• Es necesario construir las
plantas nucleares con nuevas normas, que aseguren el material radiactivo
dentro del reactor y minimicen los daños ambientales y poblacionales,
consideró Juan Luis François Lacouture, académico
de la Facultad de Ingeniería de la UNAM
La situación de alarma por los reactores
afectados de la central de Fukushima, no puede calificarse como desastre
nuclear. A diferencia del accidente en Chernóbil, Ucrania, ocurrido
en 1986, se han seguido los procedimientos de seguridad, afirmó
Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad
de Ingeniería (FI) de la UNAM.
Es necesario construir las plantas nucleares
con nuevas normas, que aseguren el material radiactivo dentro del reactor
y minimicen los daños ambientales y poblacionales, detalló.
Las instalaciones de la ciudad japonesa soportaron
el sismo de nueve grados Richter registrado en la costa Pacífico
de la región de Tohoku, pero el tsunami posterior complicó
el funcionamiento de sus dispositivos. Fue necesario inyectarles agua
de mar y ácido bórico, para buscar su estabilización,
detalló.
En la ponencia En espera de la primavera
en Fukushima, el experto en ingeniería nuclear refirió
que el daño registrado en la central nuclear servirá para
mejorar las condiciones de los 435 reactores en funcionamiento alrededor
del orbe, que producen el 15 por ciento de la electricidad que se consume
en el planeta.
¿Cómo funciona una planta nuclear?
En un reactor se produce el proceso de fisión,
mediante el cual un neutrón choca con el núcleo de un
átomo de uranio, que se rompe en dos y libera energía;
esto produce también elementos radiactivos, los productos de
fisión, en una secuencia continua, conocida como reacción
de fisión en cadena sostenida.
Se origina a partir de pastillas cerámicas
de dióxido de uranio enriquecido, con un centímetro de
diámetro, apiladas en tubos, que forman ensambles de combustible.
Se colocan en el núcleo del reactor, donde se provocan las fisiones,
dentro de una gran vasija de presión con agua, explicó.
El líquido en el dispositivo pasa por
la vasija. En este proceso, se produce vapor que alimentará la
turbina, para la generación de electricidad; éste se traslada
a los condensadores y regresa al reactor para cerrar el ciclo termodinámico,
como el utilizado en las plantas termoeléctricas convencionales.
La instalación cuenta con barreras,
para evitar el escape de radiactividad. La primera es la pastilla de
combustible, fabricada para soportar altas temperaturas; enseguida,
los tubos con aleación de circonio; la siguiente es la vasija;
posteriormente, está la contención primaria, una estructura
de concreto armado, de metro y medio de espesor, y por último,
el edificio, del mismo material.
Seguridad en el reactor
La fisión es controlada con barras de
metal que absorben los neutrones. En un accidente, se apaga el reactor,
como ocurrió en la central de Fukushima. En este punto, se genera
alrededor del siete por ciento de la potencia original del dispositivo,
que produce calor debido al decaimiento radiactivo de los productos
de fisión.
Para prevenir daños es necesario conservar
refrigerados el reactor y las albercas donde se almacenan las barras
de combustible usadas. En caso de no mantenerlos fríos, existe
un riesgo mayor de fuga de elementos radiactivos a la atmósfera.
Japón
El universitario recordó que las unidades
I y III de la central de Fukushima están en el nivel cuatro,
de la Escala Internacional de Accidentes Nucleares, que refiere a un
suceso de consecuencias locales.
Los reactores se apagaron en el terremoto del
11 de marzo y el tsunami posterior arrastró los sistemas
de suministro de combustible de los generadores diésel de emergencia;
sin embargo, el sistema de refrigeración del núcleo aislado
siguió en funcionamiento por ocho horas más, hasta que
se agotaron las baterías que lo activaban.
Después, el nivel de agua en el núcleo
comenzó a disminuir, lo que generó más vapor. Al
entrar en contacto con los tubos de circonio, produjo hidrógeno
y se venteó hacia la contención secundaria para disminuir
la presión.
En la contención secundaria, el hidrógeno
reacciona con el aire y explota; la estructura se debilita en la parte
superior por estas detonaciones, pero la base, de concreto armado, aún
permanece sólida, precisó.
Como una medida de prevención, en un
radio de 20 kilómetros, se desalojó a los pobladores para
evitar daños. Se suministraron pastillas de yoduro de potasio,
para impedir el deterioro de la tiroides por absorción de yodo
radiactivo, sustancia que tiene una vida media de ocho días,
detalló.
La contaminación nuclear en las grandes
ciudades, como Tokio, no representa un peligro. El nivel de radiación
es menor en 600 veces a la dosis recibida en la obtención de
una radiografía médica.
Los mayores accidentes nucleares en la historia
han sido: Chernóbil, Ucrania, en 1986, de nivel siete; Mayak,
Rusia, en 1957, de nivel seis; Windscale, Inglaterra, en 1957, de nivel
cinco, y Three Mile Island, en Estados Unidos, en 1979, también
de nivel cinco.
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