• Los humanos son egoístas
al pensar que los animales pueden suplantar su soledad y tratarlos
como personas para satisfacer sus carencias personales, dijo Angelina
Guerrero Luna, de la FP de la UNAM
• María Montero y López Lena, de la misma Facultad,
consideró que cuidar de una mascota y obtener una respuesta
es motivante y crea un vínculo afectivo
En los últimos años, el número
de mascotas en el país se ha incrementado de manera considerable,
aunque los lazos estrechos podrían derivar en hiperapego, que
altera el equilibrio emocional del dueño y el animal, señaló
Angelina Guerrero Luna, de la Facultad de Psicología (FP) de
la UNAM.
Una de las desventajas de esta relación,
dijo, radica en el egoísmo humano, que piensa que los animales
pueden suplantar su soledad y los tratan como si fueran personas,
humanizándolos con tal de satisfacer sus carencias
personales.
Guerrero Luna indicó que las mujeres
de edad madura son más reforzadoras de la conducta caprichosa,
codependiente y sin límites de sus mascotas, aunque también
los varones incurren en esa práctica.
Ello no contribuye al bienestar del animal,
es decir, a su cuidado, salud y ejercicio físico, y se presenta
en una relación ambivalente que desnaturaliza la vida de las
mascotas, por un lado, y da una existencia artificial y de encierro,
por el otro.
Con la desaparición de los límites
interespecie y los derivados de las relaciones de jerarquía
entre mascotas y amos, se generan confusiones, estrés e inseguridad
entre ambos.
Las respuestas del animal pueden ir desde
ansiedad y desesperación, hasta temor y sensación de
abandono; pasa por el olvido si es confinado en departamentos, zotehuelas,
azoteas, cornisas, o deambula como perros o gatos callejeros con efectos
perniciosos en la comunidad.
Ello, refirió, deriva en respuestas
agresivas hacia los individuos, y coloca a los animales en riesgo
de salud con epizootias (enfermedad contagiosa que ataca a un número
inusual de animales al mismo tiempo y lugar, que se propaga con rapidez);
además, cuando son abandonados a su suerte son sacrificados
o mueren en accidentes de tránsito.
El vínculo afectivo con mascotas
En tanto, María Montero y López
Lena, también de la FP, expresó que las mascotas constituyen
oportunidades de interacción más o menos positivas,
según la capacidad del sujeto. Ese vínculo afectivo
puede ser tan saludable o no, como uno interpersonal. Si se establece
apego no es sólo por la mascota, sino por las necesidades del
sujeto. No obstante, si se vive en soledad, un animal no necesariamente
sufragará esa carencia.
Además, la soledad no necesariamente
es una experiencia negativa, puede ser la ocasión para evidenciar
un problema psicológico, o una oportunidad para trascender
y lograr un grado de autoconocimiento.
Más perros y gatos que niños
menores de nueve años
En México viven 23 millones de perros
y gatos, población que supera a la de niños menores
de nueve años que, según cifras del Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (INEGI), es de 19.7 millones.
La cifra es similar a la de habitantes en
el Estado de México (14.8 millones) y el Distrito Federal (8.8
millones), las entidades más pobladas del país (INEGI).
Entonces, México ocupa el primer lugar
en tenencia de esas mascotas en comparación con el resto de
América Latina, y es que la cifra de 23 millones haría
suponer que hay un can o felino en cada uno de los 24.4 millones de
hogares que existen en el país.
Lamentablemente, se estima que de los 18
millones de perros, sólo 30 por ciento está en un hogar,
es decir 5.4 millones; el resto, son callejeros.
Guerrero Luna comentó que la egolatría
humana también lleva a buscar satisfacciones personales morbosas
con las capacidades de sus mascotas, que pueden ser usadas como herramientas
para causar daño, como sucede con los perros de pelea, serpientes,
arácnidos o aves de rapiña. Otro inconveniente se presenta
si los pequeños las confunden con juguetes y los padres no
inculcan el respeto.
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