• Los estudios de esa disciplina en México son de primer
nivel mundial, afirmó Ana Flisser Steinbruch, experta en
cisticercosis de la Facultad de Medicina de la UNAM
• Su abordaje a nivel genómico y proteómico
es competitivo y genera nuevas estrategias para afrontar enfermedades,
dijo Jaime Mas Oliva, coordinador del PUIS
• Se entregó la 23 edición del Premio Lola
e Igo Flisser-PUIS para el Fomento de la Investigación
en Parasitología a la mejor tesis de doctorado en 2010
En México, donde abundan enfermedades
como la amibiasis, la cisticercosis y el paludismo, la investigación
en parasitología es competitiva y de primer nivel mundial, afirmó
Ana Flisser Steinbruch, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
“Con su abordaje a nivel genómico
y proteómico debería apoyarse como punta de lanza de la
indagación biomédica en el país”, consideró
Jaime Mas Oliva, del Instituto de Fisiología Celular (IFC) y
coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud
(PUIS) de esta casa de estudios.
Ambos académicos fueron anfitriones
en la 23 entrega del Premio Lola e Igo Flisser-PUIS para el
Fomento a la Investigación en Parasitología, que patrocina
la familia de la científica y la UNAM, y reconoce cada año,
desde 1987, a la mejor tesis doctoral en esa disciplina.
El galardón, que consta de un diploma
y un estímulo económico, se otorgó a Romel Hernández
Bello, quien cursó el doctorado en el Centro de Investigación
y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional.
La tesis premiada fue asesorada por Guadalupe
Ortega Pierres, del Departamento de Genética y Biología
Molecular del Cinvestav.
En el auditorio de la Coordinación de
la Investigación Científica, Hernández Bello se
dijo agradecido con la distinción de la familia Flisser y de
la Universidad Nacional, institución en la que cursó la
licenciatura en Biología por la Facultad de Ciencias, y donde
actualmente realiza un posdoctorado en el Instituto de Investigaciones
Biomédicas (IIBm).
Parásitos en tejido humano
La triquinelosis es una enfermedad causada
por parásitos del género Trichinella, que afecta
a cerdos, caballos, osos, jabalíes, marmotas, zorras y humanos.
La especie Trichinella spiralis llega
a las personas luego de consumir carne de cerdo o caballo contaminada.
En su primera fase, se desarrolla en el intestino de esos dos animales,
donde crece hasta su estadio adulto; entonces, produce y libera larvas
recién nacidas, que migran por vía linfática y
sanguínea a un músculo estriado del huésped.
Si la carne está contaminada y mal cocida,
el humano que la ingiere recibe las larvas, que se desarrollan en el
intestino hasta su etapa adulta, con una longitud de dos a cuatro milímetros.
Al reproducirse, recorren el torrente sanguíneo,
invaden tejidos musculares y provocan daños diversos, según
su ubicación, como úlceras intestinales, desórdenes
sanguíneos, dolor de cabeza, visión borrosa y edemas oculares
si se alojan en el cerebro. También pueden afectar corazón
y pulmones, y derivar en dificultades respiratorias y muerte.
Batalla contra la triquinelosis
En su tesis doctoral titulada Identificación
y caracterización de Caveolina-1, una proteína
estadio y sexo específica que participa en la ovogénesis
y embriogénesis en Trichinella spiralis, Hernández
Bello desarrolló una estrategia para detener el ciclo de vida
del parásito.
Para lograrlo, analizó a nivel molecular
las etapas de su reproducción y desarrollo, en las que descubrió
el papel fundamental de la proteína Caveolina-1.
Con el uso de esa sustancia, que aumenta conforme
la larva evoluciona a su etapa adulta, propone interrumpir el ciclo
e inhibir el posterior contagio al ser humano.
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