• En estudios realizados en ratones infectados con cisticercos
de Taenia crassiceps, en el IFC de la UNAM, se observó que
testículos y ovarios resultaron dañados
• Esta patología podría ocurrir también
en humanos contagiados, aseveró José Luis Molinari Soriano
La cisticercosis puede afectar las células
reproductivas, masculinas y femeninas y, en consecuencia, provocar problemas
de infertilidad, afirmó José Luis Molinari Soriano, investigador
del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.
De acuerdo con estudios realizados en su laboratorio,
al infectar a ratones de manera experimental con cisticercos de
Taenia crassiceps, mediante microscopía óptica y
electrónica se observó que resultaron dañadas las
células de testículos y ovarios.
Desde hace años, mencionó, en
zonas endémicas del estado de Guerrero se aplica una vacuna de
uso porcino para romper el ciclo biológico de esta parasitosis,
y “nos percatamos que cerdos con cisticercosis tenían inmunodepresión
debido a una disminución de linfocitos T y B”.
Fue así como se descubrió que
existe una sustancia de muy bajo peso molecular que excreta el cisticerco.
“La aislamos y comprobamos que es capaz de inhibir la proliferación
de linfocitos”. Más tarde, en experimentos hechos in
vitro y en ratones se comprobó la hipótesis, explicó.
El especialista en microbiología señaló que existen
especies de Taenia que producen cisticercosis: solium y
crassiceps, que se usan para experimentar y obtener antígenos,
o para el diagnóstico inmunológico de cisticercosis humana
y porcina.
También, Taenia crassiceps
se ha empleado como un modelo para acercarse a la cisticercosis en el
humano, a través de su análisis en ratones. “Al
investigar el daño que ocasiona en los linfocitos, pensamos que
también podría impactar otros tejidos y seleccionamos,
en primer lugar, el testículo”.
Entonces, prosiguió, se indagó
si la enfermedad que se produce de manera experimental en el ratón
afecta el testículo, lo que se comprobó a través
de microscopía óptica y electrónica. “Observamos
que en los tubos seminíferos, donde se producen los espermatozoides,
se mueren las células tanto somáticas como germinativas”,
refirió.
Esto hace pensar que el daño de las
espermátides redondas, que se transforman al final en espermatozoides,
puede derivar en esterilidad, destacó.
Un hallazgo importante es que durante la infección
con cisticercos se vulneran las células que producen la testosterona
(de Leydig) y, en consecuencia, la viabilidad de las del epitelio seminífero,
que incluye a los espermatozoides.
Actualmente, indicó, se trabaja con
ratones hembras infectadas con cisticercos de Taenia crassiceps,
para observar qué sucede en el ovario, y “hemos visto que
el parásito también produce patología”.
Se ha concluido que en este padecimiento el
cisticerco daña a distancia –a través de una sustancia
de bajo peso molecular– las células reproductivas del huésped,
con el fin de apropiarse de sus fuentes energéticas para su propia
fecundidad, finalizó.
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