• Se pueden pegar en techos
y paredes gracias a millones de vellosidades en sus patas, indicó
Ricardo Czaplewski, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
de la UNAM
• Se alimenta de bichos, lo que los hace un insecticida mucho
más eficaz y ecológico que uno químico, agregó
El mismo fenómeno que nos permite
pegar un globo en la pared o en el techo tras frotarlo con nuestro
cabello, es el mismo que utilizan los geckos para adherirse a una
superficie lisa, explicó el especialista de la Facultad de
Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, Ricardo Czaplewski
Cicero.
El también integrante de Hospital
Veterinario de Especialidades en Fauna Silvestre y Etología
Clínica de la FMVZ, destacó que, actualmente, hay científicos
que estudian esta particularidad para replicarla mediante nanotecnología,
con el fin de crear adhesivos.
“Esta habilidad y su gusto por lo viscoso,
los han convertido en mascotas funcionales, porque al cazar todo tipo
de bichos, son más eficientes que un insecticida, y mucho menos
tóxicos”.
Los geckos pertenecen a la familia de los
reptiles áureos y tienen papilas de adhesión, con millones
de vellosidades, en la planta de las patas traseras.
Además, en los dedos tienen fibrinas
—pequeñas estructuras en forma de líneas—
con miles de vellos por centímetro cuadrado, lo que genera
un intercambio de cargas eléctricas que les permite fijarse
incluso en superficies planas.
El especialista en medicina y cirugía
de fauna silvestre y animales de zoológico, detalló
que en un ambiente natural estas criaturas se pegan a superficies
rugosas —como la corteza de los árboles— al echar
mano del mismo fenómeno con el que se adhieren a paredes lisas,
pues en ambos casos provocan un intercambio de polos de cargas (positivas
y negativas) a través de sus vellosidades, lo que les facilita
desplazarse en pendientes verticales.
Estos animales son los únicos con
esta capacidad y la pueden controlar a voluntad. “Sus terminaciones
neurológicas les permiten adherirse parcial o totalmente. Cada
dedo tiene un pad o zona de adherencia manipulable”.
Pueden moverse en reversa debido a que sus
papilas están dispuestas horizontalmente al dedo, a manera
de persiana, lo que proporciona adherencia incluso cuando dan marcha
atrás.
Animales “misántropos”
Czaplewski subrayó que los geckos
no disfrutan del contacto humano y, más aún, nunca se
acostumbran a él. “Cuando una persona los toma entre
sus manos, estas criaturas sienten que van a ser depredadas y, por
lo tanto, su nivel de estrés se eleva súbitamente”.
Debido a que México es megadiverso
(el número uno en reptiles, junto con Australia), las zonas
tropicales de nuestro país son hogar de algunas especies de
geckos; sin embargo, la mayoría vive en Asia, especialmente,
en Indonesia, precisó.
La piel de este animal es muy particular,
expuso; está diseñada para servir de camuflaje y confundirse
con la corteza de los árboles, algo que resulta muy útil
a la hora de cazar insectos, base de su alimentación.
La mayoría de los geckos que se venden
en el mercado de mascotas (los más populares son las variedades
leopardo y tokay) lo hacen bajo un esquema de aprovechamiento de la
vida silvestre y fueron criados en cautiverio; también hay
importados que llegan a México legalmente.
Sin embargo, algunos fueron recogidos ilícitamente,
por lo que el especialista recomendó, a la hora de comprar
un gecko, verificar que cuente con documentos que avalen su procedencia.
Quienes deseen tener uno en cautiverio, enfatizó,
deben proporcionarle un entorno con temperatura controlada, humedad
y ventilación, porque son ectotermos, es decir, no regulan
el calor ni el frío corporal.
Para concluir, apuntó que el sustrato
es un elemento básico. “Se deben utilizar cortezas y
elementos que reproduzcan condiciones en las que el reptil evite el
estrés y pueda mimetizarse”.
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