• Se requiere de una seguridad
humana, de género y ambiental, que impulse procesos sustentables
y equitativos, consideró Úrsula Oswald Spring, del
CRIM de la UNAM
En México, urge una política
de seguridad integral grande o HUGE (Human, Gender and Environmental
Security), que impulse el desarrollo sustentable, así como
la paz física y estructural para reducir la vulnerabilidad
ante riesgos y desafíos que enfrenta el país por el
cambio climático, y la crisis socioeconómica y política,
consideró Úrsula Oswald Spring, del Centro Regional
de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.
Para ello, el país necesita ampliar
su visión de seguridad. En primer lugar, superar la visión
de la militar y política, que incrementa el dilema de supervivencia,
al limitar los presupuestos sociales, algo que genera inestabilidad
socio-política y violencia física, estructural y de
género.
“El Ejército no puede resolver
amenazas actuales como el desempleo, la pobreza, la desintegración
familiar, la drogadicción, los accidentes, los riesgos ambientales,
conflictos socio-políticos, la falta de democracia, la débil
participación ciudadana y la corrupción”, dijo.
Oswald aseveró que la alternativa
es una seguridad grande (HUGE), que impulse procesos sustentables
y equitativos, reforzados por la colaboración, la solidaridad
y la resolución pacífica de conflictos, así como
la reducción preventiva de riesgos.
“El futuro es la llamada `seguridad
grande´ que impulse una democratización real, pero necesitamos
un Estado rector fuerte, que implique una integración política,
económica y social, donde el presupuesto se reasigne a favor
de este proyecto alternativo y se aplique con transparencia y eficiencia”,
puntualizó.
En la conferencia magistral Ampliando
la Agenda de Seguridad y seguritizarla. Una propuesta de políticas
públicas, añadió que los obstáculos
para obtener esta certidumbre humana, de género y ambiental,
están cifrados en políticas impuestas y una elite con
intereses egoístas, que han generado desarrollo desigual, destrucción
ambiental, injusticia, concentración de riqueza, pobreza, desempleo,
carencias en salud y educación.
Esta visión del mundo está
arraigada a la cultura patriarcal, que ha derivado en un modo de pensar
caracterizado por la violencia, la exclusión, los intereses
a corto plazo y un deficiente proceso de gobernanza.
Ante este panorama, destacó, es fundamental
impulsar políticas incluyentes, que generen un proceso de paz,
donde el entorno, el desarrollo, la estabilidad y la cultura se interrelacionen
para impulsar un modelo integral alternativo al monopólico
y neoliberal, que es propio del capitalismo excluyente.
“Se requiere una cuarta revolución
verde sustentable, que permita superar los rezagos sociales y proteger
a la biodiversidad”. La primera revolución fue la agrícola,
hace más de siete mil años; la segunda, la industrial,
a partir de 1750, y la tercera, la comunicativa, entre 1950 y 1990,
explicó.
Hoy en día, estamos al borde del quiebre
por los problemas socio-ambientales, pues no se ha impulsado una cultura
de respeto entre el entorno y los seres humanos, prosiguió.
En este sentido, los medios de comunicación,
escuelas, universidades e instituciones deben impulsar la capacidad
de autogestión, porque se precisan procesos alternativos, que
permitan superar los rezagos y dificultades que se presentan en el
mundo; “el problema está en que se adoptan soluciones
violentas”, indicó.
También se necesita invertir en ciencia y tecnología
para generar conocimientos, crecimiento económico, bienestar
y servicios ambientales que contribuyan a mitigar los impactos en
los ecosistemas.
De esta manera, obtendremos una agenda de
desarrollo humano con equidad, sustentabilidad y justicia, que impulse
el capital humano, el ambiental, social, político y cultural,
puntualizó al participar en el seminario ¿Seguridad
amplia o militarización? Rumbo a una Agenda de Seguridad Nacional
para México.
En el auditorio de la Coordinación
de Humanidades, explicó que seguridad es un valor básico
y una meta para cualquier ser humano, familia, comunidad, Estado-nación,
comunidad internacional y organización. Posteriormente, indicó
que el filósofo y sociólogo alemán Jürgen
Habermas, manifestó que se determina por nuestra cultura, experiencias,
percepciones, y lo que los políticos y medios escriben acerca
del concepto es un acto discursivo.
En ese sentido, el cuestionamiento que se
le plantea a los científicos políticos es ¿seguridad
para quién y para qué; cuáles son los valores
en riesgo y cuáles las fuentes de amenaza?
Por ello, concluyó, desde 1990, con
la conclusión de la Guerra Fría, la seguridad humana,
de género y ambiental ha sido reconceptualizada al tomar en
cuenta los peligros, amenazas, vulnerabilidades, riesgos y retos.