un tanto laxos porque, ¿qué es
lo decente?, ¿qué lo honesto? Además, defiende
el matrimonio, lo que implica cortedad de miras, pues vivimos en un
mundo en que las formas de convivencia son muchas y no se limitan
a este esquema”, expuso Chávez.
Intrigada por la acogida que han dado los
varones a esta fecha, la investigadora del SNI revisó las redes
sociales “y la respuesta me sorprendió, porque muchos
hombres han aprovechado esto para tomar actitudes revanchistas ante
el feminismo y son pocos quienes ven a esto como una oportunidad para
la reflexión”.
Para Chávez, las posturas vindicativas
empobrecen y le quitan a esta conmemoración su potencial para
abrir espacios de diálogo, de los cuales ha carecido hasta
ahora.
“Ojalá que este día adquiera
otras características y se convierta en una oportunidad para
revisar y analizar las culturas machistas y construir un enfoque masculino
en interrelación con las mujeres, y en un espacio para pensar
en la igualdad y equidad en todos los ámbitos de la vida pública,
social, política, económica, cotidiana, de pareja y
de trabajo”.
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