• Si el Sol presenta un mínimo
de esas marcas, al menos uno de esos fenómenos naturales proveniente
de África penetra en México
• El Niño hace que disminuya notablemente su formación
en el Océano Atlántico
Si se presenta un mínimo de manchas
solares, cada 10 u 11 años, al menos un huracán proveniente
de África penetra en México por Yucatán o Chiapas;
entonces, causa inundaciones tremendas como las del año pasado
en diversas zonas de Tabasco, explicó Enrique Buendía
Carrera, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera
(CCA) de la UNAM.
Así ocurrió con el último
mínimo de marcas solares del siglo XIX y el huracán Siete;
con el primer y último mínimos del siglo XX y los huracanes
Dos y Dolly, y con el primer mínimo del siglo
XXI y Vince: todos entraron por Yucatán, y si el mínimo
permanece de dos a cinco años, más de esos fenómenos
naturales penetran por ese estado o por Centroamérica (rumbo
a Chiapas), dijo.
Residuos de explosiones
Las manchas solares son los residuos de explosiones
en nuestra estrella, es decir, lo que queda si esas llamaradas color
naranja rojizo se “enfrían” a cuatro mil grados kelvin.
“Esas explosiones emiten energía
magnética que, al mezclarse con el vapor de agua que hay en la
atmósfera terrestre, además de dar origen a auroras boreales,
desplaza ligeramente hacia el Norte el Sistema de Alta Presión
del Atlántico Norte, y hacia el Sur el Sistema de Alta Presión
del Atlántico Sur. El movimiento hacia el Norte provoca el desvío
de un huracán a Estados Unidos, o su desplazamiento por el Atlántico
central”, detalló Buendía Carrera.
Sin embargo, si no hay explosiones en el astro,
ni manchas solares, ese sistema no se desplaza y se forma un canal entre
su parte sur y la Zona Intertropical de Convergencia (ZITC), que está
llena de nubes.
“Por ese canal, las ondas del Este que
provienen de África y salen al Atlántico, o que se forman
en él, se desplazan y entran directamente por Yucatán.
O si la ZITC y el Sistema de Alta Presión están ligeramente
más al Sur, los huracanes llegan por Centroamérica y entran
al país por Guatemala y Chiapas”, indicó.
Menos en la presente temporada
En noviembre de 2010, el Sol reanudó
su actividad. En su superficie empezaron a aparecer explosiones constantes,
de tal forma que la energía magnética que generaron retrasó
el desplazamiento del Sistema de Alta Presión del Atlántico
hacia el Norte, es decir, hacia la ZITC, que ha estado bloqueada desde
entonces por un sistema de alta presión muy delgado y poderoso,
que ocasiona intensas precipitaciones, de Este a Oeste, en el norte
de América de Sur.
“Este fenómeno, además
de retrasar este 2011 las lluvias en México, hará que
disminuya la formación de huracanes (el número de los
que se formen estará por debajo del promedio), al contrario de
lo que predicen las instituciones nacionales encargadas de ello”,
aseguró Buendía Carrera.
En promedio, 25 al año
En el Pacífico, la temporada de huracanes
para la IV Región Meteorológica, de la que forma parte
nuestro país, se inicia entre mediados de mayo y principios de
junio, y termina en noviembre, aunque a veces se extiende hasta diciembre.
Sólo al principio, esos fenómenos
se forman en el extremo de un frente frío y, por lo mismo, al
desprenderse de éste, se desplazan de Oeste a Este (generalmente,
van de Este a Oeste en esa región) e ingresan a México.
En el Atlántico, la temporada comienza
un mes después, el 15 de junio, y termina también en noviembre.
Cada año se forman, en promedio, 25
huracanes en la IV Región Meteorológica: 10 en el Atlántico
y 15 en el Pacífico. Producen grandes precipitaciones que causan
inundaciones, fuertes vientos de hasta 250 kilómetros por hora,
o más, que levantan todo tipo de objetos (motocicletas o autos
ligeros) y surgencias, que son mareas de tormenta con olas de hasta
10 metros de altura.
El fenómeno de El Niño (calentamiento
anormal del mar en el Pacífico ecuatorial y al oeste de la península
de Baja California) genera evaporación y lluvias, así
como vientos con movimiento descendente que, al chocar con los que ascienden
de las ondas del Este que se desplazan sobre el Atlántico, hacen
que disminuya notablemente la formación de huracanes en ese océano.
“Los pocos que se forman entonces en
el Atlántico generalmente no penetran en la nación, ni
por la península de Yucatán o por Centroamérica,
pero El Niño sí los incrementa en el Pacífico (con
él, por lo general hay más de 15), que afectan más
a la península de Baja California, Sonora y Sinaloa”, informó.
Los del Pacífico pueden entrar también
por Nayarit, Jalisco, Michoacán, Colima y Guerrero; muy pocos
lo hacen por Oaxaca y Chiapas. En cuanto a los del Atlántico,
afectan más a Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Chiapas,
Veracruz y Tamaulipas; éstos son los que han ocasionado las mayores
pérdidas económicas.
Monstruos
Una vez que se forma un huracán, se
toman imágenes satelitales, y con las mediciones de la atmósfera
de las seis y las 18 horas, se hacen simulaciones en la computadora
para saber cuál será la ruta de aquél.
Si, por ejemplo, se forma pegado al Golfo de
México, Tamaulipas o Veracruz, los tiempos mínimos disponibles
para pronosticar y desalojar son de 24 a 36 horas.
“Uno de ese tipo no es muy intenso, es
de categoría uno, y da tiempo de evacuar a las personas. Los
que provienen de África son los mejor pronosticados, pero también
los más peligrosos; alcanzan la categoría cinco (con vientos
de hasta 250 kilómetros por hora o más) y una vida de
18 días a partir de que se forman en el Atlántico; son
unos monstruos tremendos”, finalizó el universitario.
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