• Además, el terremoto
y el tsunami cambiaron la velocidad de rotación del planeta
y, con ello, disminuyó la duración del día
en 1.8 millonésima de segundo, explicó Jaime Urrutia
Fucugauchi, del Instituto de Geofísica de la UNAM
Los sismos intensos, como el de magnitud nueve
ocurrido hace unos días en Japón, y el tsunami, ocasionan
una redistribución de masa en la superficie terrestre, inciden
en el momento angular del planeta y, con ello, los parámetros
de rotación, cuya velocidad cambia y afecta la duración
del día, explicó Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador
del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
Entre los efectos del terremoto de Tohoku,
Japón, destacan una disminución de la duración
del día, estimada en 1.8 millonésima de segundo, y un
desplazamiento de 15 a 17 centímetros del eje.
“Hay estimaciones reportadas entre unos
10 y 17. Los valores se afinarán con más datos sobre los
movimientos en la falla y en la isla de Honshu”, precisó
el científico, galardonado en 2009 con el Premio Nacional de
Ciencias y Artes.
La información reportada, aclaró,
se refiere al eje alrededor del que la masa terrestre está balanceada,
ligeramente deslizado respecto del eje rotacional.
Hace unos días, el investigador Richard
Gross, del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, informó que
el eje de rotación de la Tierra se desplazó unos 15 centímetros,
el doble del efecto causado por el terremoto de Chile en 2010.
“Las consecuencias dependen, además
de la intensidad del sismo, de la orientación relativa de la
falla y de la latitud del epicentro. Uno de intensidad comparable que
ocurra en la zona ecuatorial tiene más efecto en la rotación
que el ocurrido a altas latitudes. Es el caso al comparar los de Sumatra
y Chile; el primero, causa mayores cambios”, explicó Urrutia
Fucugauchi.
Sobre el valor estimado de modificación
rotacional y duración del día, se tienen incertidumbres
y variaciones en los diferentes cálculos. “Además
de los reportados por Gross, hay otros estudios como los del Instituto
Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia. Para el
caso de Japón, los cálculos se volverán a revisar
con el uso de datos de diversos instrumentos.
“Japón tiene una densa red de
instrumentos de posicionamiento satelital (GPS), que permitirán
cuantificar con alta precisión los movimientos de la isla y la
distribución de masa asociada”, comentó.
Asimismo, recordó que han habido pocos
sismos como el ocurrido en esa nación asiática, en cuanto
a intensidad; entre ellos están el de Chile de 1960 (de magnitud
9.5); de Alaska en 1964 (9.2); de Sumatra en 2004 (9.1); de Kamchatka
en 1952 (9), y el de Chile en 2010 (de magnitud 8.8).
Cambios con otros procesos
Las variaciones en la velocidad de rotación
y duración del día también ocurren con otros procesos,
como los cambios de distribución en la atmósfera e hidrosfera,
y con las estaciones del año.
En las modificaciones estacionales, se tiene
a una elíptica como órbita alrededor del Sol. “La
Tierra acelera y desacelera al estar más lejos o más cerca
del astro, y esto se traduce en cambios en el ritmo rotacional, comparable
al observado con los sismos de gran magnitud”, indicó.
Igualmente, existen variaciones asociadas a
procesos de la atmósfera y los océanos, entre ellos, el
fenómeno de El Niño.
“Los cambios son de pequeña magnitud
y han sido difíciles de cuantificar. En las últimas décadas,
los sistemas de posicionamiento satelital (GPS) y las redes respectivas
han proporcionado informes de mayor precisión que permiten medirlos
y entender mejor lo que ocurre en el planeta”, finalizó.
-o0o-