• Paraliza y oscurece la razón, enmudece a la gente e
inhibe la acción, sostuvo el rector de la UNAM
• La aplicación de la ley no es incompatible con el respeto
a los derechos humanos, dijo
• Participó en el Foro “Legalidad democrática,
ética, derechos humanos y seguridad”, en la Cámara
de Diputados
El miedo es un mal compañero para la
solución de nuestros problemas, porque paraliza y oscurece la
razón, enmudece a la gente e inhibe la acción. Por ello,
tenemos que encontrar formas de eliminarlo, planteó el rector
de la UNAM, José Narro Robles.
Ante la situación que enfrenta el país,
añadió, tenemos que estar convencidos de que no es incompatible
la aplicación de la ley con el respeto a los derechos humanos
y que, de manera simultánea, se debe avanzar en la prevención
del delito y en el sometimiento a la justicia de los infractores de
la ley.
Al participar en la inauguración del
Foro “Legalidad democrática, ética, derechos humanos
y seguridad”, en la Cámara de Diputados, consideró
indispensable aceptar, más allá del discurso, que la educación
y la cultura son indispensables y que “sólo con una visión
integral y de largo aliento, saldremos adelante”.
Ante legisladores, representantes de los derechos humanos y de organizaciones
civiles, se refirió a la necesidad de contar con políticas
públicas integrales para instruir a los jóvenes y ofrecerles
oportunidades.
Es preocupante que sean justificables la violencia,
la tortura, la violación de los derechos de las personas o el
autoritarismo para privilegiar la seguridad de los individuos. Muchos
de ellos, incluso, están dispuestos a sacrificar libertad para
tener seguridad, señaló.
El rector explicó que parecería
que un conjunto de sentimientos negativos se han extendido en la sociedad;
a todos ellos los tenemos que desterrar para avanzar hacia el desarrollo.
El miedo, la frustración o la desesperanza se hacen presentes
con frecuencia y no son raros los casos en los que la indiferencia,
la negación o la aceptación de hechos indeseables que
se transforman en costumbre, parecen acompañar la vida cotidiana.
Al inaugurar el encuentro, Jorge Carlos Ramírez
Marín, presidente de la mesa directiva de la cámara baja,
pidió que la legalidad no sea una excepción heroica y
los derechos humanos un catálogo de demandas sin respuesta; que
la ética no sea un concepto de lujo, mientras la corrupción
se hace normal, cotidiana y la impunidad, institucional; que la seguridad
sea producto de la justicia.
En ese sentido, Manuel Cadena Morales, presidente
de la Comisión de Derechos Humanos, de la cámara coincidió
en que México enfrenta una situación delicada en materia
de seguridad, lo que ha provocado que entre la población haya
una sensación de temor que paraliza la acción colectiva
y a la ciudadanía. El temor es el peor enemigo para nuestro proceso
de consolidación democrática y caldo de cultivo para tentaciones
autoritarias.
Por su parte, el magistrado español
Baltasar Garzón Real, director del foro, consideró que
la educación representa el lugar principal para vertebrar a una
sociedad, un país y un régimen democrático, y para
generar la conciencia que se precisa para combatir los fenómenos
que atacan a la seguridad y ponen en peligro la convivencia pacífica
y democrática.
El documento “Elementos para la Construcción
de una Política de Estado para la Seguridad y la Justicia en
Democracia”, presentado por la UNAM, es una iniciativa que traduce
la teoría y la enseñanza en una aplicación práctica,
para poner atención en las causas y en la profundidad del fenómeno,
comentó.
Asistieron, entre otros, Beatriz Paredes Rangel,
presidenta de la Comisión Especial de Migración de la
Cámara de Diputados; Raúl Plascencia Villanueva, presidente
de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; Diego Valadés,
investigador emérito, y Luis Raúl González Pérez,
abogado General de la UNAM.
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