• David Ibarra Muñoz, doctor honoris causa por
la UNAM, precisó que se requieren cambios tributarios profundos
México es un paraíso fiscal con
un modelo económico fallido, porque tenemos una carga muy reducida,
enfatizó David Ibarra Muñoz, doctor honoris causa
por la Universidad Nacional.
En materia de reforma tributaria, enfatizó
el catedrático de la Facultad de Economía (FE) de esta
casa de estudios, “nos llevamos el campeonato mundial”,
porque el esquema tiene fallas estructurales enormes y no está
en competencia con las políticas fiscales de otros países.
Al impartir la cátedra extraordinaria
Raúl Prebisch en esa entidad, aseguró que una
reforma fiscal tardaría dos o tres años; tendría
que realizarse en varias etapas y con la colaboración de autoridades,
empresarios y trabajadores, para lograr una mejor planeación.
Los gravámenes directos como el Impuesto
Sobre la Renta (ISR), explicó, deberían ser progresivos
hasta igualarlos con Estados Unidos, donde llega al 41.3 por ciento;
Canadá a 46.4; Alemania 43.8, mientras que en México,
30 por ciento.
"No podemos pasar de un Estado profundamente
imperfecto a uno perfecto. Por supuesto que hay urgencias, pero si no
cumplimos con una serie de requisitos no habrá cambio tributario".
Requerimos uno rector, dijo, que concilie mercado con gobierno, es decir,
que medie entre ambos extremos.
Aunque esta reforma sea indispensable, no se
puede construir en un vacío social, ni concebirse en el aire,
es necesario sustentarla en acuerdos políticos fundamentales
y en una adecuada armazón institucional; avanzar en consensuar,
la secuencia de las etapas que la podrían integrar.
México no puede permitir la esquizofrenia
de sostener enfoques económicos inconsistentes entre sí
y menos en materia de política social, porque en éste
último ámbito se intenta paliar la extrema pobreza a través
de algunos programas, sin embargo, el problema radica en que no nos
planteamos crear empleos formales para dar ingresos permanentes a los
trabajadores.
Respecto al "terrorismo fiscal" con
que siempre se atacan las medidas hacendarias y el costo político
que implican y que nadie quiere asumir, Ibarra Muñoz señaló
que esas variables forman parte de la trama cultural que nos impide
hacer una modificación profunda.
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