• El especialista del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo
Tecnológico de la UNAM fue investido por su trayectoria académica
y aportaciones a esa entidad sudamericana
En 1989 dejó su país, familia
y amigos para cumplir un anhelo: hacer un posgrado en la UNAM. En 2010,
tras dos décadas de estudio y trabajo constante, Nicolás
Ceferino Kemper Valverde —hoy especialista del Centro de Ciencias
Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET)— fue investido
con el doctorado honoris causa por la Universidad Nacional
de Piura (UNP), Perú.
La distinción le fue otorgada en reconocimiento
a su trayectoria académica y a los proyectos en los que ha apoyado
a esta institución sudamericana, donde “he participado
en la maestría de Matemáticas Aplicadas y Sistemas y he
sido vínculo para que ésta y la UNAM, concretaran un convenio
de colaboración”, expuso Kemper.
“En la última reunión que
tuve en la UNP, el año pasado, me preguntaron, ‘¿no
tiene inconveniente en ser propuesto para un doctorado honoris causa?’,
sorprendido, acepté con gusto”, relató.
“En el auditorio de la sala de sesiones,
luego de que me pusieran la toga, esclavina, medalla y birrete, impartí
una conferencia magistral sobre inteligencia artificial y desarrollo
tecnológico, mis dos principales áreas de estudio”.
En la ceremonia, recordó, estuvieron presentes mis hermanos,
colegas y algunos compañeros de la licenciatura. Me sentí
emocionado, es una experiencia única. Este reconocimiento te
hace sentir parte de la universidad que te lo brinda, y por tanto, adquieres
un compromiso con ella.
“Ser promotor de proyectos conjuntos
entre ambas universidades me llena de entusiasmo y me identifica con
las dos instituciones. No me gusta dejar las cosas a medias, sino estar
en la frontera del conocimiento”, añadió.
Inteligencia artificial
Estudié ingeniería porque mi
fuerte siempre han sido las matemáticas. Además, me gusta
todo lo relacionado con las máquinas: armarlas, desarmarlas,
entender su funcionamiento y crear mis propios modelos, dijo.
“Al llegar a México, en 1989,
me integré a la División de Estudios de Posgrado de la
Facultad de Ingeniería (FI) y realicé la maestría
en ahorro y uso energético eficiente”.
Ahí, prosiguió, me encontré
con el profesor Felipe Lara, quien trataba de desarrollar un sistema
experto para calderas. Me ofrecí a ayudarlo, pero antes le pedí
que me explicara qué es un sistema experto.
“Para ello, me dio un pequeño
libro llamado Árboles de conocimiento, que inmediatamente
me atrapó. El reto de realizar procesos mentales o cognitivos
en computadora me hizo sentir como en un relato de ciencia ficción,
y así me sumergí en estos temas”.
Con todo esto, comentó, fortalecí
lo que ya sabía de ingeniería, ahorro y optimización
de energía. La inteligencia artificial busca modelar procesos
de razonamiento y aprendizaje que resuelvan problemas reales.
“Ésta, actualmente se encuentra
integrada en la mayoría de los desarrollos tecnológicos.
La generalidad de los dispositivos que compramos y utilizamos tienen
algo que ver; por ello, debemos reforzar y estudiar estos asuntos a
fondo”.
La UNAM y México, su segunda nación
Kemper Valverde estudió la licenciatura
en Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional de Trujillo
y, en 1989, vino a México a hacer su maestría.
“La actividad en cuanto desarrollo tecnológico
e investigación que se realiza desde entonces en la UNAM fue
lo que me hizo quedarme. La Universidad Nacional hace que te enamores
de ella, te jala, es apasionante”.
El también miembro fundador de la Academia
Mexicana de Tecnología y de la Sociedad Peruana de Inteligencia
Artificial confesó que aunque ha tenido ofrecimientos para trabajar
en otras instituciones de educación superior, tanto privadas
como públicas, no acepta, pues “ninguna me llena como ésta”.
“El trato que la UNAM da a sus académicos
me sorprende; su autonomía se basa en cada uno de sus catedráticos
y eso le da gran fortaleza. Aquí me siento libre, puedo pensar,
trabajar e investigar lo que mejor me parezca, y no sólo como
especialista del CCADET, pues ingresé como asistente de profesor
en julio de 1992, y hasta la fecha, he tenido la libertad de hacer y
pensar, además de ser parte del primer centro dedicado al desarrollo
de tecnología”.
“He pasado la mitad de mi vida en México,
pero no extraño Perú porque trato de estar en contacto
permanente. No quisiera olvidar su ceviche ni los tamales tan tradicionales
de allá”, concluyó el amante del futbol y la familia.
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