• Luis Zambrano González,
del Instituto de Biología de la UNAM, recomendó instrumentar
proyectos viables de preservación en Xochimilco, un lugar
que cada vez pierde más zonas verdes por el vertiginoso ritmo
de urbanización
En 15 años, el ajolote (Ambystoma
mexicanum), especie endémica del Valle de México,
podría extinguirse.
“Al realizar un análisis de
viabilidad poblacional de la especie, en la delegación Xochimilco,
un grupo de especialistas llegamos a la conclusión de que si
no desarrollamos un programa de conservación útil, este
anfibio puede desaparecer”, alertó Luis Zambrano González,
del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
“Antes de que nuestros hijos tengan
descendencia, el ajolote, un animal fundamental para México,
desaparecerá; por ello, trabajamos en generar refugios para
estos anfibios, con el apoyo del gobierno federal”, expuso en
la conferencia Los megaproyectos que promueven la urbanización
de la Ciudad de México. ¿Cuántas áreas
verdes nos quedan y cuántas perderemos?”.
La propuesta de Zambrano es que los canales
que rodean las chinampas y sirven de refugio al ajolote, tengan filtros
biológicos de bajo costo y mantenimiento; así, esta
especie podría cohabitar con la fauna nativa y, de paso, se
elevaría la calidad del agua.
“Lo que falta es generar las condiciones
para que este proyecto sea factible. Al realizar otros estudios en
la misma zona, nos percatamos que en los últimos cinco años,
entre el 12 y el 14 por ciento de los canales se habían urbanizando,
lo que dificulta cualquier labor de preservación”.
El panorama podría ponerse peor aún,
porque lo más probable es que la zona se encuentre totalmente
urbanizada para el año 2050, refirió.
Sin embargo, esta prospectiva nos reveló
que la transformación de áreas naturales en ciudad no
es un fenómeno directo, sino un sistema complejo que comprende
varios pasos y procesos.
“No pasamos de la chinampería
al edificio así, sin trámites, sino de ésta llegamos
al bosque secundario, de ahí a la agricultura y luego al bosque
abandonado, para finalmente llegar a la urbanización”,
detalló en el auditorio Ángel Bassols Batalla del
Instituto de Investigaciones Económicas.
En el Distrito Federal, de 1973 a 2002, se
urbanizó 17 por ciento de territorio de conservación,
y de 2005 a 2009, la cifra se duplicó. “De seguir con
esta inercia, acabaremos con estas zonas”.
Por ello, argumentó, los investigadores,
académicos y estudiantes tenemos una gran responsabilidad,
no podemos permitir que esto continúe.
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