Boletín UNAM-DGCS-799
Ciudad Universitaria
06:00 hrs. 20 de diciembre de 2010

Ricardo Czaplewski


GECKOS, MASCOTAS QUE PUEDEN REVOLUCIONAR LA INDUSTRIA DE LOS ADHESIVOS

 

• Se pueden pegar en techos y paredes gracias a millones de vellosidades en sus patas, indicó Ricardo Czaplewski, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM
• Se alimenta de bichos, lo que los hace un insecticida mucho más eficaz y ecológico que uno químico, agregó

El mismo fenómeno que nos permite pegar un globo en la pared o en el techo tras frotarlo con nuestro cabello, es el mismo que utilizan los geckos para adherirse a una superficie lisa, explicó el especialista de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, Ricardo Czaplewski Cicero.

El también integrante de Hospital Veterinario de Especialidades en Fauna Silvestre y Etología Clínica de la FMVZ, destacó que, actualmente, hay científicos que estudian esta particularidad para replicarla mediante nanotecnología, con el fin de crear adhesivos.

“Esta habilidad y su gusto por lo viscoso, los han convertido en mascotas funcionales, porque al cazar todo tipo de bichos, son más eficientes que un insecticida, y mucho menos tóxicos”.

Los geckos pertenecen a la familia de los reptiles áureos y tienen papilas de adhesión, con millones de vellosidades, en la planta de las patas traseras.

Además, en los dedos tienen fibrinas —pequeñas estructuras en forma de líneas— con miles de vellos por centímetro cuadrado, lo que genera un intercambio de cargas eléctricas que les permite fijarse incluso en superficies planas.

El especialista en medicina y cirugía de fauna silvestre y animales de zoológico, detalló que en un ambiente natural estas criaturas se pegan a superficies rugosas —como la corteza de los árboles— al echar mano del mismo fenómeno con el que se adhieren a paredes lisas, pues en ambos casos provocan un intercambio de polos de cargas (positivas y negativas) a través de sus vellosidades, lo que les facilita desplazarse en pendientes verticales.

Estos animales son los únicos con esta capacidad y la pueden controlar a voluntad. “Sus terminaciones neurológicas les permiten adherirse parcial o totalmente. Cada dedo tiene un pad o zona de adherencia manipulable”.

Pueden moverse en reversa debido a que sus papilas están dispuestas horizontalmente al dedo, a manera de persiana, lo que proporciona adherencia incluso cuando dan marcha atrás.

Animales “misántropos”

Czaplewski subrayó que los geckos no disfrutan del contacto humano y, más aún, nunca se acostumbran a él. “Cuando una persona los toma entre sus manos, estas criaturas sienten que van a ser depredadas y, por lo tanto, su nivel de estrés se eleva súbitamente”.

Debido a que México es megadiverso (el número uno en reptiles, junto con Australia), las zonas tropicales de nuestro país son hogar de algunas especies de geckos; sin embargo, la mayoría vive en Asia, especialmente, en Indonesia, precisó.

La piel de este animal es muy particular, expuso; está diseñada para servir de camuflaje y confundirse con la corteza de los árboles, algo que resulta muy útil a la hora de cazar insectos, base de su alimentación.

La mayoría de los geckos que se venden en el mercado de mascotas (los más populares son las variedades leopardo y tokay) lo hacen bajo un esquema de aprovechamiento de la vida silvestre y fueron criados en cautiverio; también hay importados que llegan a México legalmente.

Sin embargo, algunos fueron recogidos ilícitamente, por lo que el especialista recomendó, a la hora de comprar un gecko, verificar que cuente con documentos que avalen su procedencia.

Quienes deseen tener uno en cautiverio, enfatizó, deben proporcionarle un entorno con temperatura controlada, humedad y ventilación, porque son ectotermos, es decir, no regulan el calor ni el frío corporal.

Para concluir, apuntó que el sustrato es un elemento básico. “Se deben utilizar cortezas y elementos que reproduzcan condiciones en las que el reptil evite el estrés y pueda mimetizarse”.

 

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Fotos

Los geckos se alimentan de insectos y pueden mimetizarse con la corteza de los árboles.