• El problema es muy grave, no sólo en el ámbito
ciudadano, sino político y jurídico, sostuvo Rodrigo
Gutiérrez Rivas, investigador del IIJ de la UNAM
• Aún hay mucho por hacer para garantizar y respetar
los derechos fundamentales de las personas que actualmente son segregadas
por razones de género, origen étnico o nacional, y por
su preferencia sexual, aseveró
Aunque en México legalmente está
prohibida cualquier forma de discriminación, como la homofobia,
es un hecho que vivimos en un país donde se reproducen –por
razones estructurales- múltiples formas de exclusión,
segregación y violencia, afirmó Rodrigo Gutiérrez
Rivas, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la
UNAM.
El problema de la discriminación contra
mujeres, indígenas, migrantes, personas con discapacidad o con
preferencias sexuales distintas, es grave, no sólo en el ámbito
ciudadano, sino también en el político y jurídico,
subrayó.
Si bien hay avances importantes como la prohibición
de todas las formas de discriminación, establecida en el párrafo
tercero del artículo primero constitucional, aún hay mucho
por hacer para garantizar y respetar los derechos fundamentales de quienes
son segregados por su género, origen étnico o nacional,
o sus preferencias sexuales, aseveró el especialista en derechos
sociales.
Condenar la segregación es una forma
rotunda –implementada por el Estado y por la prerrogativa internacional
de los derechos humanos– para evitar que se produzca. No se debe
olvidar que México ha firmado tratados internacionales que prohíben
la discriminación.
No obstante, consideró, para avanzar
en la lucha contra esta forma de opresión y por los derechos
fundamentales, no basta con su reconocimiento jurídico, deben
ponerse en marcha estrategias combinadas, capaces de incidir en los
poderes Legislativo y Judicial, así como en los medios de comunicación.
Por ejemplo, prosiguió, se deben desarrollar
leyes que precisen el contenido de esas normas para garantizar su eficacia
y así vencer las distintas formas de opresión y segregación;
también, es necesario implementar instrumentos que garanticen
su cumplimiento, así como denunciar la exclusión. Para
ello, son fundamentales la participación de la sociedad civil
y la construcción de redes sociales.
Homofobia
Gutiérrez Rivas explicó que las
formas de exclusión son múltiples. El racismo, la misoginia
y la homofobia son sólo algunas. Discriminar significa dar trato
diferente a una persona, basado en uno de los criterios vedados por
la Constitución: género, origen étnico o nacional
y preferencia sexual, entre otros.
Sin embargo, no siempre es fácil identificar
y probar conductas de segregación, porque esos actos están
presentes todo el tiempo, en todos lados, y van desde gestos corporales
y miradas, hasta acciones como no contratar a alguien o negarle el alquiler
de un inmueble, reconoció.
En referencia a la homofobia, dijo que el problema
reside en que no sólo se producen tratos desiguales, sino que
en ocasiones derivan en agresión física contra quienes
sólo buscan ejercer su libertad y derechos. Y es que las distintas
formas de marginación y violencia pueden ir desde un chiste en
casa, una mirada agresiva en la calle, un trato desigual en el empleo,
hasta el homicidio.
El problema es que la discriminación
está enraizada estructuralmente en la sociedad y se vincula a
estereotipos que se construyen culturalmente.
Celebración internacional
Celebrar el Día Internacional contra
la Homofobia, este 17 de mayo, es otra forma de avanzar, en el terreno
de la política y de la cultura, contra una de las múltiples
formas de discriminación. Esta efeméride coincide con
el hecho de que, en 1990, la Asamblea General de la Organización
Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de la lista de
enfermedades mentales.
El fin primordial es promover acciones en favor
de la lucha contra la homofobia, la bifobia y la transfobia en el mundo,
concluyó.
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